Lee Ranaldo (Café Berlín, Madrid)
Lee Ranaldo Solo: Songs & Stories
Organiza: Primavera Sound
Domingo 23 de septiembre, 21:00h
El concierto empezó con un Lee Ranaldo ausente y con un biopic en el que iba narrando retazos de su vida como en un collage, desde imágenes de guerras relámpago en Baghdad, a La Sagrada Familia de Barcelona o imágenes de uno de sus tres hijos que parecía él en miniatura, el mini documental acabó con un concierto descacharrante entre Sonic Youth, Wolf Eyes y Hair Police, un apocalipsis sonoro en el que se veían dos baterías, un acordeonista por el suelo, un saxo, dos baterías, guitarras distorsionadas, y los aullidos salvajes de Thurston Moore. También hubieron algunas imágenes donde se veía a Ranaldo con una venda negra en los ojos tocando y rompiendo guitarras que colgaban del techo.
Lee Ranaldo, un Bruce Lee taoísta de la guitarra, es esa clase de tipo que sin conocerle de nada ya le estás invitando a casa, esa clase de personas que por alguna misteriosa razón inspira transparencia, confianza y humanidad, y por ello, es normal que al verle a sus 62 años veamos a aquel chaval aún de 25 años desarreglado llevando la música, y por tanto la vida, a lugares desconocidos con sus guitarras supersónicas.
Tras la media hora que duró el documental, saldría con toda naturalidad y no como una estrella, en todo caso él sería de las celestes, al escenario de una abarrotada sala llamada Café Berlín en la que no cabía ni un alfiler, cogió una guitarra azul cromada pero de forma ajena, como el que coge un cuadro en sus manos para escudriñarlo porque no lo entiende, con ese objeto extraño en las manos, empezó a golpearlo con unas mazas de gong y/o platillos como para ver qué escondía dentro. La música estaba plagada de loops y efectos, voces lejanas radiofónicas, y sonidos acuáticos. Como si estuviera realizando un conjuro, comenzó Ranaldo a crear círculos con la guitarra en el suelo dando vueltas, con lo que sonaba un sonido circular, a esto le sumó unos sonidos agudos que parecían chillidos de brujas eléctricas crepitando. Luego cogería un racimo de campanillas con lo que sonaría aún más místico el asunto, además de un arco de violín con el que tocaba la guitarra y así fue como empezó a narrar sus historias de magia urbana.
“No hay que dejar de experimentar nunca” Lee Ranaldo dixit, cosa que se ha tomado en serio desde 1987 que empezase su carrera en solitario, por momentos se alejaba del micrófono y así podía introducir a otro narrador diferente que decía “This is the last Stop”. Los temas de Ranaldo, versátiles y dinámicos donde los haya, en los que daba un grito violento o luego cantaba de manera dulce como un esquizofrénico, como la cambiante vida misma… o acariciaba rápidamente con el mástil el suelo como si fuera algo normal en una canción.
Interpretó temas como “Let’s Start Again” riéndose tímidamente por los autobucles sonoros que él mismo se creaba con el título y los sonidos maleables. Ranaldo que cambió de guitarra en cada canción, sacando una buena colección de acústicas de su colección, lástima que no sacara alguno de esos prototipos que tiene guardados como algunas de las guitarras realizadas por el lutier Travis Bean o la Moonlander que le fabricaría Yuri Landman, cabe recordar que Lee Ranaldo está situado en la posición trigésimo tercera de los mejores guitarristas del mundo en una clasificación hecha en el año 2004.
Otro de los temas que también interpretaría del “Electric Trim” sería “Circular (Right as Rain)”, y es que Ranaldo sabe mucho de círculos y agua, y así fue que su concierto acabó como empezó con ondas circulares por el suelo en las que arrastraba su guitarra, y con la que como una vara de zahorí buscaba resonancias y electricidad con su mástil hasta por el techo. La música de Ranaldo, sus falsas baladas especialmente, recordaban a las partes más sosegadas de King Crimson o Pink Floyd, siempre hay un aroma psicodélico en su música, la música de un niño que creció en la década de los 60 con lo que todo eso implica.
Las canciones de Ranaldo son vertiginosas, canciones que divide en 4 partes, y que no sabe bien donde empieza una y acaba la otra en ocasiones, siguió con su último disco en solitario editado el año pasado y con el tema “New Thing”…Ah, se me olvidaba decir que al principio de la actuación nos avisó de que no habría intercambio de preguntas y respuestas como se anunciaba en la promoción del concierto ya que la sala estaba pillada con otro concierto tras él, a lo que alguien se molestó con la noticia, pero que Ranaldo con un guitarrazo nos borraría la mente de cualquier tipo de inconveniencia.
En “New Thing” se empezó a samplear a sí mismo la voz resultando de ello un efecto cacofónico muy divertido. Tras este tema volvería a su eléctrica con trémolo, y a los característicos sonidos de alambre electrificado, gravedad y misterio para una canción que decía ser una canción protesta, lo cual el público apoyaría su enfado con vítores, una canción que decía de “Ciencia ficción para dentro de 75 años para saber cuáles eran nuestros Derechos Humanos, los de la mujer…”.
Terminó, como decía, alzando su guitarra al cielo sosteniéndola por debajo, buscando electricidad y acoples por todas partes, luego se pondría una pedalera de efectos en la mano con la que haría una suerte de sonidos bizarros, o tocaría la guitarra como un violín, con lo que recordaba a los delirios orquestales de uno de sus maestros y amigos, fallecido hace tan sólo unos meses, el compositor y guitarrista avantgarde Glenn Branca.
Texto: Sebensuí A. Sánchez
Fotos: Ana E. Sánchez
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