BIME Live 2017 | Eclecticismo otoñal
La cuarta edición del BIME Live, que se ha convertido en el evento otoñal por excelencia, ha transcurrido con propuestas muy diversas en un cartel ecléctico y con altibajos. De cualquier manera, el festival deja buenas sensaciones y se consolida como punto de encuentro de profesionales de la industria musical y melómanos en general.
Estrenamos la primera jornada del festival viendo la sorprendente propuesta de MEUTE, que tocan techno y música de baile con instrumentos de viento y tradicionales. Una orquesta en toda regla que hizo las delicias de los todavía escasos asistentes que se concentraban en el recinto cubierto del BEC.
Poco más tarde les llegó el turno a los británicos Royal Blood, que estuvieron bastante menos inspirados que el pasado mes de julio en el BBK Live, quizás debido a la presencia de menos público, que además se mostró algo frío. A pesar de la incorporación de dos coristas y de la potencia innegable de su propuesta, el concierto del dúo se nos hizo algo plano, ascendiendo en momento puntuales con temas como ‘Out of the Black’ o ‘Figure It Out’. Uno de los puntos álgidos de la noche del viernes llegó después con Ride, que ofrecieron un completísimo recital de rock serio de guitarras, liderados por el vocalista Mark Gardener y el guitarrista Andy Bell (ex Oasis).
Llegamos a tiempo para coger buen sitio en Metronomy, en lo que fue uno de los conciertos más divertidos del festival. Los de Devon suenan genial y son sinónimo de baile constante y música ligera sin demasiado trasfondo pero que cumple su cometido a la perfección. Ejemplo de ello fue el hit ‘The Look’, que puso a bailar a todo el recinto en la parte final de la actuación. Cerramos la jornada con Orbital, cuya propuesta electrónica, comercial y repetitiva, no nos terminó de convencer.
El sábado prometía y mucho. Ya desde el primer momento disfrutamos con BNQT (Banquet), supergrupo con miembros de Band of Horses, Midlake, Travis y Grandaddy. Se movieron entre el rock americano y un pop tirando más a lo británico, y entre otras cosas nos regalaron unas esplendidas versiones de los grupos titulares de alguno de sus miembros (Band of Horses y Travis). También colabora con esta superbanda el líder de Franz Ferdinand, Alex Kapranos, que se prestó a cantar un tema al inicio del concierto, ya que después actuaba en el escenario de al lado con su banda.
Nos perdimos el final de BNQT para aprovisionarnos y coger buen sitio para Franz Ferdinand. Ya sabemos que los de Glasgow no son genios y no han inventado nada ni arriesgan demasiado, pero saben muy bien lo que hacen y su concierto rozó la perfección. El ahora quinteto nos emocionó con un setlist imbatible, alternando clásicos con temas nuevos como ‘Lazy Boy’ que suenan como un tiro y gustan, aunque todavía no han publicado su nuevo LP. Con toda la pista bailando sin parar, la locura llegó con hits como ‘Jacqueline’ o ‘The Fallen’. Las nuevas incorporaciones de la banda (Dino Bardot y Julian Corrie) funcionan a la perfección y no se echa en falta a Nick McCarthy. Además, se notaba que estaban disfrutando, con Kapranos en plena forma sin parar de pegar saltos. Se despidieron con una extendida versión de ‘This Fire’ que provocó el delirio colectivo.
The Prodigy, reclamo por excelencia del festival, no estuvieron tan espectaculares. La gente disfrutó sin duda pero su propuesta monótona y sin variaciones nos llegó a aburrir a pesar de los habituales hits como ‘Smach My Bitch Up’ o ‘Invaders Must Die’. Pero pudimos cerrar el festival con buen sabor de boca con la propuesta electrónica de Vitalic, con un despliegue impresionante de luces y buen gusto, que estuvo sin duda por encima de lo de Orbital la noche del viernes.
Texto: Miguel Aizpuru Solano
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