Madafackismo | Mad Cool y el modelo del pelotazo musical
Los festivales son una de las ofertas de ocio más atractivas actualmente para el aficionado a la música en España, pero los pelotazos musicales en forma de subvenciones millonarias que se han consolidado en algunos de los macroeventos musicales más importantes del país ponen en riesgo la credibilidad e imagen de toda la industria.
Mad Cool Festival acaba de anunciar la celebración de un nuevo macrofestival en Málaga, bajo el millonario patrocinio de la Junta de Andalucía, que desembolsará más de 4 millones de euros al año por la organización del evento, llamado Andalucía Big Festival by Mad Cool. Más allá de lo hortera del nombre elegido, el festival, encabezado en su primera edición por artistas de la talla de Muse y Jamiroquai (y ya veremos si no caen también Rage Against The Machine), cuenta con una programación musical similar a la establecida por Mad Cool en su sede madrileña y que cuenta con el apoyo de Live Nation a la hora de facilitar la contratación de artistas: Vetusta Morla, Biffy Clyro, Kurt Vile, Los Planetas, Michael Kiwanuka, etc.
Este modelo inspirado en el pelotazo urbanístico no es algo nuevo en el sector, ya que otras firmas como Primavera Sound (recordemos las reiteradas amenazas por parte de la organización al Ayuntamiento de Barcelona y posterior anuncio de un twin en Madrid), llevan bastante tiempo aprovechándose de ingentes ayudas públicas, en forma de subvención directa o a través de la cesión de espacios municipales, aunque sin llegar a las cifras escandalosas del festival madrileño. Otros certámenes musicales como Bilbao BBK Live, Arenal Sound, Low Festival o FIB Benicàssim también cuentan con subvenciones públicas, si bien su impacto no ha desvirtualizado de tal manera el mercado como ha ocurrido desde la llegada de Mad Cool.
¿Os imagináis que al Real Madrid y al FC Barcelona cada año le regaran con subvenciones millonarias para realizar fichajes y cuadrar sus cuentas anuales? Pues algo similar es lo que está ocurriendo en la industria de la música en directo. Iniciativas humildes y que quieren crecer gradualmente en base a sus propios méritos apenas cuentan con respaldo institucional, mientras que los tiburones de Wall-Street del sector siguen enriqueciéndose con la connivencia de las Administraciones Públicas. Lo peor de todo es que no lo necesitan. Ni el Mad Cool ni el Primavera Sound, los dos festivales musicales con mayor presupuesto del país, dependen del dinero público para poder confeccionar una oferta cultural atractiva y sostenible gracias al poder de su marca y alianzas estratégicas con agencias de booking internacionales. No les basta con venderse a un fondo buitre norteamericano, vender bebidas a precio de Champagne dentro del recinto o en algunos casos tratar a los espectadores como ganado, para saciar la sed de multiplicar sus beneficios edición tras edición.
¿Subvenciones para el sector de la industria en directo? Sí. Apoyemos con firmeza iniciativas que enriquecen el panorama cultural español, como el Black Is Back o Sound Isidro en Madrid, el Festival de Jazz de San Sebastián, el Monkey Weekend en Sevilla, o a promotoras que pretenden ofrecer una programación interesante durante todo el año en la ciudad o región, y no contribuyamos a multiplicar los beneficios de macroeventos controlados por fondos buitre estadounidenses o multinacionales con enorme músculo financiero que buscan aplicar la tradicional estrategia del dumping para borrar del mapa a competidores y copar el mercado a medio plazo.
Es evidente que la celebración de un macrofestival como Mad Cool en Madrid o ahora Málaga es positivo económicamente para toda la ciudad, y se deben ofrecer facilidades como reforzar el transporte público, ayudar a encontrar una localización adecuada para su celebración, incluso se puede admitir que deban recibir subvención directa, tal y como ocurre con otros eventos de tal magnitud, pero, ¿qué sentido tiene entregar cifras tan desmesuradas que van a ir destinadas a sobrepujar por cachés de artistas internacionales, aplicar dumping en el sector y fomentar la burbuja económica? En clave política hay que tener poca vergüenza para destinar fondos del plan de rescate europeo para crear un nuevo macrofestival de música cuya existencia se debe única y exclusivamente al cobro de dicha subvención.
Al final todos vamos a perder. Incluso aquellos que disfrutan año tras año de los cartelazos del Mad Cool. O ahora del Andalucía Big Festival.
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