Crónica: Föllakzoid + Mohama Saz (Madrid, 14 Junio)
Martes 14 de Junio a las 22h en El Sol, Madrid
Patrocina: SON Estrella Galicia
Organizadores: Giradiscos/Universalodds
El pasado martes se celebró el penúltimo concierto dedicado a la psicodelia contemporánea 100% Psych en Madrid. Los primeros en salir a escena fueron los madrileños Mohama Saz con su original rock árabe envueltos en túnicas negras, descalzos y con camisas de cachemir, tocaron su único disco “More Irán”, la banda está formada por una miscelánea de músicos de bandas de todo tipo con lo que no podría salir otra cosa que un estilo innovador, con gente de Los Cuantos, Piolines o Richard Hell entre otros. El músico que se hallaba en el centro del escenario llevaba un tarbush casero agarrado con imperdibles mientras tocaba tanto clarinete como saxofón, en la banda también se hallaba un flautista en la sección de vientos.
La música de Mohama Saz corría briosa, galopante como corceles negros llevados por tuaregs. Uno de los sorprendentes instrumentos era una extraña guitarra laúd que no sé cómo pero también sonaba como una Fender Stratocaster, música de sinuoso encantamiento de serpientes sibilantes y siseos de cascabeles, el batería daba algún que otro alarido dando más fuego y calor a esta música del desierto. Una música ideal para escuchar bajo los efectos de Kief rojo…las voces al unísono, una más declamadora y la otra más propensa al cántico. Momentos de distorsión y desenfreno y colores a lo Suspiria de Argento sobre el escenario. Tocaron una canción de Triana “Recuerdos de una noche” de 1975 de el disco “El Patio”.
Un acierto de música en la que fusionar un sonido de rock progresivo con música turca no desentone lo más mínimo, hay quienes han mezclado música de Oriente próximo con metal , como los israelitas Orphaned Land pero esa es otra historia, Mohama Saz tocaron una amena música danzarina que sonaba bereber con grito zaghareet incluido. Tocaron un himno haciendo honor a su nombre Mohama Saz, en el público un tipo enchaquetado también bailaba el rock turco. Un concierto divertido y original de muy buenos músicos.
Y ahora la banda estrella de la noche – Föllakzoid- bajo una luz oscura y azulada aparecieron los chilenos poco a poco, en primer lugar Domingo Gcía Huidobro, con un aspecto de The Velvet Underground con pelo lacio, gafas oscuras, camisa negra de manga larga y extrema delgadez, encargándose este señor de la guitarra, voces, bailes espasmódicos y loops (glitch looping) donde demostró su maestría y mostró el punto neurálgico de lo que es Föllakzoid, una suerte de errores de sonidos de guitarra siempre cambiantes y metamorfoseables, como el clicks & cuts en la electrónica, canciones de una media de diez minutos de duración hipnótica que van desenvolviéndose como las alas de un murciélago y cuando te das cuenta estás moviendo una pierna al ritmo obtuso y repetitivo pero heraclíteo -nunca el mismo-.
Viaje hacia el Centro del Sol en la Sala Sol, Föllakzoid tocaban lo que ha sido su último disco “III”, con temas como “Earth”, unos rasgueos de guitarras ad infinitum perdiéndose en la negrura azulada de la sala, empezó con un arpegio como de rock and roll pero fue una falsa alarma, los ritmos que parecían lentos podían parecer rápidos y viceversa. El bajista también acompañaba a las voces etéreas y deletéras del guitarra que terminaba perdiéndose y tropezándose con los cables con su cuerpo metamorfo de goma elástica, movía su cuello como chicle, la guitarra se convertía en un jaguar cuando estallaba enfurecida.
Loops volátiles, subiendo,bajando,subiendo,bajando…como la vida misma. “Feuerzeug”, percusión incesante, válvulas de escape sonoro, el batería de semblante escandinavo tocaba a veces la batería con mazas con lo que el sonido era aún más profundo llevando el ritmo de la galera. ¡Saltos, explosiones de electricidad! Y vuelta otra vez a la calma turbulenta. El guitarra camaleónico bajó del escenario para mezclarse con el público, se le engancharon los cables pero al final lo consiguió. Un música tensa de oscura psicodelia para levitar sobre campos purpúreos como las luces, como la gente…La gente encantada descargaba su energía en sonoros aplausos al final de cada tema.
El guitarrista que finalmente abandonó sus gafas oscuras, siempre se mantenía boquiabierto, lo cual recordaba a Joey Ramone, un contorsionista electrificado, compositor molecular. Las guitarras cristalinas como cuchillos en una carretera lluviosa al amparo de los grises árboles, música para pensar soñando, los ojos cerrados del músico lo confirmaban, junto a sus movimientos cadenciosos y mesméricos. Un continuo detalle efímero, cada nota un instante clavado en el aire.
Al calor de la noche y del público suave se animaron a hacer un bis, fumando sobre el escenario, aprovechando la coyuntura, algún asistente también se animó al ejercicio del vicio. Con un loop desquiciante que sirvió de intro a un tema noiserock de un cuarto de hora, se pidieron bajar las luces brujas sobre el escenario quedándonos casi a oscura, el mástil de la guitarra rozaba el suelo del escenario, pelos largos y desordenados, voces inaudibles, ritmos supersónicos hacia la dinamo estrellada de la noche que se perdían en el agujero-K.
Como decía Spiritualized “Ladies and Gentlemen We Are Floating In Space”.
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