Crónica: Triángulo de Amor Bizarro en La Lata de Zinc (Oviedo)
Viernes 29 Abril 2016, Oviedo
Con la planta sótano de La Lata de Zinc totalmente a oscuras y casi a reventar, como si del inicio del videojuego de El Conde Lucanor (The Count Lucanor) se tratase, videojuego en el que se basa el recién estrenado videoclip del corte Nuestro Siglo Fnord. Con el pretexto del décimo aniversario de Discos Alta Fidelidad, comercio coetáneo a la banda gallega, en esa catacumba bautismal nos había emplazado hace meses el último Dadá del underground ovetense, Pablo Fernández un tipo que hace las cosas por el placer de hacerlas si algo merece la pena. Allí nos encontrábamos dispuestos a vivir un nuevo directo de TAB, emulando otra nueva aventura en un castillo, terror y humor a partes iguales.
Los de Barbanza venían avisando desde la publicación de su nuevo álbum Salve Discorida (2016). El extraño encanto setentero y tendente a la herejía del que han impregnado su quinto disco, para nada casualidad, echando mano esta vez de recursos utilizados para su grabación como El Hombre de Mimbre (The Wicker Man, 1973), película de culto rodada en Escocia entre excitantes paisajes y música folklórica de Paul Giovanni, nos hace recordar que ya desde su homónimo debut allá por 2007 vienen haciéndose a sí mismos y al oyente las mismas preguntas de múltiple interpretación en forma de canción como “qué es lo que está bien y lo que está mal y qué es lo que te proporciona la felicidad“.
Partiendo de uno de los palmarios nexos de unión entre los inicios de la banda y Salve Discordia, después de más de diez años los gallegos dieron muestra de un directo tan fresco como la primera vez, una experiencia sensorial de hora y veinticinco minutos de duración, en esta ocasión hurgando en sonidos más globales y reconocibles pero sin perder el inconfundible ritual de comunicación pagano que ofrecían sus anteriores directos, nunca mejor expresado a tenor de lo que escupe Salve Discordia, y atronando.
Desmadre Estigio daba inicio a un recital que comenzó alto y con cierto acople de sonido, a partir de aquí todo fue subiendo aún más. El rock de Gallo Negro Se Levanta, Un Rayo de Sol, Robo Tu Tiempo, dos temas estos últimos en los que Zippo se metía al público en el bolsillo distorsión tras distorsión. Qué Hizo Ella Cuando La Encontró, O Salve Eris en la que Rodrigo escenificaba la letra (“en línea recta con la espalda cargada de recursos de cosas que se aprenden a golpes de las que es mejor separarse”), Nuestro Siglo Fnord, la directa Euromaquia o en lo que se ha convertido Europa, y entonces llegaba la melodía más dulce nunca jamás imaginada de Seguidores con la que piensas que has vuelto al instituto y te has vuelto a enamorar por primera vez, al más puro estilo 70s, para soñar con Isa y esa voz que de un tiempo para acá se ha convertido en guía de la banda, finalizando con dosis de C86 como pocas bandas hoy en día consiguen alcanzar “…si yo estoy sola, y tu estás solo…”, en definitiva pop.
Con Carlos Hernández como técnico de directo en esta gira, cuesta reconocer quién tiene más parte de culpa del sonido TAB, si este último, Roberto Mallo el anterior técnico de directo, o la banda al completo en pleno éxtasis. Continuaba el recital de Isa con la maravillosa Barca Quemada, Cómo Encontró A La diosa, la inconsciente Ellas Se Burlaron de Mi Magia, hasta terminar con El Crimen: Como Ocurre y Como Remediarlo por aquello de “llevar navaja siempre es conveniente”. Hubiera sido suficiente hasta aquí, pero tras el apretón de Zippo y su vuelta al escenario comenzaban unos bises con Baila Sumeria la oda al mar y a Joy Division (otra vez 70s), con una letra igual de sencilla e hipnótica que las creaciones de Bill Drummond en los 90s, cuestionando satíricamente esta vez, como no, a la ciencia y a todo lo que se les ponga por delante. Estrellas Místicas, para terminar con dos canciones del álbum Año Santo (2010): Amigos del Género Humano y De La Monarquía a La Criptocracia que convertía el sótano de La Lata de Zinc en un pogo festivo y desmedido.
Por todo esto, no me cansaré de repetir una vez tras otra, mientras podamos seguir disfrutando de directos como el que vivimos el pasado viernes en La Lata de Zinc, aún podremos asegurar que nuestra libertad de elección, en cuanto a lo musical, sigue siendo plena.
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