Crónica: The Body + Full Of Hell (Sala Moby Dick)
THE BODY Rvng Intl./Thrill Jockey, USA
FULL OF HELL A389 Recordings, USA
Domingo 24 de Abril a las 21h en Moby Dick, Madrid
El pasado domingo asistimos a un concierto infernal en el buen y mal sentido de la palabra, aprovechando que estaban de gira europea los estadounidenses The Body y Full Of Hell hicieron escala en Madrid trayéndonos toda su rabia y oscuridad.
Los primeros en aparecer fueron el joven grupo de Full Of Hell, su brutal entrada en escena, fue hostil y terrorífica (eso me pasa por colocarme en el centro en primera fila), el vocalista Dylan Walker que apareció dando un alarido desde lo más profundo de sus entrañas se contorsionaba al ritmo espástico, con una mano en forma de garra en el aire, en una actualizada mezcla de grindcore/noise mezclado con hardcore, un sonido que podía parecer hardcore con death metal (deathcore) pero que se encuadraba más dentro del powerviolence, Carcass sin partes metaleras y con un sonido más violento sin tampoco ser crustcore, un lío.
Pues asustaba ver como el señor Walker con unos ojos en llamas se movía como un poseído epiléptico, por momentos la voz degollada parecía black metal, el concierto duró media hora, lo cual no es de extrañar, desde el primer tema parecía que todo iba a explotar, que iba a haber un asesinato en masa o que moriríamos de un infarto sonoro. Al segundo tema el batería no paraba de jadear y se quitó la camisa. El fotógrafo que fue conmigo también se amedrentó un momento que el vocal le lanzó el micrófono a uno del público y comenzó a berrear tanto o más endemoniadamente que el resto, del grupo, lo dicho, era un ambiente hostil y peligroso en apariencia, el vocal improvisado que se movió entre el público, luego desapareció.
Sin duda esto era el fin de la música tal y como lo conocíamos, o tal y como la conocíamos hace 30 años que se empezó a forjar en la fragua infernal de Vulcano, este tipo de música, es agradable y satisfactorio que nuevas generaciones, empapadas de lo mejor de esa época, sus camisas de Deicide, Morbid Angel y Demilich, sus guitarras en forma de rayo y sus playeras de caña alta les delataban, hayan mejorado y modernizado su sonido aún más que en el momento que esta música alcanzó su cenit a principios de los noventa. Una música, que en buena parte sus temas comunes eran tripas y/o satanismo, ha alcanzado más madurez al tratar cuestiones más interesantes como lo esotérico y lo existencial, que no es que antes no se tratasen pero quizá menos acentuado, y como prueba el público adolescente y no tan adolescente, con aspecto de bruj@s modern@s.
Las guitarras por momentos se respondían en un vaivén de campanadas a la muerte, entre el mayhem del vómito sonoro con esputos y mucosidades varias en un vocal que parecía que iba a reventar su cuerpo en algún momento, las partes demencialmente rápidas de los temas a veces paraban en seco creando aún más confusión en este tórrido caos. La música rozaba el black metal en muchos momentos, un sonido agudo de la tráquea te acuchillaba el tímpano, aún me zumban los oídos mientras escribo esto.
Los gritos se clavaban en el aire y volvían a bajar como un terremoto con el resto de los instrumentos, el primer impacto asustaba, ¿de dónde venían esos gritos?, ¿eran humanos?…desconcertaba, y claro, se teme lo desconocido… luego pude ver que Walker manejaba algunos aparatos electrónicos, uno de ellos lo llevaba en los dientes, y lo agitaba salvajemente también con la mano, pero no lo utilizó en la entrada con la que solo se me ocurre un adjetivo, acojonante, en el peor sentido, Full Of Hell tienen un split con el patriarca del noise electrónico japonés Masami Akita de Merzbow, se entiende ahora por los sonidos guturales del más allá que no eran electrónicos sino subhumanos… los altavoces rodaron un poco con el huracán, la lengua ovalada de Walker caía de la boca como un demonio hindú. La banda, que era una bola de fuego del infierno con truenos por encima, tuvo parones de décimas de segundo y en seguida volvían a la vorágine del terror y la desesperación extremas. En un momento clave del concierto, el baterista haciendo caso omiso del resto seguía tocando sin parar mientras el resto hacían distorsiones ¿afinaban?, ni idea. Ruido sobre ruido de acoples. Ésta es la primera vez que tocaban en Madrid dijeron y otra vez ¡¡¡¡¡¡Uaaaaaaarrrrggggggggghhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!
La siguiente banda, más esperada por su larga trayectoria, la friolera de 7 discos, ueron The Body. Banda inclasificable dentro del avant – metal, sludge, drone-doom-noise ¿?. Tienen un disco nuevo llamado “No one Deserves Happiness” en el que mezclan electrónica oscura dark ambient, con voces femeninas apocalípticas y sonidos darkmetal, hicieron un concierto con una sonoridad más lineal que la que anunciaba su nuevo disco pero que no por ello dejó de ser brutal.
Empezaron con samplers distorsionados para crear ambiente a desolación donde se oían en lontananza gritos de desespero, Cheap King, el vocal, un tipo enormemente grueso era el vocal de The Body que tocaba de lado mirando una caja donde se hallarían, imaginamos, todas las programaciones que no dejaba de observar. Voces desgañitadas, doom agónico, la ballena que se situaba al fondo de la sala Moy Dick sonreía con dientes afilados. King con una guitarra que parecía normal tras ver las armas de muerte que utilizaban los anteriores, hacía un rasgueo ininterrumpido con sus berridos de becerro degollado en la montaña por Abraham en el nombre de Dios.
La garganta de King tatuada con pájaros era un emético de lamentos, tras dos temas aparentemente lentos, pasamos a un doom/drone que retumbaba más que una catacumba griega. Su voz rajada, la ballena de madera brillando en la sala y como Jonás nosotros dentro sumergiéndonos en las profundidades. Todas las canciones empezaban con redobles de tambor que explotaban al cabo de un rato y comenzaba la estantigua en procesión.
Ritmos inquietantes, tensos y repetitivos, el público masculino y femenino movía la cabeza como un toro salvaje, la distorsión sónica de electrocución semejaba un nido de avispas asesinas ensordecedoras. King que sudaba lo suyo como una cascada de sangre o más, se secaba con una toalla mientras caían gotitas de dolor sobre su caja que escondía al público donde guardaba un ordenador¿?, el batería frente a nosotros le seguía, un tenebroso ejército de dos hombres solos.
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