Joan Vich hace balance de sus 25 años en el FIB
Joan Vich ha sido una de las figuras más representativas de la historia del FIB durante sus veinticinco últimas ediciones. De un simple aficionado a la música independiente en los noventa a codirector del festival en 2019, Vich ha evolucionando profesionalmente a la par que el FIB se iba consolidando como una de las ofertas festivaleras más interesantes del mercado europeo. Por el camino se quedan un montón de anécdotas e historias que el balear ha querido plasmar en su libro, titulado “Aquí vivía yo: una crónica emocional de mis 25 años en el FIB”.
En 2019, apenas unas horas después cerrar la vigésimo quinta edición del festival, los grupos Whatsapp eran un hervidero. La noticia era que el FIB había sido vendido a The Music Republic, la promotora detrás de Arenal Sound, el Festival de les Arts o el Viña Rock. El segundo punto importante que recogía la noticia era que Maraworld, la empresa organizadora del festival desde sus inicios, cerraba definitivamente y el equipo de trabajo habitual se iba a la calle. Desde el propio Joan Vich y Miqui Ros en el booking, hasta Gustavo Navedo, Aldo Linares y Sara García de comunicación, entre otros, habían sido despedidos. Parece mentira que unas horas antes, junto a un grupo de amigos en común, estuviésemos de risas y “puteando” – permítanme la licencia – a algunos de los miembros de la promotora, sobre la posibilidad de que el próximo cabeza de cartel fuese The Offspring, mientras Aldo nos aseguraba que había más gente en el recinto de la que parecía. A alguno hasta le entró un poco de respeto escuchar esas palabras viniendo de quién venían, pensando que aquello podía convertirse en la Nave del Misterio de Iker Jiménez.
Era evidente que en ese momento nadie se podía imaginar que aquella era su última edición como parte de la organización del FIB. La sorpresa del cierre definitivo de Maraworld había sorprendido prácticamente a todo el equipo, excepto a Joan, que tal y como cuenta en el libro, estaba informado sobre esas negociaciones entre Melvin Benn y la promotora del Arenal. Comenta como las cuentas del festival en sus últimas ediciones eran inaceptables, desde un punto de vista empresarial, y que había que plantearse la posibilidad de vender.
En “Aquí vivía yo: una crónica emocional de mis 25 años en el FIB” cualquier fiber puede encontrar un amplio abanico de historias y curiosidades acerca de como funciona la industria de los festivales por dentro. Desde las exigencias marcianas de muchos “tour manager” de artistas o bandas consagrados pocas horas antes de actuar, hasta anécdotas con propios artistas en el festival. Comprobamos como Peter Doherty y sus Babyshambles vivían la vida loca y necesitaban cobrar sus 20.000 € de caché en efectivo para quemar Benicàssim. También descubrimos qué banda norteamericana compuesta por cincuentones ostentan el honor de ser los cabezas de cartel más caros de la historia del FIB. Y cómo afortunadamente Vich y cía cambiaron de opinión al respecto de Amy Winehouse y acabó formando parte del cartel de 2007. ¿Cómo surge la tradición del partido entre prensa y artistas? También nos lo cuenta.
Uno de los capítulos más interesantes es cuándo explica como era su relación con Melvin Benn, el último director del FIB tras la espantada de Vince Power. Nos explica el por qué del cambio de nombre del Escenario Maravillas. También nos confiesa que Melvin ha sido su mejor jefe, una mente privilegiada capaz de estar atento a los detalles al mismo tiempo que administra otros dieciocho eventos más al año. Un jefe muy exigente, capaz de tener a todo el equipo en tensión y “acojonado”, pero que al mismo tiempo delegaba y confiaba en su criterio.
Estas y muchas otras historias nos cuenta Vich en su libro. Era algo necesario y que honra la historia del FIB, precisamente en tiempos tan oscuros, dónde la nueva propiedad ha tirado por la borda toda su esencia y prestigio a base de convertir su cartel de 2022 en un refrito de varias ediciones del Arenal Sound.
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