Descubriendo a Eduardo Briganty
Dentro del que siempre ha sido el singular panorama artístico y cultural de las Islas Canarias, en el que por alguna razón se han dado algunos de los pioneros de los estilos más vanguardísticos y transgresores de la cultura, véase el surrealismo del principio de los años 30 con gente como Agustín Espinosa, Pedro García Cabrera, Domingo López Torres, Domingo Pérez Minik y otros, siendo Tenerife el vínculo más fuerte que hacen los surrealistas y el único lugar que lleva a Breton y sus colegas a visitar un lugar perteneciente a España, y donde hay más ejemplos en cuanto a tendencias artísticas que querían subvertir la realidad y cambiar el mundo, de la misma isla tenemos a uno de los primeros grupos punks que cantaron en español en el año 1980, los tinerfeños Familia Real, siendo su único single uno de los más cotizados a día de hoy (1000 euros) en el mercado de los melómanos, y por último puede que el movimiento cultural y musical más extremo en cuanto a los dos anteriores, el de la música industrial, con otra serie de pioneros en Canarias en la década de los 80 con gente como Mataparda, Depósito Dental donde figuraba el artista y agitador cultural Pedro Garhel con su Espacio P en Madrid donde llevaría a tocar a gente como los madrileños Esplendor Geométrico,Mar Otra Vez, Orquesta de Las Nubes y donde se pondrían en primicia en España los videos de los australianos SPK,
Otros proyectos isleños de música industrial fueron Due o Quaxar donde podíamos escuchar al joven director de cine Elio Quiroga. Cuando Ministry aún hacían tecno pop comercial, en Canarias se hacía electrónica a lo Einstürzende Neubauten. Y se podría seguir hablando de pioneros isleños en otras corrientes musicales, en los años 60 tenemos a Los Canarios, en los 70 en cambio, con la electrónica del amigo lanzaroteño de Brian Eno, Ildefonso Aguilar, más adelante en el tiempo con el afterpunk (aún no se había inventado el gótico) de Castillo Interior, Mortales Ingredientes o Imagen Sagrada o el pop vanguardista a lo Cabaret Voltaire de Arte Moderno (1978) con gente como Javier Segura y Juan Belda dentro de la banda.
Heredero de esta tradición peculiar que parece darse en Canarias de forma minoritaria, aislada y pausada pero al mismo tiempo de manera auténtica y reveladora, se nos aparece la nueva música pero no de un tan nuevo músico llamado Eduardo Briganty, líder de la banda de indietrocknica Miniatura, y colaborador asiduo de otra banda revelación en su momento dentro del indie como es Pumuky, bandas estas que guardan su secreto en no ser copia de nadie, y en eso reside una honestidad personal que hace referencia al trabajo personal propio.
Briganty, personaje ecléctico, amante tanto del rock oscuro alemán de los 80, como de la new wave inglesa de los 70, como de las partituras ad infnitum del padre del minimalismo, y el drone tal como lo conocemos, que ejecutaba ya La Monte Young a principios de la década de los 50. Eduardo Briganty ha querido dar una vuelta de tuerca a su música y se ha aventurado en una jungla sonora gélida y emocional por donde deambulan otros personajes que también están camnbiando la música popular y el rock como Tim Hecker, Nadja o Ben Frost, todos músicos de la misma generación y casi de la misma edad que abandonan o fusionan el rock para conseguir una nueva intensidad que solo la abstracción muda de la electrónica concede a las cartografías de nuestra psique.
Canciones de este primer l.p. en solitario de Eduardo Briganty como “De Vuelta al Vacío” nos elevan hacia una paz placentera o nos inquieta con los zumbidos brumosos y dramáticos de “Enjambre”. “Microgramas” que así se llama el L.P., es el nombre más que acertado para estas nanocanciones que con aparentes sonidos mínimos cubiertos por capas nos transportan a bosques congelados, y brillantes de misterio e imaginación, como es en el caso del tema “La Zona” que sería perfecta para pasear de noche por un bosque en Finlandia acechado por máscaras de duendes o como allí les llaman Nisse.
“Microgramas” ha recibido buenas críticas del experto en música electrónica Tomás Fernando Flores en su programa Siglo 21, y es que no es para menos puesto que en temas como “Nebulosa” o “Un drama có(s)mico” se pueden oír como sobrevuelan los espectros de algunos de los mejores compositores de la electrónica alemana como son y fueron Dieter Moebius, Roedelius, Plank, Neumeier o Asmus Tietchens en clave actual, algo que no le viene tan lejos, al ser compañero de escenario en el pasado con su banda Miniatura, de Karl Bartos en el único concierto dado en su vida en Canarias por el componente de Kraftwerk que había asistido a la isla de Las Palmas de Gran Canaria a dar una conferencia y a participar en un festival.
El nuevo disco de Eduardo Briganty “Microgramas” ha sido editado por el sello malagueño El Muelle rec., sello especializado en músicas para desaparecer dentro y las siempre nuevas otras músicas y en el que podemos encontrar a gente tan dispar como al veterano músico electrónico Carlos Suero, al ex- chatarrero de Sangre y Cielo, Javier Arnal, tributos a Nick Cave y 713avo Amor, al músico experimental Zebenzuí González, Corsal Amor, al terrorista sonoro de Les Rauchen Verboten (entre muchos otros), A.L. Guillén. Y al susodicho Eduardo Briganty con este, su debut en solitario, una radiante estrella fría de 9 aristas tras colaborar anteriormente en el primer recopilatorio del sello Drone Works International con 16 artistas de ocho países.
Sebensuí A. Sánchez
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