100% Psych | The Bug feat. Miss Red (Sala Shôko, Madrid)
Organizado por Giradiscos /SON Estrella Galicia
Viernes 13 de Abril a las 20:30h en Shôko Madrid.
En el concierto del pasado viernes 13 habíamos muchos nostálgicos del pasado industrial y de supergrupos en los que estuvo mezclado Kevin Martin; para el que intentaba revivir ese momento podía haber sido un fiasco, pero desde luego pareció no ser así, y todo el mundo sabía lo que iba a presenciar, evidencia de ello es que prácticamente a mitad de concierto ya toda la sala bailaba con los ritmos de The Bug, el fan de Godflesh y el fan del grimes, Kevin Martin es un tipo que evoluciona y no se queda sólo en sus estilos cañeros del pasado, por otra parte también puede ser una pena ya que bandas iclasificables como God, pocas veces seremos testigos en nuestras vidas.
El concierto empezó con una sesión del propio Kevin Martin para ir calentando motores, empezando con ritmos jamaicanos, que iba industrializando e iba mezclando poco a poco, sesión esta en la que se pudo oír algunos de sus muchísimos proyectos y también de otras gentes como Techno Animal y el tema “Megaton”, Zonal proyecto con Justin K Broadrick, G36, Emptyset, Ossia etc; todos de forma sui generis. Kevin Martin con su look imperturbable de sudadera sobre la gorra y barba, parece haber creado estilo por el look idéntico de alguno de sus asistentes, andaba el artista bajo unas luces magníficas que iluminaban la sala bastante oscura y en el que apenas veíamos al músico envuelto en el misterio que tanto le gusta ofrecer en su música de dark dub y derivados y cubierto por multitud de aparatos. Al principio de su set se le podía ver colocando los enormes altavoces por la sala para destrozar mejor algunos tímpanos, unos graves enormes retumbaban en el pecho cuando hacía cambios de tema y revivía así la energía de la música.
El dub psicodélico y paranoico de The Bug, se veía acentuado por unas luces que como decía tenían algunos tonos prodigiosos, y que parecían haber sido fabricadas por un consumidor de LSD con esos colores – luz- básicos de las visiones: azul, rojo y verde que vibraban en tridimensionalidad y creaban sombras de los artistas (sólo había tomado una cerveza), con los artistas me refiero a la cantante que acompañó a The Bug tras su sesión, la cantante israeli Miss Red, para los que esperábamos una cantante sinuosa tipo temas “Catch A Fire”, humeantes y triphoperos no pudo ser, en la vida , dicen, que para no caer en decepción es mejor no esperar nada, para los asistentes con ganas de marcha, que fueron muchos, fue un gran momento para divertirse, pues Miss Red se dedicó al raggamuffin imparable y verborreico y a una especie de trap industrial, lo nunca visto, con twerking incluido.
El escenario era curvo y las voces setenteras con eco que sampleaba The Bug de corte reggae a diferentes velocidades pero con su música normal te giraban las orejas, como una Radio Hades, la sesión de The Bug tuvo momentos de alta intensidad retransmitiendo músicas contrastadas tanto del inframundo como de lugares más soleados. El ragga rap sensual de la menuda Ms. Red era una continua invitación al baile (Jump! Pump! gritaba con énfasis), The Bug pinchando tanto con vinilos como con ordenadores, demostrando que no hay trampa ni cartón, y con su sempiterna gorra NY, daba unos jalones tremendos a su sonido dub futurista, ecos ensordecedores y un sonido que hacía amable el sonido industrial y la frialdad electrónica.
The Bug nos observaba desde el alto escenario de la Sala Shoko mirando como estaba el ambiente entre el público que ya se empezaba a desmelenar y que terminó por desemelenarse desde que salió la energética Ms. Red que más que israelí parecía una negra de ghetto, no paró de bailar, rapear y pedir ¡Make some noise!, acomodándose y viceversa a los ritmos poco acomodaticios de The Bug con sus rapeos y bailes de sacerdotisa de Baal. Los troncos de palmera artificial de la sala junto a las luces verdes le daban un toque a la música, por ratos exótica de The Bug, con partes dubstep de intensidad marciana y bises incluidos en un concierto que sin telonero alcanzó las dos horas, se nos despidió Kevin Martin de nosotros aplaudiendo con un vinilo en la mano.
Texto: Sebensuí A. Sánchez
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