Echo & the Bunnymen (Sala La Riviera, Madrid)
Viernes 15 de febrero, 21:00h
Sala La Riviera (Madrid)
Como suele pasar siempre que viene una banda de afuera, la cola de entrada antes de empezar el concierto subía por todo toda la cuesta del lateral del Río Manzanares hasta llegar a la calle de arriba. Y es que esa noche tocaba una de las grandes bandas de los 80, Echo & The Bunnymen, una banda que en sus más de 40 años de carrera ha acumulado una variedad enorme de seguidores, tanto a adoradores del brit pop, como acólitos del after punk, como del indie, como del pop, como del gótico sureño tipo The Cult… y es que los pelos cardados de Ian McCulloch crearon escuela y no sólo los de Robert Smith.
Para los fans de sus primeros 5 discos de su época más oscura, mística y convulsa que les picaba la curiosidad de que podríamos viajar a aquella mágica época fue una completa decepción, para los que no fueron tan exigentes y querían ver a Echo & The Bunnymen y/o saber por qué Liam Gallagher tiene esa voz zalamera y afectada fue un buen concierto, un concierto plano y sin sobresaltos, pero bien tocado por profesionales., como era de esperar.
Bajo una oscura luz azul turquesa salieron los míticos Echo & The Bunnymen y aunque abrieron con una canción de su primer LP “Crocodiles” y el tema “Going Up” y otra que rescataron del mismo disco ”Rescue” o el “Never Stop” del 83, la sensación de estar viendo a Oasis en vez de a Echo & The Bunnymen era algo asfixiante, quizás porque ya el sonido de los instrumentos del pasado fabricaban otro ambiente o quizás también porque la voz de McCulloch ha cambiado mucho, ahora con su voz ronca de quien lleva cantando 41 años sin parar y ya sin esa dulzura new wave.
También tuvimos la suerte de escuchar la bella, melancólica y misteriosa “All My Colours (Zimbo)”, uno de los mejores momentos de la noche, el resto fueron principalmente canciones de sus videoclips como “Seven Seas”, “Bring On The Dancing Horses”, “The Killing Moon” o la maravillosa “Lips Like Sugar”, el público decir que a pesar de estar completamente entregado cantando y dando palmas, al terminar el concierto no hicieron más que despotricar del mismo (el curioso público español).
Otra cosa que no falla en un concierto de Echo (cosa que también hacían en el pasado) es el de mezclar interpretaciones propias con clásicos que conocen hasta nuestras abuelas, en este caso le tocó al eternizado “Walk On The Wild Side” o al “Roadhouse Blues” de The Doors, decir que esto no lo hacen para ganarse al público, ya en sus primeros conciertos solían intercalar con canciones de The Doors en un ejercicio de libertad que llevaba al éxtasis a su público.
Ian McCulloch con su fama de enfant terrible se enfadaría y espetaría al público durante una parte lenta “shut the fuck up!”, también empezó a enrollar toallas que lanzaría al público en lo que al principio parecía un truco de magia.
El concierto dejaría un buen sabor de boca ya que finalizaron su segundo bis con el tema “Ocean Rain”, canción con la que finalizan su cuarto LP del mismo nombre. ¡Pero señor@s cómo se echan de menos las secciones de cuerdas en vez de la actual utilización del sampler en la banda!.
Sebensuí A. Sánchez
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