Fu Manchu: Tres décadas de fuzz, skate, autos y caos
Si alguna vez has pisado el acelerador sin mirar atrás, si has patinado hasta reventarte las rodillas, si has encendido un porro bajo el sol del desierto, o eso te decía tu cabeza; o si simplemente un riff de guitarra lleno de fuzz te ha volado la cabeza , bienvenido. Esta historia es para ti. Aquí no hay poses, no hay baladas para llorar en la ducha por un amor no correspondido, ni tampoco discursos pretenciosos. Fu Manchu es rock de verdad. Ruidoso, sucio y con olor a goma quemada.
En este especial vamos a recorrer la historia de los de California, una banda que nunca bajó el volumen, nunca dejó de acelerar y nunca dejó de ser 100% auténtica. Preparaos para un viaje lleno de historias locas, giras dementes, accidentes de todo tipo, coches que casi explotan y amplificadores a punto de incendiarse. Subiros con nosotros a nuestro muscle car, ajustad vuestra tabla y aprieten los dientes queridos lectores.
1985-1993: DEL HARDCORE AL DESIERTO – EL NACIMIENTO DEL MONSTRUO
Antes de que Fu Manchu existiera, Scott Hill y compañía tenían una banda llamada Virulence. ¿El rollo? Hardcore punk violento, al más puro estilo de Black Flag y Bad Brains. Pero en algún punto, el punk rápido les empezó a saber a poco. Scott quería riffs más grandes, bajos más gordos y una percusión que hicieran temblar el suelo. Así que en 1990 tiraron la toalla con Virulence y renacieron como Fu Manchu, en honor a un villano de novelas pulp que daba tanto miedo como risa.
Las primeras grabaciones fueron puro underground. Nadie sabía exactamente qué cojones era ese sonido. No era grunge, no era metal, no era punk. Era algo nuevo. Lento, denso, groovy y jodidamente pesado. En esos años, los Fu Manchu tocaban en cualquier antro que les diera una oportunidad. Skaters y fanáticos de los muscle cars empezaron a seguirlos porque sus canciones eran literalmente la banda sonora de ese estilo de vida.
1994-1997: EL SONIDO SE SOLIDIFICA (Y LOS SKATERS SE ROMPEN LOS HUESOS)
Cuando sacaron No One Rides for Free en 1994, fue como una patada en la cara a la escena del rock. Su debut, producido por Brant Bjork (ex-Kyuss), presenta un sonido crudo y directo, con riffs pesados y una atmósfera desértica que definiría el stoner rock californiano. Nadie sonaba como ellos. Con Daredevil (1995), las cosas se pusieron serias. Fue la consolidación del estilo de la banda, incorporando elementos del surf rock y una producción más pulida. Canciones como Coyote Duster muestran su amor por la velocidad y la cultura del automóvil, perfecto para una carrera ilegal en una autopista a las 2 de la madrugada. Por otro lado temas como Superbird eran perfectos para un video de skaters lanzándose desde edificios. ¿El problema? Precisamente eso: la banda empezó a ser usada como banda sonora para cosas que hacía gente que no estaba del todo bien de la cabeza. En un concierto en San Diego, un grupo de skaters borrachos intentó hacer un ollie desde un balcón del segundo piso hasta el escenario. Spoiler: no lo lograron, pero sí dejaron una enorme mancha de sangre junto a la pedalera de Scott Hill.
In Search Of… (1996) nos brindaron un álbum conceptual que explora temas de ciencia ficción y viajes espaciales. La banda experimenta con estructuras más complejas y sonidos psicodélicos. Durante una fiesta en Venice Beach, alguien apostó que podía patinar por encima del coche de Scott mientras sonaba Ojo Rojo. El tipo lo intentó y aterrizó con la cara contra el parabrisas. A pesar de los heridos (o quizás gracias a ellos), Fu Manchu empezó a hacerse más y más popular. The Action Is Go (1997) tenía a Brant Bjork en la batería y Bob Balch en la guitarra. Fue el disco que los llevó a otro nivel. No solo tenía temazos como Evil Eye y Grendel, Snowman, sino que cada canción era pura adrenalina. Continuando con las locuras, durante la gira de este disco, su camioneta explotó en mitad del desierto. Literalmente, una manguera de combustible reventó y casi provoca un incendio en pleno tour. La banda tuvo que esperar 6 horas en la nada hasta que alguien los rescató. En un festival en Alemania, los organizadores les dieron tanto alcohol antes del show que Scott Hill se cayó sobre su amplificador en mitad de la segunda canción. ¿Lo peor? Nadie en el público se dio cuenta, porque la distorsión era tan salvaje que sonaba como parte del espectáculo.
2000-2010: AUTOS A TODA VELOCIDAD Y MÁS LOCURAS EN DIRECTO
Si King of the Road (2000) fuera una película, sería una de esas de acción donde los coches vuelan y todo explota en llamas. Desde la portada hasta la última canción, este disco era pura velocidad y actitud. Canciones como Hell on Wheels y Boogie Van son himnos del stoner rock. Para este punto, Fu Manchu ya era la banda definitiva para conducir por la carretera a toda velocidad. Pero no todo era diversión. En un concierto en Detroit, un fan subió al escenario totalmente desnudo y empezó a hacer air guitar con la guitarra de Scott. La seguridad tardó tres canciones en darse cuenta porque todos pensaban que era parte de lo que estaban viendo. En California Crossing (2001), producido por Matt Hyde, nos encontramos un sonido más accesible y melódico. Canciones como Separate Kingdom muestran una evolución en la composición.
Start the Machine (2004) es un retorno a las raíces más pesadas y psicodélicas. La banda experimenta con sonidos más oscuros y letras introspectivas. Durante esta gira, en Australia, un grupo de fans le robó la batería a la banda después del concierto. El batería tuvo que tocar en la siguiente sala con una prestada que sonaba como ollas golpeadas con un martillo. We Must Obey (2007) regresaba para darnos un puñetazo en toda la cara, un trabajo enérgico y directo, con canciones como Hung Out to Dry que destacan por su intensidad. La banda muestra una actitud más agresiva y punk. La formación no paraba de crear música y en 2009 editan Signs of Infinite Power, continuación del sonido pesado y directo. Temas como Bionic Astronautics muestran la habilidad de la banda para crear riffs memorables.
¿Cuántas formaciones conocéis que saquen trabajos cada 2/3 años y tengan la calidad suficiente para ser recordados? Lo suyo era y es actitud, como demuestra lo que pasó en un festival en Texas, donde Scott rompió tantas cuerdas que tuvo que terminar tocando con una guitarra de repuesto que estaba afinada en otra tonalidad. ¿El resultado? Un sonido tan distorsionado que hasta los amplificadores se quejaron. Para 2010 ya llevaban casi 20 años en la carretera, y en lugar de cansarse, decidieron hacer lo contrario: meterle más fuzz y más volumen.
2010-HOY: EL FUZZ NO MUERE, SOLO SE VUELVE MÁS SALVAJE
Si pensabas que con más de 40 años estos tipos iban a bajar el ritmo, te equivocaste. Gigantoid (2014) fue grabado en su propio estudio y muestra una producción más cruda y espontánea. Nos encontramos singles como Dimension Shifter que destaca por su energía y un sonido más pesado, rozando el doom metal. Clone of the Universe (2018) trajo una sorpresa: una canción de 18 minutos dividida en cuantro secciones con Alex Lifeson de Rush. Fue grabado y producido por la banda y Jim Monroe en The Racket Room en Santa Ana, California. The Return of Tomorrow (2023) los llevó de vuelta a sus raíces: sucio, crudo y sin filtros. Un álbum doble con un disco de canciones pesadas y otro de temas más suaves. Scott Hill explicó que querían ofrecer una experiencia distinta a todo lo que habían creado para sus fans. El trabajo muestra influencias de Black Sabbath, AC/DC y Rush.
Las giras siguen siendo una locura absoluta. En cada festival en el que tocan, hay skaters saltando vallas, gente surfeando en el público y amplificadores al borde de la combustión espontánea. ¿POR QUÉ FU MANCHU SIGUEN SIENDO LOS REYES DEL STONER? Porque nunca se vendieron. Nunca intentaron hacer hits poperos ni seguir tendencias. Porque sus conciertos siguen siendo una experiencia física, donde sientes cada riff como un golpe en el pecho. Porque después tantos años, todavía pueden subir al escenario, mirar al público y decir: “Este concierto va a ser muy pesado y no apto para todos los públicos. Si no te gusta, vete a la mierda.” Y nadie se va.
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