Lana del Rey | Norman Fucking Rockwell
Hace ya ocho años del lanzamiento del single que permitió a Lizzy Grant obtener un sitio privilegiado en lo más destacado del panorama musical internacional. Video Games es quizá la canción más icónica de toda su discografía y la que mejor representa la esencia artística de la diva neoyorquina bajo el nombre artístico de Lana del Rey.
Cuando se produjo el boom de Born to Die casi nadie podía imaginar que siete años después y tres trabajos más a sus espaldas, Lana del Rey iba a ser capaz de facturar una obra que alcanzase las mismas cotas de excelencia artística. Pero si algo nos ha demostrado durante todos estos años es su enorme talento compositivo, huyendo del falso mito de que el éxito de las divas pop se circunscribe a hits esporádicos dirigidos a radiofórmulas y no a un trabajo completo de larga duración.
En Norman Fucking Rockwell podemos observar como incluso ya desde la sugerente portada Lana nos invita a subirnos a su yate y a transitar por un océano sonoro de catorce canciones con la confianza y el aval de sus trabajos previos. Con Jack Antonoff como productor, el disco se abre con un tema homónimo, donde podemos comprobar como la tradición americana está ya muy presente en sus composiciones. En esta ocasión, Neil Young y su A Man Needs A Maid estamos seguros que ha servido de inspiración en Norman Fucking Rockwell. Y bien que nos alegramos.
Con Mariners Apartament Complex conseguimos cerrar los ojos y despertar en un lujoso apartamento con vistas al mar en California. Su toque personal está bien presente en las letras de todo el álbum, y tanto este tema como Venice Bitch -un corte de casi 10 minutos con un marcado protagonismo instrumental y un estribillo cautivador- son los ejemplos más clarificadores. Sueños salvajes, lujos y excesos, amores no correspondidos y nostalgia por tiempos pasados. Fuck It, I Love You, la misma esencia de siempre.
El eje instrumental de este disco recae en el piano. En Love Song o Cinnamon Girl la emoción envolvente que transmite la voz de Lana nos recuerda a temas clásicos de su discografía como Born to Die u Old Money.
En Doin´Time nos sorprende con un más que interesante tributo en forma de cover a los californianos Sublime, una mítica banda de reggae, ska y rock que alcanzaron cierta notoriedad en la década de los noventa. Espectacular. Imposible elegir mejor banda sonora para el verano californiano.
Otros cortes notables del disco son la desgarradora California y esa escalera de emociones tan recurrente en sus composiciones, que poco a poco va increscendo hasta la explosión definitiva al ritmo que marca la voz de Lana del Rey, la depresiva How To Disappear o la sorprendente The Greatest, éste último probablemente el tema que cuenta con la mejor instrumentación de todo el álbum. Como punto y final de un exquisito trabajo, Hope is a dangerous thing for a woman like me to have – but i have it y ese aire tan retro perfectamente podría haber sido compuesto por Leonard Cohen.
En una época donde la música parece llevar impuesta una etiqueta con fecha de caducidad, se agradece que todavía existan artistas como Lana del Rey que traspasan fronteras y épocas, que nos consiguen convencer con el paso del tiempo sin perder su identidad, que no se esconden bajo el amparo de éxitos pasados y que carecen de fobias o complejos a la hora de tomar como propios estilos o sonidos viejunos o modernos indistintamente, sin atender a tendencias o modas pasajeras.