Christina Rosenvinge (Sala Joy Eslava, Madrid)
Sábado 3 de marzo, 21:00h | Sala Joy Eslava, Madrid
Pues sí, Christina Rosenvinge ha abarrotado la sala Joy Eslava. Contra frío, lluvia, el concierto de Tricky, el partido del Madrid…No por previsible dejar de sorprender el éxito de convocatoria y el ambiente tan especial que se genera en los conciertos que esta cantautora de largo pedigrí madrileño ofrece en la capital. Y la ocasión lo merecía. Se trataba de la presentación en directo de “Un Hombre Rubio”, nuevo disco en el que se disfraza de crooner bajo su “yo masculino” con el fin de intentar comprender la soledad del hombre y que sigue la estela pop-rock que viene cultivando en sus últimos trabajos discográficos aunque con un mayor componente poético en cuanto a las letras.
Con el inicio explosivo de la recién estrenada “Niña animal” arrancaría un concierto en el que Rosenvinge se volcaría principalmente en su nuevo trabajo. En su setlist disfrutamos en directo de nuevos temas como “Una flor entre la vía”, inspirada parcialmente en su padre, las densas texturas de “El pretendiente”, el tobogán de sentimientos en “Ana y los pájaros”, cuyo estribillo posiblemente sea el más pegadizo de todo el disco, o su nuevo hit “Romance de la Plata”, que han tenido una excelente acogida entre un público mayoritariamente cuarentón, a diferencia de otros cortes del nuevo álbum menos brillantes, como la aburrida “Pesa la palabra” o “Berta multiplicada”, dedicada a la activista hondureña asesinada Berta Cáceres, que cortó por momentos la magia que se había creado en el ambiente durante los primeros minutos del show.
Cuenta Rosenvinge que su fuente principal de inspiración a la hora de componer “Pesa la palabra” surgió de una frase del torero El Cordobés (“yo tuve un padre de humo”), a la salida del juicio donde reclamaba la paternidad, y que le dio la idea para componer el primer tema. “Este hombre lleva toda la vida poniéndose delante del toro para conseguir la atención de su padre, me pareció poético y creo que todos nos podemos identificar con ese sentimiento”, comentó entre risas y aplausos por parte del público.
Pero no sería el único inciso que haría la madrileña a la hora de presentar en sociedad sus nuevas composiciones. Precisamente antes de interpretar “Romance de la Plata” a mitad de concierto, Christina nos explicaría otro curioso trasfondo de su historia. “Estaba buscando entre mis viejos vinilos para componer una canción que me había encargado la cantaora Rocío Márquez para Firmamento y ahí surgió la idea. La canción es una oda a su alma romántica, a aquel hombre que aprendió a hablar español con el Romancero gitano de García Lorca”, confesó.
“Alguien tendrá la culpa”, “La muy puta” o “Jorge y yo”, con dedicatoria especial a su hermano, cumplieron perfectamente su cometido en una noche que ya tenía visos de que íbamos a presenciar un final de concierto muy especial. Con “Afónico”, otro corte de su último álbum, Rosenvinge abandonaba el escenario por primera vez en la noche.
“Ahora que estoy sola, pienso más en ti… tú decías siempre que me gustaba sufrir” Con estos versos tan rosenvingenianos en “La piedra angular” afrontábamos el primer encore de la noche. Y para tal ocasión, un improvisado invitado desde la primera fila haría acto de presencia y tendría el honor de pegarse un baile con Christina.
Ya no estamos en los noventa y Christina ha dejado bastante aparcado su repertorio más tonti-pop de su etapa en Christina y los Subterráneos, no obstante, en cada uno de sus conciertos nos sigue ofreciendo momentos tan especiales con algunos de sus temas más emblemáticos y populares de aquella época. Esta noche sería el turno de “Alguien que cuide de mí”, sin duda alguna el momento más emotivo de todo el concierto, con llorera incluida de muchos de los asistentes allí y con el que afrontábamos el tramo final del concierto.
“Alguien que cuide de mí, que quiera matarme y se mate por mí”. Es bastante triste que antes de dar paso a este clásico romántico imperecedero Christina haya tenido que aclarar que el estribillo era una metáfora y que no se debía interpretar al pie de la letra, por miedo a la reacción de la policía de lo políticamente correcto.
Después de “La absoluta nada”, perteneciente a su disco “Lo Nuestro” (2015), llegaría el turno de cerrar la noche de fiesta por todo lo alto con otro clásico de su repertorio: “Voy en un coche”, que contó con la colaboración de otras dos voces femeninas a los coros. Tema que gira en torno a esa clase de espíritu rebelde tan ingenuo que a todos nos apela de una u otra manera cuando recordamos nuestra adolescencia y los pájaros que rondaban nuestra cabeza. No se me ocurre un mejor ejercicio de nostalgia pop-rock para que cierre sus conciertos que este. “Voy en un coche que robé anoche a un tipo listo que iba a ligar, es un Spider con dos asientos, coge 200 sin apretar”.
En resumen, Christina Rosenvinge nos ha brindado un show muy notable con cierto sabor a nostalgia pero con una trayectoria musical reciente en donde ha logrado reinventarse en cada uno de sus discos, sin caer en el déjà vu enfermizo con el que muchos otros artistas españoles coetáneos consiguen vivir de rentas añejas.
Texto: Brais Iglesias Castro
Fotos: Lucía Moreno
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