Le Volume Courbe vs Grimm Grimm + Stephen Lawrie (Sala Maravillas, Madrid)
Le Volume Courbe vs. Grimm Grimm
& Stephen Lawrie ‘acoustic set’ from The Telescopes
Sala Maravillas, Madrid
Sábado 22 de Abril – 22 horas
Organiza: Indypendientes
El concierto fue en la antigua Sala Nasti, de Malasaña, que abriera uno de los fundadores del Primavera Sound, y que terminó cerrando después de 13 años, y a su vez fue reabierta como Sala Maravillas por los fundadores del Festival de Benicàssim. Pues en tan señalada sala actuó Stephen Lawrie el pasado sábado, vocalista de The Telescopes, banda de 1987 de Inglaterra de shoegaze ácido, ruidoso y dreampop, por excelencia y por la que han llegado a pasar en todos estos años, 31 personas diferentes. El que sí que no se ha movido de su puesto en el grupo ha sido Lawrie, que con sus 47 años ya, y con The Telescopes grabando aún hasta hace dos años, nos ofreció un concierto sobrio, contemplativo, hermoso y desértico. Este ha sido el fin de semana más importante en Madrid con músicos de space triprock ochentero, ya que al día siguiente tocaban Sonic Boom con miembros de Spacemen 3.
Vestido de negro hasta los tobillos, como un profeta del bien, Lawrie, fue ofreciendo con parsimonia sus canciones, de fondo había una especie de zumbido inquietante para crear atmósfera. Sonaron canciones del primer lp de Telescopes del 89 como ‘And Let Me Drift Away’: It’s raining down and down / Just let it rain away / Don’t bother me with rain /And other miserys.
Mr Lawrie se ponía y se quitaba las gafas para ver en su gadget qué tema correspondía, en esta canción subió más la intensidad, una canción que no sé si iba de heroína, de vudú o de amor o de las tres cosas ‘The Perfect Needle’ : Hurts too much to be where you are / I’ve got the perfect needle /I’ve got the perfect needle / For you.
Lawrie con su pelo largo y negro se asemajaba a un zahorí del desierto de Arizona buscando agua en la canción ‘Silent Water’:I’m like a stone in water. Como un David Sylvian convertido en hombre medicina, Lawrie sonó como un Jimbo indie. Profundo, grave y dulce, pasaba del trance místico a sonidos que cantaban la belleza de la vida. Llevaba una hermosa guitarra color añil y negro, con los botones del potenciómetro también de color añil gastado. Durante la canción ‘Cold’ de su single “7th# Disaster” , los sonidos se volvieron más extraños y los rasgueos eran como platillos chinos (diummmmm – diummmmmm). El concierto era como encontrarse ante el fuego de un campamento de los años 60 con gente en el suelo de la sala y por los alrededores.
En los últimos temas le pusieron unos colores espectrales a Lawrie, negros, azules y violetas, mientras afinaba, y con el zumbido misterioso como fondo permanente, las visuales eran cuadros de colorines que se iban desplazando y separando, cambiando de color cuando se movían. Seguimos con canciones de la primera época de The Telescopes con ‘The Living Things’: A shadow forming from inside/The ghost that dances, dances joy/Where the beings are buried/Buried in the sky/Buried in the sky. La aparición de Patti Smith con el rock indio y no con el indie rock extendía su manto de mujer en esta canción. La fuerza iba subiendo mientras repetía Buried in the sky….I remember everything, y los cuadros se movían más rápidamente, tremendo.
La inusual velada organizada por Indypendientes continuó con otros curiosos compañeros, de escenario, en este caso, Le Volume Courbe, que es el proyecto de la vocalista francesa Charlotte Marionneau, protegida de Kevin Shields de My Bloody Valentine, y Grimm Grimm, proyecto este, de Koichi Yamanoha, que ha tocado nada menos que con el vocalista de Can en la orquesta de improvisación “God Don’t Like It Ensemble”, entre otros proyectos, como los extintos Screaming Tea Party o Bo Ningen. Ambos mezclaron composiciones e instrumentos, en un concierto de lo más delicado, en el que el Korg de Charlotte sonaba como procedente de una iglesia marciana. Chanson française compuesta por una hada tímida que parecía de cristal, gemitas algunas de corta duración.
Yamanoha se quitó los zapatos para estar más cómodo, y ambos se iba intercambiando la dulzura de los coros. Le Mans o Syd Barrett, eran algunos de los fantasmas dulces que evocaban ambos con su música, sonó la canción que daba nombre al último disco de Le Volume Courbe “I Wish Dee Dee Ramone Was Here With Me”, una canción de amor de menos de un minuto y medio dedicada al bajista de los Ramones que murió hace 15 años ya. Uno de los momentos tiernos del concierto fue en el que Yamanoha cantaba y Charlotte ponía coletillas final a sus frases, a lo Gainsbourg y B.B.
Yamanoha le daba un toque inglés a la música, mientras que Charlotte le daba un toque soviético, pues con su palidez parecía la thereminista rusa Lydia Kavina, y el Korg sonaba como tal. Viaje en el tiempo a la nouvelle vague y al cine de Godard, amor, poemas, música y revolución. En la canción ‘Hazy Eyes Maybe’, dijo que era la primera vez que tocaba en España y aprovechó para tocar unas tijeras del mismo color azul cyan que sus uñas, esta canción pertenecía a Grimm Grimm.
En ‘Tiny Shoes’ una canción con unos samplers algo tétricos, alguna distorsión y programaciones pesadillescas, dijo graciosamente Charlotte, is a strange song… La inocencia preciosista prosiguió con canciones cantadas en francés como ‘Rusty’, sonidos sixties y shoegazers, en la que utilizó una arreglada clave de música hecha de madera, en la que uno de los palos tenía unas arandelas de madera y la otra un palo atravesado por dos canicas de madera. Música emocional para tumbarse junto al ser amado, pero con ritmos insistentes también, de guitarra y adornada de efectos.
Una de las canciones que dejaron desvaneciéndose la empataron con ‘Kazega Fuitara Sayonara’, una extraña canción con reminiscencias de folklore japonés donde se oían como unas chácaras guanches y una kora… y en la que utilizó un triángulo también de color azul cyan con las tijeras de antes. Los franceses, por alguna razón que desconozco son buenos demiurgos en utilizar la música como un juguete. Klimperei o Pascal Comelade dan buena cuenta de ello. El concierto fue terminando con ‘I Love The Living You’, una devocional canción de amor que dice cosas como: God bless everything you do/I love everything that you do/Thank you for living you.
Con una canción más llamada ‘Shayou’ se despidieron, una canción donde cambiaron roles instrumentales, y Charlotte se puso a declamar en vez de cantar como tan bien hace Dominic Chennell de Piano Magic y él se puso esta vez al Korg. Canción que hablaba de colores y que venía al pelo con los recuadros movientes de colores de la pantalla, e incluso con la tenue alegría pop con que nos arroparon esa noche, junto a la profundidad de Stephen Lawrie, que tocó un repertorio exclusivo para ese concierto.
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