Raíces Sangrientas: historia y legado de Sepultura

Pocas bandas en el mundo pueden decir que nacieron con el sabor crudo de las calles y que, contra toda probabilidad, lograron cambiar la escena del metal para siempre. Sepultura es una de esas bandas. Desde las favelas de Belo Horizonte, Brasil, surgieron como un rugido rabioso en los años 80, cuando dos hermanos adolescentes, Max y Igor Cavalera, con poco más que una vieja guitarra y la batería prestada de un amigo, empezaron a tocar en los patios traseros, soñando con escapar de la miseria. Pero su historia no es una de éxito fácil ni de amistades eternas. En este recorrido, vivieron traiciones, cambios de formación, rupturas dolorosas y una evolución musical que, aún hoy, divide a sus seguidores. Esta es la historia de Sepultura, la banda que hizo del caos su bandera y del metal su lenguaje.

 

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Foto: Sepultura en 1984

 

Comienzos: La rabia de los suburbios (1984-1987)

En el Brasil de los años 80, el metal era un género casi inexistente. Las grandes ciudades estaban dominadas por ritmos populares, mientras que el rock pesado apenas tenía cabida en la radio o en las tiendas de discos. Max e Igor Cavalera, dos hermanos adolescentes de la ciudad industrial de Belo Horizonte, comenzaron a adentrarse en este género gracias a cintas de contrabando de bandas como Black Sabbath, Venom y Slayer. Sin apenas recursos y con instrumentos viejos o prestados, estos hermanos soñaban con un estilo musical que pudiera expresar la dureza de su entorno y la frustración de la juventud brasileña.

Su primera banda, formada en 1984, tenía una alineación inestable, y sus primeros ensayos eran únicamente ruido sin sentido y acordes desordenados, pero tenían algo único: una furia auténtica. Durante los primeros meses, experimentaron con varios nombres hasta decidirse por Sepultura, que significa tumba en portugués. Este nombre reflejaba tanto su amor por el metal como su realidad: un Brasil que sentían como un país sumido en la miseria y la violencia. Ese mismo año, se unieron al guitarrista Jairo Guedz y al bajista Paulo Jr., consiguiendo la primera formación estable de la banda. En 1985 lanzaron su primera demo, Bestial Devastation, un EP compartido con la banda Overdose. La grabación fue improvisada, y la calidad de sonido era muy mala, pero el impacto en la escena underground fue profundo. En un momento en que Brasil luchaba por encontrar su identidad, Bestial Devastation parecía canalizar una energía caótica y agresiva.

En 1986, lanzaron Morbid Visions, su primer álbum de estudio, un trabajo que combinaba thrash metal con elementos de death metal. La producción fue básica, pero la crudeza de temas como Troops of Doom y Show Me the Wrath dejó claro que Sepultura tenía un sonido propio, oscuro y sin compromisos. Jairo Guedz dejó la banda poco después, y Andreas Kisser, un guitarrista con más experiencia, fue reclutado. Kisser no solo trajo más técnica y estructura, sino una comprensión más profunda de la música que ayudaría a la banda a evolucionar.

 

El primer despegue: Schizophrenia y la influencia de Andreas Kisser (1987-1988)

Con la entrada de Andreas Kisser en 1987, Sepultura dio un salto de calidad. Kisser era un guitarrista talentoso y metódico que había estudiado música clásica y estaba familiarizado con técnicas de composición que los hermanos Cavalera no conocían. Su presencia trajo una dimensión técnica y creativa que comenzaría a transformar a Sepultura en una banda reconocida por su habilidad instrumental. Ese mismo año grabaron Schizophrenia, su segundo álbum de estudio, que marcó una evolución en su sonido, combinando estructuras de death metal con la rapidez del thrash. Las canciones tenían un enfoque más complejo, y la banda empezó a experimentar con ritmos inusuales y cambios de tempo. La canción From the Past Comes the Storms se convirtió en uno de los temas emblemáticos de la época y les dio un primer vistazo de atención internacional, especialmente en Europa, donde el metal extremo comenzaba a crecer en popularidad.

Además de las letras más introspectivas, Andreas también fue responsable de empujar a Sepultura hacia el uso de letras en inglés, algo esencial para que la banda se proyectara en el extranjero. La energía de Schizophrenia atrajo la atención de Roadrunner Records, un sello independiente con sede en Estados Unidos, conocido por firmar bandas de metal y punk. Con este contrato, Sepultura tenía finalmente una oportunidad para grabar con mejores recursos y acceder a un mercado más amplio.

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Foto: Sepultura en 1987

 

El gran golpe: Beneath the Remains (1989) y el reconocimiento internacional

La grabación de Beneath the Remains en 1989 fue un cambio crucial para Sepultura. El álbum fue producido por Scott Burns, uno de los ingenieros más respetados en la escena metal de la época, y grabado en Río de Janeiro. Aunque las sesiones fueron tensas y el presupuesto era muy limitado, Burns y la banda lograron un sonido mucho más refinado, con una mezcla clara y una producción que capturaba la agresividad y el talento instrumental de cada miembro. Canciones como Inner Self, Mass Hypnosis y la homónima Beneath the Remains capturaban temas de alienación, desesperanza y crítica a la violencia social. La gira promocional de este álbum fue su primera experiencia a nivel internacional, lo que les permitió tocar en Estados Unidos y Europa. Sin embargo, a pesar del éxito, los miembros seguían enfrentándose a grandes desafíos económicos y personales, pues gran parte de sus ingresos eran absorbidos por su discográfica y los costes de la gira.

Con Beneath the Remains, Sepultura empezó a establecerse como una banda con un sonido distintivo en el mundo del thrash y death metal, destacándose por su combinación de técnica, velocidad y temas sociales. Este álbum es considerado hoy en día una piedra angular del metal extremo, y los posicionó en el radar de los fans de metal de todo el mundo.

 

Consolidación y expansión: Arise y Chaos A.D. (1991-1993)

En 1991, Sepultura lanzó Arise, un álbum que continuó la evolución técnica y creativa de la banda. Este álbum fue grabado nuevamente bajo la producción de Scott Burns, esta vez en Florida, donde la escena del death metal estaba en su auge. Con canciones como Dead Embryonic Cells y Arise, el álbum consolidó su estatus en la escena mundial, y las letras empezaron a abordar temas más amplios como la guerra, la corrupción y el colapso social. Sepultura comenzó a tocar en festivales y abrir para bandas grandes, lo que les dio acceso a un público mucho mayor. Arise fue el primer álbum de Sepultura en obtener certificación de ventas en Brasil, y su éxito les permitió embarcarse en una gira mundial más extensa que los llevó a Japón, Australia y Europa. Durante este periodo, la banda comenzó a sentir la presión de mantener el éxito y lidiar con la vida en carretera, pero también les permitió conectarse con movimientos de justicia social y otras culturas, lo cual influiría en su música futura.

Con Chaos A.D. (1993), Sepultura dio un giro que descolocó a muchos, pero también les ganó respeto. Este álbum marcó una exploración profunda de las raíces brasileñas, con ritmos y percusiones que integraban elementos tribales y folclóricos. Andreas Kisser y Max Cavalera, que escribieron la mayoría de las letras, se inspiraron en el contexto político de Brasil y de otros países. Refuse/Resist se convirtió en un himno anti-sistema, y temas como Territory abordaron temas de invasión y ocupación, inspirados en el conflicto israelí-palestino. Con este álbum, Sepultura demostró que podía innovar dentro del metal y fusionar diferentes estilos. Chaos A.D. fue un éxito de ventas y consolidó a Sepultura como una de las bandas más importantes de la escena metal, trascendiendo las etiquetas de thrash o death metal y entrando en un territorio musical único.

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Foto: Sepultura en 1991

 

Punto de ruptura: Roots y la salida de Max Cavalera (1996-1997)

En 1996, la banda lanzó su álbum más experimental y exitoso hasta la fecha, Roots. Inspirado en la cultura indígena brasileña y el folclore del país, Roots integró percusiones nativas, cánticos y grabaciones realizadas con la tribu Xavante, llevando el sonido de Sepultura a un terreno de metal alternativo que fusionaba ritmos y sonidos hasta entonces impensados en el género. Canciones como Roots Bloody Roots, Ratamahatta y Attitude alcanzaron el estatus de clásicos y llevaron a Sepultura a lo más alto de la fama.

Sin embargo, el éxito de Roots también trajo conflictos. Las tensiones entre Max Cavalera y el resto de la banda comenzaron a escalar. Max quería seguir explorando el sonido alternativo y tribal, mientras que Andreas Kisser e Igor Cavalera preferían una dirección más clásica del metal. A esto se sumó el trágico asesinato de Dana Wells, hijastro y manager de Max, lo cual rompió aún más la relación entre los miembros. Finalmente, en 1997, Max Cavalera dejó la banda tras una fuerte discusión sobre el manejo y futuro de Sepultura. Su partida fue devastadora para los fans y marcó el fin de una era. Muchos pensaron que sería el fin de Sepultura, pero el resto de los miembros decidieron seguir adelante.

 

Era de Derrick Green: La búsqueda de una nueva identidad (1998-presente)

Después de la partida de Max Cavalera, Sepultura se enfrentó al desafío de reestructurarse, tanto musical como emocionalmente. La decisión de continuar sin Max fue recibida con escepticismo por parte de muchos fans, quienes asociaban a Sepultura directamente con la voz y presencia de su fundador. Sin embargo, los integrantes restantes —Igor Cavalera, Andreas Kisser y Paulo Jr.— decidieron seguir adelante y comenzaron la búsqueda de un nuevo cantante. Esta búsqueda fue ardua y llevó tiempo, pues encontrar un reemplazo para Max significaba hallar a alguien que pudiera adaptarse tanto a su estilo icónico como al nuevo sonido que la banda quería explorar. Derrick Green, un cantante estadounidense de Cleveland, fue finalmente el elegido. Su llegada fue una apuesta arriesgada: no solo traía una voz y estilo diferentes, sino que también era extranjero, lo cual marcó una ruptura cultural respecto a las raíces brasileñas de la banda. Sin embargo, Green aportó una energía renovada y una interpretación vocal más grave y poderosa, dándole a Sepultura una nueva dimensión. Con él, la banda se embarcó en una nueva era.

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Foto: Sepultura en 1998

 

Contra todo pronóstico: Against (1998) y Nation (2001)

El primer álbum con Derrick, Against (1998), fue un trabajo que, en cierto sentido, se sintió como una declaración de resistencia. Andreas Kisser describió el proceso como una “reconstrucción desde las cenizas”, ya que los miembros restantes debían enfrentarse a la presión y la crítica por seguir adelante sin Max. Against mostró a un Sepultura dispuesto a experimentar y a redefinirse, aunque también conservó algunos de los elementos tribales y percusivos de Roots, particularmente en temas como Choke y Boycott. Sin embargo, el álbum no recibió la misma acogida que sus predecesores; muchos fans y críticos consideraban que Sepultura había perdido su esencia sin Max. Pese a esto, la banda continuó avanzando y encontró un núcleo de seguidores leales a esta nueva formación.

En 2001, Sepultura lanzó Nation, un álbum conceptual que exploraba la idea de una sociedad utópica y autosuficiente. Con Nation, buscaron experimentar más allá del metal tradicional, sumando influencias de punk, hardcore y sonidos industriales. El disco incluía colaboraciones con artistas de géneros diversos, como Jello Biafra de Dead Kennedys y Jason Newsted de Metallica. Este álbum fue bien recibido por algunos críticos que valoraron el enfoque experimental, aunque no logró el éxito comercial esperado. A pesar de las críticas mixtas, Nation consolidó la identidad de Sepultura como una banda que no tenía miedo de reinventarse y explorar nuevos territorios.

 

Una década de reinvención: Roorback (2003), Dante XXI (2006) y A-Lex (2009)

Para 2003, la banda lanzó Roorback, un álbum en el que regresaron a un sonido más directo y agresivo, dejando de lado en gran medida los elementos tribales para centrarse en el metal y el hardcore. El título del álbum hace referencia a un término político que significa “difamación”, y las letras se centraban en temas sociales y políticos, abordando la corrupción y la desigualdad. Aunque Roorback fue mejor recibido que sus predecesores, seguía siendo un álbum que dividía a los fans. La presencia de Derrick Green ya era más aceptada, pero la banda seguía luchando por encontrar su nueva identidad.

La siguiente gran apuesta de la banda fue Dante XXI (2006), un álbum conceptual basado en La Divina Comedia de Dante Alighieri. Cada sección del álbum representaba un capítulo del viaje de Dante a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. En este trabajo, Sepultura integró arreglos orquestales y melodías más sombrías, combinadas con un sonido crudo y una fuerte presencia de percusiones. Dante XXI fue un álbum elogiado por su cohesión y concepto, y ayudó a Sepultura a consolidarse en esta nueva era.

En 2009, la banda lanzó A-Lex, un trabajo también conceptual basado en La naranja mecánica de Anthony Burgess. Este trabajo exploraba temas de control social, represión y violencia. A-Lex fue el primer álbum de la banda sin Igor Cavalera, quien había dejado el grupo en 2006 debido a diferencias creativas y personales. La salida de Igor fue un golpe muy fuerte, ya que los fans veían en él y Max los pilares fundadores de Sepultura. Sin embargo, Jean Dolabella, un batería talentoso y dinámico, se unió para llenar el vacío, aportando un estilo fresco y vigoroso a la banda.

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Foto: Sepultura en 2003

 

La resiliencia de una banda: Kairos (2011), The Mediator (2013) y Machine Messiah (2017)

Para 2011, Sepultura lanzó Kairos, un álbum que se centraba en la exploración del tiempo y la historia de la banda. Con un enfoque introspectivo, Kairos fue una especie de retrospectiva en la que Sepultura buscaba reconciliar su pasado con su presente. A nivel musical, el álbum representaba un regreso a las raíces del thrash, con riffs rápidos y potentes que recordaban a los primeros trabajos de la banda. Kairos fue bien recibido y marcó un punto de estabilidad en una formación que había cambiado constantemente durante los últimos años.

En 2013, lanzaron The Mediator Between Head and Hands Must Be the Heart, un disco inspirado en la película Metrópolis de Fritz Lang. Con canciones que abordaban la vinculación y el control social, este trabajo fue más oscuro y experimental, destacando por su producción densa y atmósferas intensas. Este álbum trajo a Eloy Casagrande, un joven batería brasileño cuya habilidad y fuerza dieron nueva energía a Sepultura, recordando la ferocidad que Igor había aportado en sus inicios.

En 2017, Machine Messiah continuó esta tendencia de experimentación. Inspirado en el tema de la inteligencia artificial y el transhumanismo, el álbum exploraba la relación entre el hombre y la tecnología. Machine Messiah fue aclamado por la crítica y considerado uno de los mejores trabajos de Sepultura en años, gracias a su complejidad y la habilidad de mezclar el metal con otros estilos. Este álbum fue un testimonio de la resiliencia de la banda, mostrando su capacidad de reinventarse y seguir siendo relevante.

El último álbum de Sepultura con temas nuevos, Quadra (2020), es otra vez una obra conceptual que se basa en la numerología y el concepto de cuatro mundos distintos, cada uno representando una etapa de la carrera y sonido de la banda. Quadra es un álbum en el que Sepultura se sumergió profundamente en su pasado, su presente y su visión para el futuro, explorando los límites del thrash y el metal progresivo. Las canciones de este álbum destacan por su versatilidad y exploración técnica, y temas como Isolation y Means to an End reflejan la intensidad y madurez alcanzada por la banda después de décadas de altibajos. Quadra ha sido muy bien recibido tanto por la crítica como por los fans, lo cual es significativo para una banda que se ha enfrentado a divisiones y reconstrucciones constantes. Este álbum es un recordatorio de que Sepultura no solo sobrevive, sino que sigue innovando y ofreciendo música que desafía los límites del metal.

 

La salida de Eloy Casagrande y el legado musical de Sepultura

En los últimos años, Sepultura parecía haber alcanzado una estabilidad en su formación, una hazaña poco común para una banda que ha experimentado numerosos cambios entre sus músicos. Eloy Casagrande, quien había entrado en la banda en 2011, aportó una energía y habilidad excepcionales a la batería, llevando el legado de Igor Cavalera con fuerza y originalidad. A su corta edad cuando ingresó, Eloy sorprendió a todos con su talento y destreza, convirtiéndose en un nuevo pilar de la banda. Sin embargo, tras una década de colaboración, en 2023, Eloy anunció su salida de Sepultura, sorprendiendo a los fans que veían en él a una figura clave para el sonido actual de la banda. Su rumbo estaba camino de Iowa, junto a Slipknot.

La salida de Eloy Casagrande dejó a Sepultura en una situación de incertidumbre, aunque la banda rápidamente dejó en claro que continuarían adelante. Desde su entrada, Eloy había sido una pieza fundamental en la evolución moderna de Sepultura, especialmente en álbumes como Machine Messiah y Quadra, donde su estilo brutal y técnico definió en gran parte el sonido más reciente de la banda. A pesar de la partida de Eloy, Sepultura demostró una vez más su resiliencia y compromiso con seguir adelante, enfrentándose al desafío de reconstruirse, una vez más, después de perder a un miembro importante.

A lo largo de las décadas, cada cambio de formación ha traído consigo nuevos matices al sonido de Sepultura, y la entrada de Greyson Nekrutman tenía la idea de abrir otra etapa musical en su carrera. Pero todo esto ha quedado en nada dado que Sepultura anunció su gira de despedida, titulada “Celebrating Life Through Death”,  para conmemorar sus 40 años de historia en el metal. Este tour marca el cierre de una era y está diseñado como una celebración global de su legado. Durante los próximos 18 meses, la banda planea tocar en diversos países y grabar 40 canciones en directo en 40 ciudades distintas, que serán recopiladas en un álbum que capturará la energía de la banda encima de los escenarios. Uno de los momentos más esperados de este cierre es la posibilidad de una reunión con los miembros fundadores Max e Igor Cavalera. Andreas Kisser mencionó que le gustaría que los Cavalera participaran en el último show planeado en São Paulo en 2026, extendiendo la invitación también a otros ex-miembros. Kisser expresó su esperanza de que los hermanos se unan a la banda en este último concierto, dejando abierta la posibilidad de un regreso para tocar juntos una vez más, aunque aún no hay confirmación oficial por parte de los dos hermanos.

sepultura tour

No se trata solo de un adiós; es un último estallido de gratitud y energía en honor a ellos mismos, una banda que redefinió el género del metal y rompió fronteras musicales y culturales. Sepultura se despide con la misma intensidad que los ha caracterizado durante 40 años, honrando su pasado y entrando directamente en el salón de las leyendas.