Deftones | Sacramento está lleno de “Reyes”
Escuchar a Deftones es viajar al pasado, a una época en la que las únicas preocupaciones en la vida eran pasárselo bien, salir a hacer skate con los colegas, aprobar el siguiente examen de matemáticas en el instituto y escapar de los abusones. Una vida simple, pacífica y sin demasiadas preocupaciones. Y tal que así son las letras de Deftones: sencillas, sin apenas substancia, impersonales, infantiles, aburridas… y son mis letras favoritas de cualquier otro grupo en el mundo de la música.
El estilo de Chino Moreno, voz de Deftones, es único y sin él no se podría entender el éxito de la banda. Son letras sencillas y sin substancia, sí, pero el mensaje que transmiten va más allá de lo que se nos presenta en un principio, un mensaje que resuena de manera diferente según quién los escuche y en qué momento de su vida lo haga. La voz de Chino es esotérica, ruido en el fondo de la canción, muchas veces imperceptible tras el sonido de las guitarras y la batería, excepto cuando se quiere dejar oir, gritando con una rabia contenida. Canta de una manera impersonal, como si la letra no fuera con él. Sugiere emociones más que anunciarlas, como si la música en sí fuera mucho más grande que nosotros, y es esto precisamente lo que complica catalogar al grupo dentro de un estilo u otro. Son a su vez post-rock, nu-metal, metal experimental y art rock.
– ¿De qué van, entonces, Deftones? ¿Cuál es su rollo?
– Pues de lo que te de a ti la gana.
Los inicios de Deftones son iguales que muchos otros, una historia que ya hemos escuchado miles de veces: banda de amigos de la infancia procedente de California que decidieron intentar esto de la música. Pero ahí se acaban las similitudes. Stephen Carpenter tenía 15 años en 1988 cuando fue atropellado por un coche mientras practicaba skate. Postrado en una silla de ruedas por meses sin poder salir a jugar decidió pillar una guitarra y aprender a tocar, a su manera, escuchando discos de Metallica o Anthrax mientras intentaba copiar los riffs durante horas hasta lograr la perfección. Pronto se les juntó Chino Moreno y Abe Cunningham (batería), amigos del instituto, para practicar de manera semi-regular en el garaje de su casa, hasta que dos años después, como quien no quiere la cosa, habían integrado a Chi Cheng (bajo) y estaban ya ofreciendo shows en el circuito amateur de Sacramento.
Hacer de teloneros para otras bandas mayores y tocar ante un puñado de personas era el pan de cada día para estos chicos, pero lo daban todo aunque la mayoría de la audiencia ya se hubiera marchado. Fue precisamente esta tenacidad que impresionó a uno de los representates de la firma Maverick Records y empezaron a producir lo que sería su primer álbum de estudio, Adrenaline, considerado a día de hoy disco de culto entre los fans del metal alternativo. A pesar de contar con unas ventas moderadas, la publicación de Adrenaline y un extenso tour les dio aquel empujón que necesitaban para llevarlos de una banda marginal al mainstream, y dos años después empezarían a trabajar en su segundo album, Around the Fur, dedicado al difunto hijastro de Max Cavalera, el cual participaría en el tema Headup. Gracias a las radios y los singles emitidos en MTV la banda consiguió ese pequeño empujón que les ayudó a seguir subiendo peldaños en el complicado universo musical. No en vano el disco consiguió ser platino tras llevar dos años en el mercado. Tras la consiguiente gira era el momento de entrar en el estudio para cocinar White Pony, su tercer larga duración que consiguió, otra vez, el estatus de disco de platino al vender más de 1.3 millones de copias en los estados americanos. Su tema Elite recibió un Grammy a la mejor interpretación, la banda continuaba ascendiendo por la sinuosa escalera que lleva a las bandas a la eternidad.
Llegaba el momento de dedicar un disco a la banda y el cuarto sería el elegido. Corría el año 2003 cuando el disco homónimo salió al mercado. En un principio el disco iba ser llamado Lovers pero ante la evidencia de lo que contenía el disco, y como les encantaba experimentar e ir mas allá, decidieron no dar pista alguna sobre lo que contendrían sus temas. La edad pasa factura y Moreno tuvo que trabajar muy duro para conseguir mantener sus cuerdas vocales en un buen estado de forma, tras “destrozarlas” con el paso de los conciertos. Cuando uno es joven y tiene el don de la voz has de cuidarlo, porque llegar a los extremos puede causar problemas. Eso lo vemos en infinidad de bandas que pretendemos que en sus directos sigan forzando y llegando a esos límites de cuando las resacas se curaban con otra cerveza y no con 24 horas en cama con horribles dolores de cabeza. Gracias a eso podemos seguir disfrutando de la banda hoy en día sin que perdieran ni un ápice de su fuerza e intensidad encima de los escenarios.
Sobre el disco sería muy importante destacar que ante la oleada de Nu-metal que recorría el planeta la banda decidió alejarse de las modas y llevar su concepto musical a otro nivel. Siempre iban por delante de la industria y las modas. Vender más de 150.000 copias en únicamente una semana les daba la razón.
Saturday Night Wrist sería su quinto disco de estudio. Tras los éxitos cosechados con sus anteriores grabaciones las cuáles todas fueron producidas por Date, conocido no únicamente por Deftones ya que cuenta con éxitos en bandas como Soundgarden, Pantera, Limp Bizkit, White Zombie, Slipknot, Dream Theater o The Smashing Pumpkins, casi nada; decidieron cambiar a Bob Ezrin, un don nadie que había trabajado en los ´70 con bandas como Alice Cooper, Pink Floyd o Lou Reed. Esta cambio confirió a la banda un nuevo sonido, propiciado a su vez por el “encierro” al que decidieron someterse para componer y encontrar el punto al que querían llegar como formación. Su sencillo Mein contaba con el enorme Serj Tankian a dúo con Chino Moreno. El éxito estaba asegurado… pero las ventas no decían lo mismo, la mitad que su predecesor no aseguraba nada bueno. Ante este pequeño revés la banda se embarcó en un tour mundial para su promoción. Recorrieron cuatro continentes a los que llevaron las notas musicales de temas como Hole in the Earth o Pink Cellphone. Ellos estaban seguros que el disco merecía más reconocimiento por parte del público.
En otoño del 2007 estaba marcado que su disco Eros llevara a la banda a conseguir el éxito en cuanto a ventas y aceptación de los fans. El fatalismo aparecía en la banda con el accidente de tráfico de Cheng el cuál resultó gravemente herido. La edición del disco se retrasaba mes a mes debido al coma en el que se encontraba su amigo, no únicamente un compañero de trabajo. En un comunicado la banda declaró “mientras terminábamos Eros, nos dimos cuenta que este álbum no representa lo que somos actualmente como personas y músicos. Y aunque estas canciones verán la luz algún día, colectivamente decidimos que debemos tomar una nueva perspectiva, y con la condición de Chi en nuestras mentes mientras lo hacemos. Necesitábamos regresar al estudio para hacer lo que sentimos está bien artísticamente”. La edición del disco quedaba en el aire y comenzaron a trabajar en Diamond Eyes, tras tanta fatalidad conseguían llegar al número 6. Se necesitaba positividad y se enfocó el concepto de su obra de arte en torno a conseguirla. Escribir sobre la tragedia en la que todavía se encontraba envuelta tanto la banda como la familia de Cheng conduciría a una calle sin salida. Nunca sabremos si el éxito cosechado se debe a sus increíbles temas Rocket Skates, Sextape o la canción que da título al disco; o a que ante la adversidad que rodea las malas noticias une a la gente y anima a comprar su material como si uno sintiera la necesidad de honrar la memoria de una persona querida, pero desconocida. Alabado por la crítica y adquirido por los fans.
Corría el año 2012 cuando la formación se encontraba trabajando en su séptimo LP Koi No Yokan, el cual se editaría a finales de ese mismo año. Meses después el sufrimiento y la agonía escribían la palabra fin y su amigo nunca jamás volvería a formar parte de la banda. Nunca se recuperó más allá del estado vegetal aunque pudo regresar a casa, pero la esperanza dicen que siempre es lo último que se pierde. Deftones perdía para siempre a Cheng, que los abandonaba tras luchar durante varios años y su corazón decir basta. Una banda no siempre es recordada en una época únicamente por su aportación a la música y este caso es el ejemplo perfecto. Será recordaba por que a la muerte no siempre se le puede ganar por mucho que intentes engañarla.
La mejor manera de animar a sus seguidores era centrarse en editar su octavo disco, Gore, y rendir homenaje a la memoria de su difunto amigo. 2014 mostraba al público ese sincero reconocimiento con Smile, un tema que tendría que haber salido con la publicación de Eros y formaba parte de las últimas grabaciones realizadas por la formación antes del accidente. Los meses avanzaban a una velocidad vertiginosa y únicamente eran entrevistas e información sobre el proceso creativo, pero en el mercado no aparecía material nuevo. Hasta el 2016 no vería la luz tras poner la miel en los labios con sus adelantos Prayers / Triangles, Doomed User y Hearts / Wires. Estaban de nuevo en el mapa mundial para mostranos tema a tema los diferentes estados anímicos por los que un ser humano pasa a lo largo de sus etapas. Rabia, felicidad, enfado, alegría… soledad. Todo estaba presente en Gore, la crítica alabó que todos sus discos fueran completamente diferentes entre si y la experimentación, el crecimiento musical y lo que realmente sentían en sus corazones en el momento de editar cada disco se notara.
Desde el 2017 llevamos esperando nuevo material que introducir en nuestro disco duro al que llamamos cerebro para que las elegidas, que siempre existe al menos una en cada disco de estudio, formen parte para siempre de nuestro banda sonora que año tras año nos acompaña mientras crecemos como seres humanos. Recordad que da igual lo que sintáis o lo que necesitéis de la banda americana, ellos siempre van a tener una canción que puede acompañaros.
Texto: Alexis Montáns
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