La reafirmación de León Benavente

  • 9/10
    Nota - 9/10
9/10

El gran grupo del momento en el indie nacional se llama León Benavente, y si irrumpieron en la escena con un brillante disco homónimo que tenía auténticos hits como “Ser Brigada” o “El Rey Ricardo”, este nuevo disco, de título “2”, no es para menos. Un disco fresco y entero. Sin fisuras. Un sonido valiente y unas letras que no huyen y se evaden, sino que tratan la realidad española desde un punto de vista casi lírico. Vamos a darle al Play.

El primer tema del disco es “California”, y lo primero que entra en nuestros oídos es un enérgico  “¡Venga!”. Es un anticipo de lo que viene: un disco con melodías para bailar, moverte y salir a correr. Nos dan la bienvenida con un perfil guitarrero que empuja toda la canción hacia el estribillo, donde todo se acelera y acentúa. Antes de que nos demos cuenta, ya estamos enganchados a este primer tema. Y por si nos viene a la cabeza el sonido de Triángulo de Amor Bizarro, ellos se encargan de aclararnos que sí están presentes: “… bailaremos como locos El Fantasma de la Transición…”

Si veníamos de un tema con reminiscencias triangulares, entramos en uno en el que es imposible no acordarse de El Columpio Asesino y “Toro”. Quieren convencernos de que este tema es un hit, y personalmente, me lo creo de sobra. Es una letra sin un sentido global pero con la suficiente fuerza como para hacerte levantar el puño. Una instrumentación quizás más sencilla que en otros temas del nuevo disco pero con la potencia adecuada para abrirse paso. Es una canción sencilla y directa:  un hit. “Tipo D” es un puñetazo en la cara, primitivo y animal.

 

 

En el segundo adelanto, “La Ribera”, nos encontramos con uno de los temas más flojos del disco – pero eso no quiere decir para nada que sea malo, imaginaos el nivel del disco – pero también con una de las letras más ácidas. El tema da la sensación de no funcionar en las primeras escuchas, porque la canción parece avanzar ansiosa hasta el estribillo, donde habría de culminarse, pero no lo consigue. Mejora con las escuchas, y se acaba sintiendo toda la fuerza de “Esto y esto se vende, esto y esto se vende…”. El tema más clásico del disco. La letra suena a política y a crítica, a una profunda queja, ¿de quién hablan León Benavente en “La Ribera”?

Con “Gloria” nos metemos de lleno en uno de los temas más brillantes del nuevo disco. Una historia violenta, sórdida, pero tan real que asusta.  Real y sobretodo atrayente. Esta canción es una espiral que te atrapa y te obliga a darle a Replay cada vez que termina. Una melodía hiperactiva que contrasta con la calma de la voz de Abraham hasta que llega a ese magnífico estribillo: “Ahora soy feliz, siento una extraña euforia. Ahora soy feliz, esto sí es la gloria”. Abandonar los valores correctos y clásicos y hacer lo que se quiera cuando se quiera. Entregarse al placer más hedonista. El arte por el arte. Suena a parnasianismo y a poetas malditos. Y sin embargo, también tienen espacio para azotar a España, al fútbol, la siesta y recordarnos a todos que tenemos exactamente el país que nos merecemos, por muchas veces que nos quejemos. Aquí nadie hace nada, somos todos unos sinvergüenzas. Un tema redondo, perfecto. Quizás uno de los temas más completos y sublimes de León Benavente en toda su discografía. Y quizás también uno de los mejores temas nacionales que se recuerdan en mucho tiempo.

 

https://www.youtube.com/watch?v=-j-qV2tyPkM

 

La extraña euforia de Gloria viene a morir en los teclados y sintetizadores de “Nuevas tierras”. Es un tema para calmarnos, descansar. Es el ecuador del disco y tenemos que reponer fuerzas, porque nos espera una segunda parte donde vamos a agotarnos. Una letra que habla de huir, buscar nuevos lugares, y de fondo planos electrónicos y sintetizadores que hacen la travesía agradable.

“Aún no ha salido el sol” es otra de esas piezas magistrales que esconde este disco. Tiene guitarras, percusiones, ecos electrónicos y una letra de esas que te ponen los pelos de punta. El tema funciona de principio a fin. Este tema empuja a aguantar, a tirar hacia adelante y no mirar atrás. Siempre queda algo que hacer. Siempre queda algo que sentir. El tema se eleva poco a poco y de manera automáticamente, y lo hace tan bien y con tanta pasión y fuerza que ni siquiera el riff de fondo durante toda la canción capta toda la atención, como podría hacerlo en otros temas. Percusión analógica y electrónica. Una voz que se eleva por encima de todo y te grita, te atrapa. “¿Recuerdas cuándo fue la última vez que escuchaste a los Smiths, a la Velvet o a los Can? ¿Sigues sintiendo algo grande? ¿sientes algo de verdad?”. Este tema es muy grande, León Benavente, lo siento de verdad.

“La vida errando” es un lugar donde descansar después de venirnos arriba con el anterior. Es más tranquilo y suave. No es un tema que pasa por alto, pero es de los que más desentona con la temática general del disco. No tiene golpes fuertes que eleven la tensión ni riffs guitarreros duros que te agiten el cuerpo. Es una continua melodía pop que nos centra de nuevo, sin percusiones inesperadas que aporten un timbre nuevo. Es una planicie de principio a fin, pero una planicie muy bien llevada y nada despreciable.

“Celebración – Siempre hacia adelante” es otro de esos temas que crece con las posteriores escuchas. Las primeras veces no entra con facilidad porque no parece que tenga una conclusión o cima clara. Pero una vez se siente el  tema como una estructura horizontal que corre hacia adelante, como reza el título y la letra de la canción, y no como algo vertical que tenga que estallar en algún momento, se disfruta más y mejor.

Si antes decíamos que “Gloria” podía ser uno de los mejores temas de la discografía de León Benavente, “Habitación 615” merece como mínimo el mismo reconocimiento. Es un corte de 7 minutos que habla de uno de sus viajes de promoción a México D.F. En seguida te mete en la historia y la letra avanza tan rápido que ni siquiera tienes tiempo de pensar y antes de que quieras darte cuenta estás ya con ellos en los taxis, en los bares y calles que recorren, de la mano de la voz de Abraham y del bajo de Eduardo. Es un tema de altibajos, como una montaña rusa, donde la música y la voz se tensan y destensan progresivamente. Te relaja y te excita. Te muerde y acaricia. Es una pieza casi perfecta, que se mete en tu cabeza y te controla completamente. Y un grito para el recuerdo: “¿Qué queréis saber sobre las canciones? Si están bien hechas no hacen falta explicaciones

 

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León Benavente han demostrado en “2” que no fueron un fenómeno pasajero, que son el gran grupo del indie español del momento. Han llevado la calidad a otro nivel, a otra liga donde va a ser muy difícil que el resto les sigan. Y lo mejor es que da la sensación de que suenan exactamente a lo que quieren. No es un grupo joven que quiere colarse en la lista de éxitos y subir como la espuma. Abraham, Eduardo, Luis y César son cuatro músicos veteranos y curtidos que se juntaron para hacer la música que ellos querían, su propia música. Y son un soplo de aire fresco en una industria en la que los sonidos de muchos grupos se confunden entre sí. Su sonido suena entero, a ellos, es imposible confundirles. “2” no es más que la confirmación de lo que muchos sospechamos en 2013, cuando sacaron su primer disco: son el nuevo buque insignia de la música en español. Escucha obligatoria.

Este año, León Benavente participarán en festivales como el Sonorama, el Low, el Portamérica, el SOS 4.8 o el Bilbao BBK Live entre otros presentando “2”, su último disco, que salió a la venta el viernes 8 de abril.