El Atlantic Fest se amolda a los tiempos que corren
Cuando Yung Beef lanzó la lamentable patada voladora hacia uno de los asistentes a su concierto a media tarde en el escenario principal del Atlantic Fest 2018, casi nadie se podía imaginar entonces que la programación del festival del año siguiente iba a tener como protagonistas al trap y al new pop. Nadie, ni los más osados, ni entre los presentes al último concierto del granadino en la Illa (entre los que me encontraba mientras experimentaba una de las sensaciones más punkis que recuerdo haber vivido en un concierto).
Pues bien, más allá del bochornoso espectáculo ofrecido por el artista, al que se sumaron después los prejuicios de instituciones públicas y privadas en forma de cancelaciones y titulares de radio y prensa local, tuvo que ser Toño Caneda en su festival, programando música de vanguardia la misma noche en la que el pueblo de la Illa se engalana, quien ha configurado una noche de música urbana poco o nada normalizada en la zona, más allá de Marisquiños o de las pinchadas de Kaixo y artistas hermanados con el género en la ciudad Olívica.
Una jornada, la del viernes, que nada tuvo que envidiar por cartel a las programadas en su género por parte de los grandes festivales del país. Los Cupido, Cariño y La Zowi, hicieron de la jornada inaugural en la novedosa ubicación del recinto de la playa del Bao (desplazado más si cabe hacia la playa) un gran previo, sintomático del momento musical actual, empujado entre las marcas que demandan ciertas bandas y las radiofórmulas en las que cada vez escuchar música urbana es más habitual. El festival lleva puesto el buen gusto del momento musical actual, un sello de calidad que se repite año a año.
Mientras las jovencísimas Cariño, casi al final de su concierto, interpretaban la versión pop de Llorando en la Limo de C. Tangana, la carpa Mahou (segundo escenario del festival en importancia y primero la noche del viernes al estar cerrado el escenario principal durante esa jornada) se llenaba a reventar mientras el público esperaba el comienzo del concierto de Cupido, auténticos triunfadores de la noche, y se podría decir que del festival por los comentarios que corrían de boca en boca al día siguiente sobre el concierto de la banda de Daniel “Pinp Flaco”. No recuerdo una carpa tan llena y con tanta gente viendo el concierto desde fuera porque dentro no cabía nadie más.
Los Cupido han dado en el clavo con su pop sencillo pero entrañable, que calentó la jornada del viernes (más allá de las transparencias que vestía La Zowi) hasta hacer rendirse a todos los allí presentes con el flow de su concierto hasta rozar la afonía después de tararear a grito pelado el No Sabes Mentir, “..Y yo que pensaba que tu cuerpo, -o, -o, -o, Era un laberinto sin salida, -a, -a, -a, Pero era cuando estabas dentro, -o, -o, -o”, y una de las canciones del verano, el U Know con el que culminaban su concierto. La actuación de La Zowi después de lo vivido hacía escasos minutos en el mismo escenario, fue una más de la noche, mención especial para su dj que hizo las delicias en el previo y el final del concierto. Para quien no ubique a la granadina es protagonista de films, modelo de firma de joyas o diseñadora de línea de ropa y precursora del pegadizo “La Zowi puta“.
No se si son demasiadas marcas dentro del festival, o la necesidad de implantar escenarios innecesarios pero habría que dar un toque de atención al promotor, el señor Caneda y su gente, dos escenarios en paralelo, y un tercero justo detrás, con una barra entre los dos primeros, todo ello justo enfrente de la puerta, no es una distribución lógica en un recinto tan limitado como el del festival, ni para la noche del viernes, ni para la jornada del sábado en la que se congregaron 5.000 personas en el recinto de la playa del Bao. Las colas en las barras se repitieron continuadamente en las dos jornadas, algo que seguramente se podría evitar con una mejor distribución y haciendo transitar a la gente dentro del recinto. Son ya seis ediciones en la misma ubicación, tiempo suficiente para poder prever este tipo de circunstancias que no hacen nada bien al festival.
Aún así, destacar a primera hora de la tarde el concierto de Anita Fernández, La Bien Querida desprendiendo más frescura que nunca, en Septiembre presentará su nuevo disco, ‘Brujería’ del que no obstante, no dejó ver ni una sola aproximación al interpretar en la mayor parte del concierto los temas de Fuego 2017. Tardó poco en meterse al público en el bolsillo nada más comenzar, con su tercera canción del repertorio Recompensarte que interpretó a dúo con J. Planetas, si además cuentas con David Rodríguez en los acordes a la guitarra, el concierto tiene que salir redondo.
La tarde musicalmente se pasó volando entre conciertos de un desconocido para el gran público neozelandés que presentó su Live At Auckland Town Hall (2019). María Rodés, acompañada por Guillermo Martorell e Isabelle Laudenbach, el concierto perfecto para disfrutar de la puesta de sol en la Illa, la catalana entre poesía, un homenaje a Lola Flores, y su impresionante chorro de voz, nos terminó conquistando con la interpretación de Tres Puñales, contándonos que si alguien temía por la improbable caída de la luna en la Tierra, que no tema porque “quién lo quiere saber”, a así terminó con la maravillosa historia Fuí a buscar el Sol.
La tarde-noche se presumía intensa con Dorian, la banda catalana que no deja de transformar su música y que invita a la gente a rebelarse contra lo que se considera como lo normal que no tiene por qué ser lo bueno. Con un formato más tendente al rock que nunca fueron desgranando sus temas del Justicia universal 2018 y los hits que siempre acostumbran a tocar en su concierto. Se puede decir que fue el primer concierto que sonó bien de verdad en el escenario principal Xacobeo 2021. Luego Apartamentos Acapulco hacían lo mismo que hizo Cupido en la carpa Mahou la noche anterior, reventar la carpa con su sonido de guitarras. Y como si de un presagio de este siglo, como bien apuntaba, la pasada semana, en su cuenta de twitter Don Antonio Luque: “Gracias al eclecticismo todos los festis son el mismo”. No hay duda alguna de la afirmación.
Y así, entre balas de paja que intentaban tapar los charcos que había dejado la tormenta de la mañana, llegamos al comienzo de la liturgia con la que Los Planetas impregnan cada uno de sus conciertos. Faltaba más de media hora para que comenzasen a tocar los granadinos y ya se hacía complicado llegar hasta la mesa de sonido del escenario principal. Un Juan Ramón Rodríguez, J. que se intuía mejor a las cinco de la tarde que a media noche cuando comenzaron a tocar, con problemas para recordar las letras de las canciones “flamencas”, y un Erik enfundado en un traje plateado como si el palio en el que subía no hace muchas giras le hubiera permitido mutar hacia un viaje astral,… así son los conciertos de Los Planetas.
Texto: Eva Bernárdez
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