Trajedesaliva – “Ultratumba”
Después de tres lustros, llega al fin, el nuevo disco de la banda de culto vigués, Trajedesaliva, tras llegar al punto álgido de su sinuosa carrera en el 2006 con “Ciertos Animales de Costumbres Discretas”, un disco casi indescriptible, compartido con el grupo músico-poético, Chaos Condensed; Trajedesaliva vuelven con un disco más íntimo, o al menos en apariencia, ya que siguen en su línea de cuento de fantasmas, donde nada es lo que parece ser.
Desde la portada, cedida por la joven pintora francesa Emilie Lagarde, en la que podemos ver una familia con colores verdinegros muy expresionistas, en la que observamos, o se deja ver, que el padre está comiendo la cabeza de su hijo, lo cual hace recordar al concepto saturniano inmortalizado por la pintura de Goya de Saturno devorando a su hijo, que luego desarrollaría la psicología freudiana, y que proviene de oscuros conceptos astrológicos influyentes sobre un tipo de personalidad determinada.
A partir de ahí, podemos interpretar vagamente, uno de los dramas/tramas, que puede esconder el disco, como la herencia de error, pecado y repetición que inconscientemente en muchos casos hacemos que hereden nuestros hijos, algo que por otra parte, tiene connotaciones muy antiguas, hasta bíblicas, cuando en el Éxodo 20:5, se nos amenaza, diciendo Jehová que: “ (…) visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación…”, bajo esta losa, que hasta la propia religión con la que nos hemos criado parece ser que constata, y en la que propios y extraños, parecemos caer, haciendo de nuestros hijos clones, dentro de esa pequeña secta que es la familia, inculcándoles nuestros vicios e intentando vivir a través de nuestros hijos la vida que nos hubiera gustado vivir a nosotros, olvidando que los hijos no son nuestra propiedad, ni el Golem autómata de Meyrink, nos repetimos así con ello, el arquetipo que nos ha tocado o hemos elegido, y compartimos con la descendencia el mismo trauma colectivo en el que nos hemos criado, todo ello para soportar nuestros egos o alimentarlos, y si es preciso recurrimos hasta el insulto, anulando la personalidad propia del infante que cuando crece se encuentra con una realidad prefabricada, y luego nos preguntaremos extrañados sobre la taciturnidad o mediocridad de nuestro propio hijo, en vez de haber intentado descubrir y hacer que autodescubra sus propias aptitudes.
Para liberarnos de esta rueda kármica de error y pecado, una religión tan pacífica y atea como el budismo, nos propone que la única solución es no volver a esta Tierra, en ningún tipo de reencarnación posible y así conseguir la liberación, solución extremadamente drástica, por otra parte, como suelen ser siempre las fanáticas respuestas religiosas. Las respuestas las podemos encontrar más sanamente en las pociones mágicas que nos ofrece la naturaleza, antes que en el anquilosado dogma religioso.
Aprovecho como colofón sobre el tema, el introducir un texto muy iluminador del biólogo evolutivo, etólogo, zoólogo, y divulgador científico británico Richard Dawkins que dice: “Tenemos el poder de desafiar a los genes egoístas de nuestro nacimiento y, si es necesario, a los memes egoístas de nuestro adoctrinamiento. Incluso podemos discurrir medios para cultivar y fomentar deliberadamente un altruismo puro y desinteresado: algo que no tiene lugar en la naturaleza, algo que nunca ha existido en toda la historia del mundo. Somos construidos como máquinas de genes y educados como máquinas de memes, pero tenemos el poder de rebelarnos contra nuestros creadores. Nosotros, sólo nosotros en la Tierra, podemos rebelarnos contra la tiranía de los replicadores egoístas”.
Tras esta digresión, volvamos a la magia artística de Trajedesaliva, una banda en la que uno de sus mayores logros reside en haber encontrado su propia personalidad, y salir así de la imitación simiesca, y es por eso que es una banda que sorprende, asombra o asusta, porque parte del misterio del sí – mismo, único en intransferible, y para llegar a esas profundidades, la banda ha buscado en sus propias raíces y en su propia naturaleza, por eso cuando les escuchamos, es fácil remitirse con la imaginación a una aldea abandonada de pueblo gallego, a conjuro antiguo de la madre naturaleza o ver y escuchar el cimbrear de las mieses por el campo mediante un viento susurrante, y es que su cantante y letrista ‘unavena’ utiliza el susurro como una casa donde asentar su técnica vocal, una poesía que bebe tanto del expresionismo alemán como del surrealismo más primigenio y puro, aquel que tiene solamente al misterio, como única certeza y verdad espiritual.
‘Ultratumba’ es el nombre del nuevo disco de la banda, grabado entre Galicia y Alemania, haciendo uso de electrónica analógica muy modificada, algo que es muy de agradecer en una era en la que toda la música electrónica se hace con sonidos de programas pregrabados, perdiendo así la mágica espontaneidad de la elaboración. Con momentos de tensión elevada, en las que tu cerebro cree tener lo que oyes bajo control, aparece otro sintetizador como un hacha de luz desde las sombras, haciéndote caer casi de la silla. Y es que la banda sabe muy bien cómo manejar la energía del sonido. En el juego de luces y sombras que propone el disco, podemos llegar a la conclusión conceptual de que “Mima” personaje que aparece en dos sus anteriores discos, ha crecido y ha formado una familia, “Familia Ferro” quizás, mediante el uso de la palabra abstracta y hermética, cada escucha del disco es diferente, porque debido a la concentración o apertura mental del momento podemos captar el sol negro de esta proposición poética, de esta magia cotidiana, como la llamaba André Breton.
Cuando dice: “una fachada de ocho cortes”, ¿se referirán a las ocho canciones que componen el disco?, y así, podemos ir descifrando enigmas, hasta llegar a la locura o a terrenos no explorados por el ser humano de a pie que sólo cree en la unidimensionalidad material. La música, como en el caso de “Arenas Calientes” sube in crescendo extático a través de ambientes inquietantes y una capa de ruidos en alta tensión que es capaz de alterar la percepción, el famoso skullfuckrainbow del que hablan los amantes del noise industrial, o en otro ámbito no tan alejado en cuanto a efecto, el rainbow body del budismo tibetano, pero en este caso, sin esa abrasión extrema del wall of noise; con más delicadeza, en la que la voz funciona como un instrumento y un sonido más, apareciendo de la nada y quedándose sola, en la nada, para crear el espíritu de la extrañeza sobre nosotros, que nos quedamos también a solas, a solas con su voz.
Másl allá de los ambientes anómalos y los estratos interminables de sonoridades trémulas, hay otros tipos de sonidos más darkwave que nos retrotraen a la edad de oro del goticismo como fue la década de los ochenta, favorecido también por el uso de sintetizadores analógicos, como en el tema “Mammilaria Sempervivi”, en el que hay una parte que casi incita al baile. En temas como “Queremos Verte”, seguimos en total incertidumbre de referencias de las que asirnos, en los que una llamada es al mismo tiempo una bella despedida en un puerto, y todo esto a través de un continuo poético diálogo entre los muertos.
“Mi madre en el fondo se rompió, una parte subió al Cielo y la otra no”, así termina Ultratumba, la última canción que da título al último y desconcertante disco de los siempre absorbentes y enigmáticos, Trajedesaliva. Una de esas pocas bandas de la ausente escena musical nacional, que nos demuestran, si no otro mundo, que otra realidad es posible, una realidad en la que poesía y magia aún cohabitan.
-
9.5/10
Portada
Debe estar conectado para enviar un comentario.