Entrevista a Miguel A. Ruiz (Orfeon Gagarin)
Orfeon Gagarin o lo que es lo mismo Miguel A. Ruiz, es uno de los muchos alias de un músico o no-músico como los denominaba Brian Eno, que lleva descodificando la música electrónica hace más de 35 años, heredero de aquello que en 1978 se empezó a llamar música industrial. Música que profundiza, la de Miguel Ángel Ruiz, en el lado más enfermizo de la psique humana así como en lo más fantástico y sorprendente de la existencia, con una imaginación y un espacio propio que se puede catalogar de apabullante en su prolífica carrera. La Energía, Alemania, Borges, Surrealismo, Moscú, Medicina, el humor negro o la vida extraplanetaria, cualquier anomalía tiene cabida en el microcosmos de Miguel A. Ruiz. Orfeon Gagarin estará actuando el próximo 23 de septiembre junto a Esplendor Geométrico en Madrid.
¿Con qué edad y en qué ambiente te empezaste a interesar por los sonidos electrónicos?
Un amigo de mi hermano mayor trajo a casa un álbum de Tangerine Dream. Aquello me cambió la vida, hablamos hacia 1980. Trabajé duramente en un bar de estación para conseguir mi primer sintetizador. Por las noches vigilaba que las variaciones de tensión no le afectaran. En aquel momento empecé a grabar mis propias ideas, conocí a Luis Mesa a través de un programa radiofónico e intercambiamos impresiones. Me sorprendió enormemente que alguien en mi misma ciudad pudiese tener ideas afines a las mías. Más tarde trabajamos juntos, tras crear mi propio sello Toracic y publicar la primera cassette de Orfeón Gagarin.
¿Quién o qué es el Orfeon Gagarin?
Es un orfeón, en el sentido clásico del término, pero reducido a la mínima expresión de medios y de ejecutantes. Creado por Miguel Ruiz y dedicado a la memoria de Yuri Alexeievich Gagarin.
¿Habías coincidido en cartel alguna vez con EG?
Si, pero no en solitario. Hace un par de años en Valencia (Tagomago Fest) con Dekatron. Y hace muchos más en Alcalá de Henares, con un proyecto efímero “Programación Gagarin”, con tendencias esquizoide-jazzísticas. Para mí es un placer compartir escena con semejantes leyendas.
¿Cómo ha ido evolucionando tu proceso de composición en las diferentes décadas? ¿Cuáles son los cambios que observas en todo este tiempo?
Es un proceso zigzagueante, ya que tiendo (por mi naturaleza prismática) a manufacturar muy diferentes proyectos con estilos y conceptos también diversos. Siempre me he dejado influir por otros músicos. No cabe duda que hoy todo ha cambiado, ahora cualquier chaval puede hacer música bien grabada al pié de su cama y a bajo coste, pero entonces, cuando empecé, todo era más farragoso, pero en cierta manera más personal y humano. Para colaborar con alguien tenías que tomar una caña antes y charlar. Con un poco de suerte podrías conseguir su flamante sintetizador en préstamo. Ponías la radio y oías cosas que te sorprendían (no como ahora, que el 90% de lo que emiten es lo mismo).
De tus 12 proyectos musicales que he contado en tu trayectoria. ¿Cuáles mantienes en funcionamiento?
En ese número has incluído colaboraciones con otros músicos, en algunas ocasiones fueron puntuales, otros proyectos fueron descartados y surgirán nuevos también, es un proceso de investigación y moxibustión sonora.
Uno de tus proyectos más recientes es Dekatron II con Iván Sentionaut. Cuéntanos un poco de él.
A Iván le conocí por Facebook, cuando con Alonso Urbanos formaba el dúo “We are the Hunters”. Pensamos que había una similitud en las propuestas , por lo que ideamos una colaboración. Iván tiene un pasado rockero y ello ha contribuído a la energía que desprenden nuestros dos long plays. Asimismo dimos dos exitosos conciertos, sin duda es un pasmoso cruce de generaciones.
En ‘El Niño Carburador’ tienes un tema inspirado en el cuento del ‘Lamed Wufnik’, ¿Cuáles han sido los libros que más te han marcado?
Si, siempre libros de carácter un tanto surrealista y mágico. Ahora estoy leyendo el libro “Serpent de mer et monstres aquatiques”que tomaré como inspiración para una próxima grabación (o no). Por cierto “El Niño Carburador” va ser reeditado en formato CD próximamente, incluyendo tracks inéditos.
Tenías unos volúmenes llamado Batan Bruits, barrio en el que viví unos meses, temas como Batan Midnight e incluso una página como Batan Bruits. ¿Te resultó fácil hacer ruido en Batán? ¿Qué recuerdos guardas del barrio?
Batan Bruits es un sello discográfico que fundamos Velasco Broca, el cineasta y yo, cuando era vecino mío. Llegamos a crear una web y publicar 2 Cds. Es mi barrio natal, donde sigo viviendo. Es un barrio muy tranquilo, viven muchos ancianos, veo árboles por la ventana. Pero en realidad no hago ruido, no es mi intención molestar a nadie. Además el movimiento “noise” actual no me proporciona ninguna emoción. En mis comienzos hice algunos trabajos en ese estilo , más industrial, como “Funeral Souvenir”, pero tenía un acusado componente rítmico, podías escuchar durante horas sin fatiga auditiva, fué terapia psicológica en un conocido sanatorio de Abidjan.
¿Cuáles son los samples más extraños que has utilizado?
Actualmente no uso prácticamente samples, pero sí,a últimos de los 80 caí en la entonces novedosa tecnología del “sampler”, como tantos otros. En los 90 hice algunas muestras curiosas, como un loop rítmico y pegadizo de pescadores en Mozambique golpeando maderas. Últimamente he usado testimonios radiofónicos de jesuitas y monjas arrepentidas ó discusiones en francés delante de un magnetofón, que acaban por romper el mobiliario de un cuarto de estar mediano.
¿Te llegaste a relacionar o conociste otros músicos afines a tu mundo musical de las Islas Canarias como Mataparda, Depósito Dental o Due?
Sí, pero solamente con Elio Quiroga, de DUE, ahora sé que es un exitoso director de cine. Hacían una música irreverente y graciosa. En Las Palmas me llevaron a comer buen pescado. Eran buenos chicos.
¿De qué conciertos guardas mejores recuerdos?
De muchos. En Barcelona en el Nonologic, en Madrid en la Casa Encendida, en Moscú con Codachrom, en Almería con Dekatron, etc. Para mí, cada concierto es algo único e irrepetible y normalmente incluyo temas hechos ex profeso para la ocasión.
¿Qué significa para ti la música?
Significa mucho, claramente. Es un sistema de transmisión de datos inmortal.