Queens of the Stone Age – “Villians”

  • 10/10
    Nota - 7,5/10
7/10

Resumen

Casi 20 años de carrera (quitando la etapa de Kyuss) tiene ya Josh Homme a sus espaldas y el pelirrojo más famoso de la industria hace tiempo que disfruta dando con Queens of the Stone Age ejercicios de rock clásico, alejando sus raíces desérticas e incluso dejando poco a poco la rabia y contundencia a dosis bajas y juguetonas.

Para Queens of the Stone Age, Villians supone la continuación de …Like Clockwork tras la aclamada lista de colaboraciones que disfrutó en su anterior trabajo (Sir Elthon John, Alex Turner, Dave Grohl, Nick Oliveri etc…) en el proceso de seguir siendo una banda relevante. Homme entendía que debía ser un disco producido casi exclusivamente por la propia banda, en vez de una constelación de nombres alrededor del proceso de creación, de ahí que en el séptimo disco de la banda solo encontremos un “fichaje” estratégico que luce tanto como en sus anteriores apariciones: la figura de Mark Ronson en la producción.

En Ronson y su capacidad para trabajar por y para los mejores nadie duda, para ejemplo los hitazos de artistas a los que ha producido algunas de sus obras más destacadas, como Bruno Mars, Lady Gaga o Amy Winehouse así como su disco Uptown Special dando muestras de que se mueve genial entre estilos y su capacidad de aclimatación. Algo que Josh está intentando llevar al sonido de Queens desde Era Vulgaris, alejándose del primigenio sonido Stoner Rock de hace 20 años, buscando en cada disco sonar más a rock clásico y que encuentra en esta ocasión una oportunidad de sonar más bailable dentro de su sonido característico.

Para Villians, QOTSA y Ronson ponen una base en la pesadez y contundencia que sigue manteniendo la banda en las manos de Jon Theodore a la batería durante la gran parte del disco, salvo el single The Way You Used To Do, en donde brilla Homme logrando el single bailable que buscaba quizás desde Make It Wit Chu. De corte bailable pero más apegada al sonido habitual de la banda encontramos el bajo juguetón de Head Like A Haunted House mucho más disfrutable a la primera escucha al oír algo genuino de Homme y compañía.

Quizás estas son las pinceladas más grandes que deja el disco, pues el resto del álbum sucede a velocidad de crucero sobre las líneas maestras que Homme está usando en lo que podemos llamar esta tercera etapa de la banda, más dedicada al sonido blues y glamouroso con el toque punk que le aporta Ronson que a un sonido más crudo y difícil de digerir. Temas como Domesticated Animals, Un-Reborn Again y Hideaway, un tramo del álbum donde el Stoner rock desaparece casi por completo y quizás pueda resultar decepcionante al no encontrar un tema puro de ese sonido en todo el disco, algo como pudo ser My God Is The Sun.

Pero a Homme le quedan varios trucos aún en la cartera cuando estabas a punto de gritar piloto automático y son la apertura del disco con Feet Don’t Fail Me, oscura con gancho in crescendo hasta su arranque mediada su duración de 5 minutos que pinta a inicio de sus conciertos en las próximas giras. Y si el principio del álbum te mantiene alerta, los 12 minutos finales entre The Evil Just Landed y Villians Of Cirscumstance suben la nota del LP. La primera por ser la canción que más recoge el sentido rock del sonido QOTSA genérico con pinceladas punk y la segunda, una balada que se vuelve tormenta en los registros oscuros que la banda también sabe manejar y que pueden recordar vagamente a Rated R y jugando con la comparación con …Like Clockwork al ser dos discos con ciertos aspectos en común: ambos discos terminan en balada tras un tema de intensidad y larga duración.

Por último, la sorpresa y mejor tema del disco es la balada Fortress en medio del disco que queda como una isla en medio de la parte central, cambiando el tercio bailable. Un medio tiempo para conquistar a quien lo escuche, pero que puede atragantar, aunque para mí es la canción fetiche del disco.

En definitiva, Queens of the Stone Age mantienen su estatus de banda norteamérica de culto; no reinventan nada ni es un regreso a su sonido añejo, ni rompe con la sintonía que Homme está construyendo desde Era Vulgaris, aun así, es un disco disfrutable y de nivel alto que con tiempo ganará en popularidad.