Queens Of The Stone Age (Sala Razzmatazz, Barcelona)

APISONADORA ROCK

Teníamos puesto el reloj de la cuenta atrás desde que hace dos meses, y por sorpresa, los Queens of the Stone Age anunciaron su paso por Barcelona. Y es que había ganas.

Aprovechando que son cabeza de cartel en el Mad Cool, nos regalaron una fecha en sala para 2.000 afortunados en la ciudad condal.

Para los que les seguís, sabréis que la banda es cara de ver en la península fuera de festivales. Verles tan de cerca y con la calidad de sonido de la sala, era una oportunidad única.

Por contra, mucha, muchísima gente se quedó sin entrada, claro (se agotaron en 24h). Tal vez para la próxima, la elección de una sala más grande sería un acierto. Estoy pensando, por ejemplo, en unos Pearl Jam llenando un Sant Jordi la noche anterior… Ahí lo dejo.

La noche del miércoles los californianos, que presentaban su octavo disco “Villains”, literalmente reventaron la Razzmatazz y el público se entregó desde el minuto 1 hasta el final apoteósico.

Pudimos comprobar cómo el disco gana contundencia en directo. Temas que pasan más desapercibidos, la banda los convierte en apisonadoras en vivo.

Además, sonaron temas del aclamado “Songs for the Deaf”, como la vitoreada “No one knows” o “You think I ain’t worth a dollar but I feel like a millionaire“, del anterior “Like Clockwork” como la contundente “My God is the Sun” o la “funky“Smooth Sailing”

Incluso fueron un poco más lejos en el tiempo con ese pelotazo que es “Little Sister” o rescatando del “Rated R” la lisérgica “In the Fade”.

Vimos a un Josh Homme disfrutando de lo lindo, compartiendo su cubata con la primera fila, bromeando mientras presentaba a la banda y asegurándose de que estábamos pasando un “fucking good time”. 

Llegado el fin, todavía se habían guardado tres cartuchos para los bises. Una participativa “Make it with Chu” con el público coreando a todo pulmón, a la que siguió “Go with the flow” para acabar con una “A Song fo the Dead” que desató la locura de los presentes, con pogo (sálvese quien pueda) incluído y el Sr. Homme subido a la batería! No me preguntéis cómo lo hizo…

Fueron dos horas de ROCK mayúsculo que pasaron volando, y que no hacen más que confirmar que la banda, después de 20 años de historia, es una de aquellas que hay que ver antes de morir. ¡Que disfrute oiga!

Y si, de verdad, pasamos un “real fucking good time“.