KnotFest meets HellFest 2019 | Una guerra nunca fue tan divertida
Por primera vez en su historia la “Catedral” abría sus puertas al público para brindarnos un acontecimiento único. Slipknot, creador y promotor del festival, decidió unir fuerzas a HellFest para alegría de los asistentes. Por un precio de risa, 66€, tenías la oportunidad de asistir a la primera incursión del festival americano en Europa. Francia se unía a México, Colombia y Japón como únicos países que disfrutaban del festival. ¿Algo único o una costumbre en adelante? Es algo que el tiempo dirá. Sin hacer sold-out el festival rozó el 85% de asistencia, que es una animalada si nos tomamos el festival como una especie de warm-up para lo que nos esperaba en Clisson a partir del viernes. El funcionamiento era atrevido, simple y efectivo: una guerra entre cinco bandas americanas y cinco bandas europeas. Cada bando con su Main Stage en una vorágine sin igual. Desde el primer concierto al último sin tregua, sin esperar misericordia del bando rival. Horas de diversión y un único ganador, los fans.
Comenzaba atacando el bando americano con arsenal pesado. Desde Nueva York subían los Sick Of It All al Main Stage 1, cuchillo en boca preparados para realizar todas las bajas posibles al continente europeo a modo de ataque preventivo. Sabían los americanos los comandos especiales pertenecientes a su oponente, pero no que armas tenían pensado usar en su show. Había que atacar primero y había que intimidar. Cuarenta minutos de bombardeo continuo con misiles como Clobberin’ Time, Injustice System, Scratch the Surface antes de terminar con su gran bomba Step Down. No se dejaban nada en la recámara, venían preparados para hacer daño. Tocaba responder y el turno era para Amaranthe. El mismo tiempo de ataque pero en el otro campo de batalla, el Main Stage 2. Con su comandante Elize al mando seguida por sus generales Henrik y Nils, los suecos salían preparados para el enfrentamiento. Con la intro de fondo de su disco Helix, tomaban posiciones para descargar himnos de batalla como Hunger, Amaranthine o The Nexus. ¿Cómo era posible que una cara tan angelical intimidara tanto al rival? Tras el ataque final con Drop Dead Cynical podríamos decir que el empate lo decidiría el estilo musical que más te gustara. Hardcore o powerpop.
Comenzaba la segunda batalla con Ministry. ¿Realmente hace falta presentar al bueno de Al Jourgensen y su equipo de operaciones especiales? Metal industrial elevado a su máximo exponente. Pioneros de un estilo nacido hace décadas pero fresco como en su nacimiento. Tener a Ministry en una fiesta de presentación genera un grave problema al resto de bandas. ¿Cómo superar lo que ofrecen? Apenas imposible ganar la batalla a los Chicago si descargan temas como Stigmata, Just One Fix, N.W.O. antes de cerrar con la de siempre, la mejor arma posible en una batalla musical: Thieves. Es una putada para el espectador que el show sea a tan pronta hora. Un espectáculo nocturno dejaría la batalla sentenciada en cuanto el último rayo solar abandonara Clisson.
La respuesta europea no se hacía esperar y Behemoth acudía al rescate del viejo continente. Nergal como héroe. Sabía que al menos iba a igualar sin problema alguno la guerra. Otra vez la batalla la iba a ganar el estilo musical, no el show ofrecido. Cuidan todo; vestimenta, maquillaje, puesta en escena y saben como animar al público. Descargaron su blackened death sin momentos para el respiro. Tocaron todas las que los fans nunca nos cansaremos de escuchar mientras disco tras disco siguen generando auténticos himnos. Desde el inicio con Wolves ov Siberia hasta el final con Chant for Eschaton 2000, tras sendas intros/outros a modo de bienvenida/despedida con el público asistente. Por encima de ellas la de siempre: Blow Your Trumpets Gabriel.
El tercer round correspondía a Papa Roach V.S. Powerwolf. Nu Metal V.S. Power Metal. California V.S. Saarland. La batalla entre la nostalgia y el presente. Todo el público expectante para ver si Jacoby Shaddix mantenía esa voz, esa energía que lo erigió como uno de los mejores y más famosos exponentes musicales de un estilo que marcó a toda una generación. Desde el primer minuto lo dejó claro al comenzar con su tema mas conocido, Last Resort. ¿Por qué dejar para el final tu mayor éxito? Enganchas a los asistentes a tu salida al escenario y hasta que lo abandonas los tienes “comiendo de tu mano”. Si el feeling con el público baja un escalón se tocan Between Angels and Insects y vuelven a tenernos al 100% con ellos.
Intercalaban temas menos conocidos, pero no por ello peores, con éxitos y hasta una cover del tema Firestarter de los británicos The Prodigy. Antes de despedirse otro de sus pilares, Getting Away With Murder. Se despedían del KnotFest con …To Be Loved para alegría del respetable.
Tras regresar a los 16 años, Powerwolf nos devolvía al presente al desplegar el que, posiblemente, sea el mejor diseño para pantallas que he visto hasta la fecha. Su hombre lobo gigante, hilos en sus garras, manejando a teclista y batería como si de marionetas se tratara. Una gozada lo bien que quedaba de cara al público el cuidado con el que, tema tras tema, usaban esas increíbles obras de arte para enganchar. Por si acaso se quedaban cortos; fuego, humo y y los primeros efectos de luces que se apreciaban con las últimas horas de luz natural. Maquillados como si de una banda noruega de trve black metal se tratara sorprendieron a propios y extraños. Si los conocías cantabas sus canciones. En caso contrario al sonar por primera vez el estribillo se te metía en el cerebro y te encontrabas cantando a pleno pulmón un tema hasta hace segundos desconocido. Todo Clisson saltó y cantó al ritmo de Amen & Attacko Armata Strigoi, antes de la locura máxima producida al terminar con We Drink Your Blood. Ellos se bebieron la sangre de los asistentes y nosotros nos bebimos todo el bar de los Main Stage. Ya no era una guerra, era una fiesta.
La camaradería se apoderaba del campo de batalla. El KnotFest iba a ser el vencedor; americanos y europeos luchaban codo con codo por brindarnos un espectáculo pocas veces visto. Nos habían engañado, no eran rivales, eran amigos de toda la vida. Heraldos del rock y el metal que compartían escenarios, kilómetros, cervezas, los malos y buenos momentos que la carretera o los vuelos ofrecían.
El turno para seguir con la locura era Rob Zombie acompañado del amo de la guitarra John 5, el cual con cada tema sacaba una guitarra distinta para tocarlo. A destacar una guitarra rellena de líquido verde que al ser de noche brillaba y dejó atónitos a todos. El que presenciamos fue uno de los mejores conciertos que se recuerdan en un escenario principal en años. Una hora en la que seleccionaron todos los clásicos de la banda y tocaron clásicos de otras como Helter Skelter de los Beatles o Blitzkrieg Bop de los Ramones. Nos ofreció spam del bueno con un trailer de su próxima película “3 From Hell” antes de cerrar con Dragula. Como cité anteriormente la selección fue exquisita: Thunder Kiss ’65 o More Human Than Human pertenecientes a su otra banda White Zombie. Living Dead Girl, Superbeast o House of 1000 Corpses como temas propios.
Una maravilla para resarcirse del daño causado en HellFest 2017, donde todo les salió mal y sonó peor. Europa como continente y Suecia como estandarte de batalla. Tres de las cinco bandas pertenecían a este bello país del norte, Amon Amarth entre ellos. Viking metal o death metal melódico con letras sobre el paganismo; el nombre que se le ponga es indiferente. Escudos y lanzas, un drakkar, el martillo de Thor resonando sobre el valle francés, un combate en pleno concierto. Un espectáculo visual que llevan mas de 25 años ofreciendo sobre los escenarios. Ya son una banda mítica y se han ganado su lugar en el Valhalla. Su líder Johan es un einherjer del siglo XXI. Son vikingos que hacen música vikinga para que nos sintamos vikingos y funciona a las mil maravillas.
Venían presentando su último disco Berserker, editado hace escasas semanas. Tocaron los singles que todos conocíamos como era de esperar, los presentados antes de editar el disco: Crack the Sky, Shield Wall y Raven’s Flight, temas que funcionan en directo y estoy seguro formarán parte de su setlist durante la gira veraniega. Si el concierto lo comienzas con The Pursuit of Vikings y lo cierras con Twilight of the Thunder God, lo que sucede entre medias tiene asegurado el éxito y los cuernos al aire de los cerca de 50.000 asistentes al festival. La mas aplaudida, como siempre, Guardians of Asgaard.
El festival, como dije, les pertenece. El mejor horario es para ellos. El mejor despliegue sobre el escenario ese día era para los de Iowa. Tocaban mas tiempo que cualquiera de las otras nueve bandas. Tenían que ser los vencedores y fueron la mayor decepción de los cuatro días de fiesta vividos en tierras francesas. Los fans abandonaban el recinto en busca de cerveza o directamente a la acampada a descansar. Como resumen del concierto algo jamás visto por mis ojos; con el último tema apenas NADIE levantó un solo cuerno al aire. No se escuchaban aplausos. Casi nadie les felicitó y los pocos que quedaron a ver el final o, como servidor y sus camaradas, asistió al principio y llegó para ver si seguía siendo un show patético; lo que hicimos fue darles la espalda o girarse y caminar al otro Main Stage para ver si los suecos Sabaton levantaban el ánimo y las ganas de música en directo. ¿Cómo es posible que algo que mucha gente lleva años esperando salga tan mal? Nada de cercanía con el público, la voz de Corey Taylor pertenece a Stone Sour, con Slikpnot no se lo curra para nada. Ni la fuerza, ni grita con esa rabia que enganchó a toda una generación e hizo de su disco Iowa una obra maestra del panorama musical. Destrozaron temas como Surfacing, con el que cerraron, o joyas como (sic), Spit It Out, Duality o Before I Forget. Temas que siempre recordaremos por los discos, nunca por el directo. La verdad es que quizás sean palabras duras pero se las merecen. Menos mal que Manowar quieren ser “lo más” en todo y al final el premio a lo peor de la experiencia Knotfest/HellFest se lo llevaron ellos de calle, como sabréis por la crónica realizada. Menos mal que estaba Sabaton para sacarles las castañas del fuego a las dos bandas. A los primeros por destrozar el cerebro y los oídos de la gente, a los segundos por desaparecer del mapa. Se ganaron el corazón del público dos veces. No hacen nada especial en directo. Son unos muchachos que se visten de militares, se curran una especie de tanque que sirve como plataforma para la batería y que en las pantallas ponen las letras de las canciones a modo de karaoke para que las cantemos sin conocerlas. Parece una estupidez sobre el papel pero creerme cuando os digo que es algo muy efectivo si lo acompañas de un coro de veinte personas, a los cuales te sientes unido al saber lo que tienes que cantar. En cierto modo te hacen sentir como si fueras un miembro en activo del grupo. Cuando sonaba la intro de Ghost Division y salian al escenario sabías que algo precioso estaba a punto de ocurrir y no pararon hasta cerrar con The Last Stand. Al pasar el concierto de la hora parecía que todo terminaba pero regresaron para descargar sus tres últimos temas: Primo Victoria, su mayor éxito hasta la fecha; Swedish Pagans y To Hell and Back.
Esperemos que en un futuro el festival vuelva a pisar territorio europeo porque la experiencia hay que vivirla. Si de diez bandas triunfan nueve quiere decir que las cosas se han hecho bien, con cabeza y a sabiendas de que iba a triunfar, como demostró. Esperemos que nuestros caminos vuelvan a encontrarse porque Madafackismo Underground acudirá a su encuentro a darlo todo.
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