Marlon Williams (Sala El Sol, Madrid)
Domingo 18 de noviembre, 20:30h
Organizado por Cervezas Alhambra
El pasado domingo volvimos a visitar la mítica Sala El Sol del centro madrileño, una sala que, premeditadamente o no, siempre cuenta con una de las programaciones musicales más interesantes de la ciudad. En esta ocasión, era Marlon Williams el protagonista principal de un evento organizado por la marca Cervezas Alhambra y que contó con un speaker de lujo para introducir el show.
El concierto dio comienzo con el propio Williams al piano, en solitario y con un silencio sepulcral en toda la sala mientras sonaba “Modern Love”. Pero el principal motivo por el que todos estábamos allí era su reciente trabajo discográfico, titulado “Make Way For Love”, publicado el pasado mes de febrero y con el que se ha ganado de nuevo el respeto de la crítica y del público. En “Beautiful Dress” comprobamos como el músico neozelandés bebe claramente de la tradición norteamericana de crooners: con este tema es imposible no retrotraerse a alguna de las actuaciones más míticas de Roy Orbison. Lástima que este bonito momento fuese parcialmente estropeado por un grupo de fans que rozaban o superaban ya la cuarentena pero que se parecían comportar peor que unos adolescentes con las hormonas revueltas. Selfies, grabaciones en vídeo infinitas, cánticos descompasados y molestos, empujones involuntarios fruto del putifanismo, etc. Una pena.
Acto seguido llegaría el turno de otros dos cortes de su último disco, “I Didn´t Make A Plan” y “I Know a Jeweller”, mucho más densos y menos digeribles en el directo, una dinámica que no parecía cambiar con “The Fire Of Love”. La remontada llegaría con “Can I Call You”, una de las piezas más brillantes de “Make Way For Love” y que a modo de lamentos y susurros nos narra un episodio concreto de su vida amorosa.
Con una emotiva cover del célebre “Carried Away” de Barry Gibb y su éxito más reciente, “What´s Chasing You” la dinámica del concierto mejoraría considerablemente. Hay que destacar el enorme respaldo que Williams tiene de una banda compuesta por músicos tan experimentados y brillantes como la que le acompaña en esta gira. En este tramo del concierto, precisamente interpretaría otros cortes interesantes de su último disco, como “Party Boy” y su ritmo frenético más propio de un bar de carretera en la Ruta 66 que de un artista cuya fama se basa en las baladitas, demostrando los diversos registros que ostenta en el directo. Sorpresa muy agradable.
En “Nobody Gets What They Want Anymore” era imposible no pensar en su ex-pareja Aldous Harding, cuya bellísima melodía y un vibrato en su voz que nos recordaba a crooners tan afamados como Morrissey o el propio Elvis Presley, fueron prueba suficiente como para demostrar todo el talento que atesora. El espíritu de Mamas and the Papas siempre presente. Una disculpa pública a su ex que se convierte en una pieza tan hermosa como esta. “¿Qué voy a hacer ahora? / Veo que has estado llorando, y no quieres mi ayuda”, lamenta un Marlon muy emocionado.
Antes del encore, llegaría el turno de interpretar otro de sus temas más aclamados, “Make Way For Love”, con un público ya totalmente entregado y cuya actitud parecía similar a la que muchos de ellos podrían adoptar en el típico baile de fin de curso en su época de instituto.
Cuando parecía el show se terminaba, Marlon Williams y sus chicos volverían a hacer acto de presencia para interpretar dos canciones más: “The Devils Daughter” y otra cover, “Portrait of a Man”, de Screamin’ Jay Hawkins.
80 minutos de rock and roll, pero un rock and roll de raices folk americanas y pequeñas dosis de country. Es innegable la enorme similitud en su sonido respecto al de muchos de los grandes mitos de la música norteamericana a los que admira desde pequeño, como Roy Orbison, Chris Isaak o Gram Parsons. En ocasiones, demasiado.
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