Valencia Music Experience | Parte 2: Urban Stage
Los artistas de música urbana se están convirtiendo en un must en los festivales de la península, no es extraño ver nombres como Bad Bunny o Dellafuente en sus carteles. Valencia Music Experience ha ido un paso más allá y ha querido juntar a varios de los protagonistas de la escena musical más prolífica del momento en un solo día.
Pasadas las siete y media, la Marina Sur vibraba gracias a Kidd Keo. El trapero pidió ser el que abriera la jornada, adelantando su actuación más de seis horas, modificando así los horarios del resto de sus compañeros. A pesar de anunciar el cambio pocas horas antes, el escenario se llenó.
Un público mayoritariamente joven bailaba al ritmo de Lollypop y grababa stories de Instagram cantando “chúpala, puta”. Cientos de móviles en alto para almacenar el momento, pues posiblemente muchos de los que llevaban la pulsera roja, que marcaba que eran menores de edad, asistirían por primera vez a un festival.
Una vez terminada la actuación, decidí hacer investigación de campo. Aprovechando el 2×1 en cerveza, cargamos y fuimos a ver qué se cocía entre los escalones de hormigón que servían como grada. El ambiente era de “buen rollo”, grupos de jóvenes cenando pizzas de los food trucks esperando a que Bad Gyal o C. Tangana salieran a escena. No me sorprendieron las contestaciones de los chicos y chicas con los que me senté a charlar. Casi todos coincidían en que su objetivo al asistir a estos conciertos era bailar y pasarlo bien, que era música que sus padres no entendían y se escandalizarían al escuchar algunas letras donde abiertamente se hablaba de drogas y sexo. No quiero que los true melómanos se me tiren al cuello, pero son los mismos argumentos que los que vivieron el nacimiento del punk, rock, reggaetón y demás tuvieron que dar para justificar su pasión por los estilos que comenzaban a estar en auge. Poco a poco la música urbana va ganando terreno y calando entre los millennials, pero también entre un público más adulto que ha decidido deshacerse de los prejuicios que rodean al trap.
Las nuevas generaciones saben lo que “se va a pegar” este verano gracias Instagram. Los más jóvenes no buscan las listas de mejores discos de la Pitchfork o MondoSonoro; los mixtapes se descubren porque el artista que te gusta ha subido una foto anunciando que saca nueva canción. Posiblemente vuelva el culto al artista por encima de su producción musical, donde importa más el espectáculo del aquí y ahora que escuchar un buen solo de guitarra en directo. Aun así, no creo que ambas posibilidades estén reñidas, todos los jóvenes a los que entrevisté coincidían en que escuchaban de todo.
Sobre las once de la noche volvía a subir la temperatura cuando Nikone saltó al escenario. El rapero madrileño posiblemente fue la propuesta más intimista de la noche. El momento más destacado de la actuación se dio cuando cantó su hit Blanco y Negro, donde su voz grave y rasgada conjugaba perfectamente con una letra profunda. Los grupos de amigos se abrazaban para cantar a pleno pulmón la canción más conocida de su último disco y la que puso fin a su aparición.
Seguidamente la mesa de mezclas se iluminó con la palabra ÍDOLO, anunciando que C. Tangana saldría en breves. Puchito estuvo correcto pese a que el repertorio fue breve y el show bastante austero. Aprovechó para seguir con el beef que incendió las redes las pasadas semanas. Con un “¿Quién trabaja para mí?” un público entregado contestaba “Yung Beef”, dando a entender que sabían de qué iba el asunto.
Llegando al punto álgido de la noche, Bad Gyal nos ofreció sus canciones más movidas para bailar como si no nos dolieran los pies después de seis horas de pie. Para mí fue la actuación más completa. Bad Gyal estuvo acompañada de una segunda voz y de sus bailarinas, por lo que todo fue acción. Además, presentó una nueva canción que todavía no está en plataformas digitales y según ella, será lo que va “a pegarse” este verano.
Fusa Nocta fue nuestro último concierto, no aguantábamos más del cansancio. La rapera que se dio a conocer por Factor X cantó solamente cuatro temas, pero fue suficiente para mover a la marea que todavía poblaba el recinto pese a ser casi el fin del festival.
En resumen, fue una jornada bien aprovechada donde disfrutamos muchísimo del ambiente y los artistas. Desgraciadamente la organización fue un tema aparte. Podéis leer aquí lo que ocurrió
Texto: @Cubobinski
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