Descubriendo a Maggie Rogers

Se acerca el frío invernal, y con él llega ese momento del año en el que necesitamos alimentarnos de música que vaya a conjunto con las mantas, las bebidas calientes y los bosques nevados. La artista que os presentamos esta semana es eso, y mucho más. Aunque su single, Alaska, recibe el nombre de una de las regiones más invernales del planeta y su voz nos teletransporta a las frías estepas de Maryland, Maggie Rogers va mucho más allá. Su eclecticismo y la frescura de sus melodías la han convertido en una de las artistas revelación del año. Con sólo veintitrés años, su carrera está en pleno apogeo y 2017 está siendo, sin duda, su momento.

Rogers se catapultó a nivel internacional a principios de año, cuando Alaska consiguió conquistar a radios, programas televisivos y festivales como Lollapalooza o Glastonbury. Junto a Alaska, sus otros dos singles On + Off y Dog Years también forman parte de su primer y sobresaliente EP, Now That The Light Is Fading (2017) que publicó el 17 de febrero.

Pero este EP no es la primera publicación de Maggie Rogers. Ella lleva ya cinco años de carrera a través de plataformas independientes como SoundCloud o BandCamp. De hecho, ya tiene dos álbumes publicados: Blood Ballet (2014) y The Echo (2012); y efectivamente, publicó su primer álbum con sólo dieciocho años.

Mientras que The Echo y Blood Ballet proponen un sonido mucho más acústico y folk (la propia Rogers declaró que solía dedicarse a tocar el banjo), sus temas nuevos como Dog Years, Color Song o el más reciente, Split Stones, son más etéreos, creativos y, sin duda alguna, brillantes.

Su velocidad de inspiración consigue componer canciones en un límite escalofriante de tiempo. Alaska, por ejemplo, la escribió en sólo 15 minutos y con la intención de sorprender a nada más y nada menos que Pharrell Williams durante una masterclass. El objetivo lo cumplió, ya que Williams quedó tan atrapado por el talento de la joven que confesó estar a punto de llorar mientras escuchaba Alaska, que él definió como “algo único” y “una verdadera droga”.

Lo cierto es que Maggie Rogers ha estado delante de nuestras narices mucho más tiempo del que pensábamos, pero como suele pasar quizá con demasiada frecuencia, las jóvenes promesas tardan años en darse a conocer, ocultas tras maquetas autoproducidas disponibles en algún rincón de internet. En el caso de Maggie Rogers, ella ya está preparada para expandir su onda y ya ha empezado a grabar su tercer LP, que saldrá a lo largo del año que viene.

Ecléctica y magnética, Rogers tiene ciertos elementos que nos recuerdan a grandes artistas como Björk, Feist, Sylvan Esso o Patti Smith. Su música retoma raíces folk y las baña en un halo de sintetizadores, cosa que le permite explorar diversos estilos y establecerse en un estilo propio que no falla en atraparnos. Su voz fluye como agua y hay cierta dosis de luz y magia invernal en sus letras y ritmos.

“I’m coming out slowly”, dice el primer verso de On + Off, y no cabe duda que a un paso lento (pero firme) Maggie Rogers está cosechando el éxito que le pertenece. Nosotros seguiremos sus pasos atentos, y a poder ser con alguna manta y/o bosque nevado cerca, que no falte ningún detalle.