John Mayall (Teatro Apolo, Madrid)
Poco más de cinco minutos pasaban de las ocho y media de la noche cuando apareció sobre las tablas de un Teatro Nuevo Apolo abarrotado el bluesman John Mayall. Su gira europea ‘Livin & Lovin the blues Tour 2017’ le llevó ayer por la noche a Madrid, una ciudad que estaba ansiosa de que el músico le demostrase que pese a llevar mas de la mitad de su vida en la carretera, cantar blues nunca dejará de estar de moda.
Acompañado de su sección rítmica habitual, formada por Chicago Greg Rzab al bajo y Jay Davenport a la batería, comenzó el repertorio con “I Know You Love Me´´´, la cual interpretó al teclado para después continuar con “Nothing To Do With Love´´.
Y aunque los años no pasan en balde para nadie, ya que el músico de 84 años tenia que consultar de vez en cuando las letras de las canciones, demostró que lo de ser un prodigio se lleva en la sangre y el espíritu blusero en el alma, lo que quedó vigente en el vibrante duelo musical contra la batería que ofreció en“Walking In Sunset´´.
Mayall se sigue atreviendo al teclado, pero también a la guitarra y a la armónica, siendo en este instrumento donde realmente destaca. Y si es algo también es un melómano puro, además de un buen compañero de banda (pese a lo que digan algunas historias), ya que durante la noche dio varios momentos de protagonismo, con halagos incluidos hacia los músicos que lo acompañaban, como se pudo ver en “Ain’t No Garanties´´, dónde Chicago Greg Rzab tuvo la oportunidad de deleitar a los allí presentes con sus vertiginosos solos.
El repertorio continuó con canciones imprescindibles en su repertorio como “Early In The Morning´´ y “California´´ como tema final, antes del por supuesto obligado bis, para el cual eligió el tema “Room To Move´´.
La de ayer fue sin duda una agradable velada musical, en la que quedó patente que Mayall además de ser meritoriamente considerado uno de los padres del blues es también un hombre sencillo, con un comportamiento que no puede ser más lejano al de una “estrella´´, aunque claro, en la vieja escuela siempre era así y ayer, en el Teatro Nuevo Apolo volvió a ser durante dos horas gracias a el la década de los 60, una época en la que la gente en lugar de hacerse fotos con su ídolo pide a este que le firme la armónica.