Reseña | MINIATURa – “Geometría Prohibida”
Después de siete largos años nos llegan siete canciones nuevas de uno de los proyectos independientes más importantes y con más larga trayectoria de las Islas Canarias, se trata de MINIATURa, trío liderado por el grancanario Eduardo Briganty, autor que en esos siete años de aparente silencio, nos ha regalado dos discos en solitario bajo su faceta orientada a la kosmische musik y al drone ambient de carácter cinematográfico – paisajista de ensoñación visual, y del que en Madafackismo nos haríamos eco del que fue su último disco en solitario “Entelequia” (El Muelle rec. 2021).
“Geometría Prohibida” es un apolíneo mini -l.p. de vinilo, cuarto disco en la historia del grupo, con una excepcional portada que nos puede hacer recordar al legendario “Unknown Pleasures”, unas cumbres borrascosas que diría Emily Brontë o mejor aún, Kate Bush, ya que hablamos de música, se nos presentan en la portada donde podemos ver algo parecido a unos isógramas conectados a unas pequeñas nubes que quedan tras el aura de las níveas y grisáceas montañas bajo un fondo azul marino con unos rayos de violeta eléctrico que intentan conectarse a sus cimas.
Un disco para alpinistas del rock, como alpinista era también Aleister Crowley, para los que no le den miedo las alturas, ya que aunque las bases sonoras de la música de MINIATURa, las podemos encontrar en el noiserock, el shoegaze y el krautrock, no juega con un patrón reconocible en el que cada canción apuesta a una sola carta, y eso se debe a un ejercicio de esencialismo, honestidad, práctica y de madurez musical, que hacen de “Geometría Prohibida” el disco de consagración de la banda. Un disco que desde el primer segundo con su apabullante “Distopía” te deja hechizado por el envolvimiento sonoro con el que se desarrolla, algo que hacían bien los ingleses de Spiritualized en los 90, pero que aquí MINIATURa lo hacen de otra forma, más sobria, más directa, más singular, a mi parecer. Se nos va a hacer difícil encontrar bandas de rock nacional a día de hoy, con un sonido tan sui generis como MINIATURa, en una época en la que parece que una gran parte del rock ha muerto con el post rock de Mogwai o Tortoise, y con sus innumerables imitadores, sin tener que recurrir, para poder explicar su magia, a ciertos padres fundadores del rock de la década de los 80 o 90.
La geometría sagrada que es el rock, pues no olvidemos que la música es perfección matemática acorde a todo el universo, como bien sabía la secta mistérica de los antiguos pitagóricos, hace acto de presencia en “Hipnosis” de forma imparable y adrenalínica, en una de las dos canciones donde podemos oír únicamente la hiriente voz poética de Briganty, ya que el resto del disco, exceptuando dos canciones, es un disco de alta ebullición instrumental, como es la siguiente a “Hipnosis” que lleva el demoledor título de “El Rayo Que No Cesa”, título extraído del segundo libro del poeta encarcelado hasta morir por los fascistas españoles, Miguel Hernández, y es que esa luz es la que nos vamos a encontrar en este tema catártico, la energía libre y eterna de la verdad metafísica que es la música y que es algo inextinguible. Esta canción da pie a “Ojos Como Platos”, otra brillante perla rock que resuena con la voz de Eduardo y que puede llevar reminiscencias recónditas de unos M83 o del rock astronómico de los alemanes Mina.
Ahora damos paso a “Johnny Guitar”, una versión de Peggy Lee, la compositora de la mítica canción de “Fever”, pero que en esta ocasión tiene más que ver con la versión que hicieron en su día la banda de rock instrumental alemán, Die Haut, banda por la que pasarían reyes y reinas del underground, un poco más tarde de los comienzos de la banda, como Anita Lane, Blixa Bargeld, Lydia Lunch o Kid Congo Powers, canción principal de la magnífica película de Nicholas Ray del mismo nombre, película de culto y rara avis, donde podemos ver a una actriz principal, Joan Crawford, haciendo de cowgirl.
Las turbinas del motor de la nave sonora, vuelven a su ignición una vez más, esta vez con la canción que hace referencia al título del disco “Geometría Prohibida”, estado de superfluidez musical de energía eléctrica que se contrae y se expande a su vez, en perfecta simbiosis rítmica. El disco se cierra con “Frágil”, un tema melodramático con caja de ritmos, sintetizador y guitarra que hace que esta geometría encaje perfectamente en el olimpo del rock.
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9.5/10
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