FIB 2019 | Un 25 aniversario con pocas luces y muchas sombras
El Festival Internacional de Benicàssim ha sido y sigue siendo uno de los grandes festivales de la península y lo seguirá siendo gracias a la multitud de fortalezas con las que cuenta, y que difícilmente pueden ser alcanzables por cualquier festival de España.
Tras cuatro jornadas de festival pudimos ver una gran cantidad de buenos conciertos, un innumerable número de grupos emergentes a los que seguir la pista y como ya hemos mencionado una bajada muy grande en asistencia de público que no tiene nada que ver en una siempre organización ejemplar del evento. Después de 25 años, el buen funcionamiento del recinto, de las barras o el encanto de Benicàssim es siempre un plus difícil de destruir por la competencia.
Comenzamos con una jornada inaugural donde sólo estaba activo un escenario de los tres por los que figuran bandas (sin contar con un cuarto escenario dedicado a Djs), lo que nos hizo preocuparnos ya en el primer día por la continuidad del FIB, debido a que este escenario activo no era el escenario grande, sino el segundo escenario el que debía congregar a todo el público dispuesto a asistir los cuatro días de festival.
Empezamos a primera hora con Novio Caballo, con un rock festivo cercano al Mcnamara más rockero donde hizo sonar temazos como Jesús es Negro. Pronto apareció uno de los grupos más interesantes de la jornada y del festival, los irlandeses Fontaines D.C. con un rock cercano a Idles, con una actitud mucho más pasiva que estos a la hora de encarar sus conciertos, el concierto se vio algo deslucido a la luz del sol, siendo difícil mostrar la oscuridad que proyectan sus canciones, aun así su actitud punk con cigarrillo mientras tocan se vio inalterada gracias a la pegada de canciones como Too Real o Big.
Marina fue una de las grandes triunfadoras de la noche en un concierto mágico y divertido rodeada de sus bailarines recordando por momentos a Javiera Mena, con una presencia abrumadora, visuales y cargada de hits hizo disfrutar a todos los presentes, por poco que la conociesen, como una autentica diva pop. Más tarde, Kodaline aburrió, a la vez que fascinó a gran parte del público, con momentos entre Mumford & Sons y James Blunt, que hizo que el público inglés cantara la mayoría de sus canciones como si fueran himnos, como en All I Want, dejando un concierto del que se puede salir queriéndolos u odiándolos, pero sin dejar a nadie indiferente a su propuesta.
El momento de la noche llegó de la mano de Action Bronson, que con cuarenta minutos de retraso apareció en el escenario cabreado acusando a la organización. “No tienen mi cosa”, estrellando varios micros contra el suelo al grito de “Where My Visuals?”, cuando empezaron a aparecer por las pantallas, los encierros de San Fermín dejando al público aún más confuso y comenzando a entonar su conocido Baby Blue ante un caos que traspasaba todo el escenario siendo una anécdota que para bien o para mal permanecerá en la mente de todos los asistentes al festival.
FatBoy Slim cerró como la figura de la música electrónica que es, con unos visuales a la altura y mezclando temas suyos con temas actuales de Childish Gambino, Daft Punk, e incluso el Satisfaction de The Rolling Stones creando esa comunión entre público español y británico que siempre ha caracterizado al FIB.
El viernes abrimos el festival cerca de las ocho de la tarde con The Big Moon, el grupo londinense mostró un directo brutal, con una solvencia y calidad de canciones fuera de toda duda que a base de guitarrazos se ganaron a todo el público asistente al festival.
Nos dirigíamos a ver a The Blinders, cuando por las pantallas anunciaban que el concierto se retrasaba debido a problemas con el transporte al festival, por lo que finalmente volvimos al escenario Las Palmas para ver a unos Superorganism, que de la mano de la pequeña Orono dio rienda suelta a su arsenal de hits con sólo un disco en el mercado, cerrando con Everybody Wants To Be Famous y Something For Your M.I.N.D.. Gus Dapperton entretuvo con un concierto que desprendió el mismo buen rollo de sus canciones pasadas por un filtro tan característico como cercano al gran Mac DeMarco.
Se avecinaban los platos fuerte de la noche y The 1975 sorprendieron con un concierto que les sitúa como uno de los grandes cabezas de cartel de los próximos años, cerrando con ello cualquier crítica que se les pueda hacer de banda para adolescentes. Sonaron como una máquina perfectamente engrasada, haciendo que cualquiera de sus canciones pareciese un auténtico hit. Con un set centrado en su último disco “A Brief Inquiry Into Online Relationships”, pero sin olvidar toda su discografía consiguieron ser el gran concierto de la noche.
Antes de aparecer, ya veíamos quien era la auténtica estrella de este FIB, cuando los operarios del festival montaban todo el atrezo para el concierto de Lana del Rey, palmeras, hamacas o columpios gigantes entran dentro de la propuesta de la neoyorkina, con la orden de no pasar fotógrafos al foso, este se convierte en parte del escenario donde Lana se mueve como pez en el agua mostrándose cercana con sus fans.
El concierto en sí, estuvo muy enfocado a sus fans, habiendo una gran barrera entre los que lo disfrutan como el mejor concierto de todo el festival, siempre en las primeras filas y el resto de público que no necesariamente debe ser fan del artista en un festival, muestra de ello fue que había más gente al comenzar el concierto en base a las expectativas generadas que cuando este llegaba a su punto final. En su repertorio, ella sigue teniendo su primer disco bajo el nombre de Lana Del Rey, “Born To Die”, como autentico valedor de la figura que Lana es hoy. No faltaron temas de este álbum y de los posteriores.
Lana del Rey no es la diva pop que mejor canta, ni es la que mejor baila, ni siquiera la que lleva los trajes más extravagantes; pero si es la que más sugiere con su voz, recordando por momentos a la hipnótica voz de Hope Sandoval consigue meter al espectador en un estado de calma, melancolía y serenidad inauditos para una artista femenina capaz de encabezar un festival de gran calado. Una hora y cuarto de concierto no da, para que Lana del Rey muestre todos sus hits, no obstante sonaron Born To Die, Blue Jeans, Ride, Video Games o Off The Races antes de dar paso a los minutos finales en los que bajó al publico a hacerse todo tipo de selfies, firmar autógrafos o recibir distintos tipos de regalos y todo dentro del set del concierto. Además, la diva norteamericana tuvo la ocasión de desvelar que su esperado próximo álbum, titulado “Norman Fucking Rockwell”, saldrá a la venta durante el próximo mes de agosto.
El escenario grande se cerraba con Gorgon City en absoluto directo, entregando uno de esos conciertos que todo el mundo quiere como broche final para cerrar el día, un concierto maravilloso gracias a la pegada de temas como Ready For Your Love o All Your Walls.
Llegó el sábado, el día fuerte de todo FIB, siendo un día algo raro en su programación, ya que concentraba todos los conciertos con banda en poco más de cuatro horas, convirtiendo la forma de realizar los horarios del FIB en todo un despropósito que ni siquiera arregló el que movieran de slot a Carolina Durante. Nuestros queridos Kokoshca abrieron el escenario grande ante el aún poco público, consiguieron calentar al público más garagero, al mismo tiempo que presentaban su fabuloso último disco “El Mal”, todo temazos, gracias a sus canciones de sobra ya conocidas por todo el publico festivalero, Mi Consentido, La Fuerza, Las Chicas o No Volveré.
Tras pasear por otros escenarios disfrutando un poco de la caótica música de Alien Tango, y la delicadeza del grupo formado por tres chicas de Manchester Peaness, volvimos al escenario grande para ver un bestial concierto de You Me At Six, grupo que suele aparecer en festivales más rockeros como el Download británico. You Me At Six nos hace preguntarnos por qué no los habíamos visto antes en el FIB, siendo una versión mucho más rockera de The Killers, un grupo que encabezaba el año anterior este mismo festival. El grupo tiene tablas y canciones de sobra para volver al FIB cuando ellos quieran.
Duras horas las siguientes en lo que a programación se refiere, teniendo que elegir que ver y que no, al final nos decidimos por ver como Belako arrasaban a toda banda que tocase en su mismo festival, el directo de la banda es como una patada en los testículos, un escupitajo en la cara, es imposible no reaccionar ante algo como lo que los vascos llegan a ofrecer, un concierto de rock mayúsculo en los que se exhibe una armonía inmensa entre los miembros del grupo. El diseño de la producción del concierto con unas luces atrás, nos hacía pensar que estábamos ante los verdaderos cabezas de cartel de este FIB.
Y sin descansar salimos pitando para poder ver lo que quedaba de concierto de Carolina Durante, el grupo de moda suena más punk y menos pop en directo, ya cuentan con varios hits y si cuentas con un buen directo es más fácil ganarse a un público como el de Benicàssim.
Kings Of Leon ejercían de cabezas y así se lo hizo sentir el público en el concierto con más afluencia de gente del festival, pese a que tocaba Jess Glynne al mismo tiempo. Los de Nashville, son posiblemente una de mis bandas más escuchadas, sus dos primeros discos los escuché hasta la saciedad y en directo disponen de un sonido perfecto que le hace sonar prácticamente igual que en los discos. No obstante, las sensaciones que te trasmiten en directo son las mismas que te pueden transmitir si los ves por la televisión, son demasiado estáticos e incapaces de involucrar al público, es como ver a unos funcionarios del PROP trabajar, trabajan bien y todo lo hacen correctamente, pero no ves motivación o ilusión alguna sobre el escenario, podían ser robots o hologramas tocando mientras suena la música y no te darías cuenta.
Terminado el concierto de Kings Of Leon a las doce y media, no quedaba ninguna banda por tocar, a excepción de AJ Tracey con un correcto concierto de rap, por lo demás todo eran Djs hasta el cierre y fuimos moviéndonos de un escenario viendo a Joakim o Cora Novoa.
Llegaba el último día del festival y aún teníamos ganas de más. Disco las Palmeras! arrancaban con menos gente de lo habitual a primera hora con un buen concierto rock, mientras que las Cariño se confirmaban como una gran propuesta pop que bebe y mucho de grupos como Vacaciones, Fresones Rebeldes o La Monja Enana trayéndolos a los tiempos actuales.
Los californianos Cherry Glazerr daban un conciertazo en el escenario Las Palmas liderados por su cantante y guitarrista Clementine Creevy, con ecos al grunge de los noventa. Me dolió dejar el concierto sin acabar para dirigirme al escenario Carrefour donde Solea Morente acompañada de Napoleón Solo daba un concierto de pura raza, Solea es capaz de de condensar los últimos cincuenta años de la historia de España en una hora con canciones que van de las Grecas a Camela, pasando por Jeanette o La Bien Querida. Se despidió con “Baila Conmigo” o lo que es lo mismo, con uno de los hits más festivos que puedas encontrar en el circuito de festivales.
De camino al escenario principal nos encontramos con británicos corriendo hacia el escenario Las Palmas, conociendo que George Ezra comenzaba su concierto, no hay que olvidar que el inglés ya ha sido cabeza de cartel de algún festival europeo. Con una puesta en escena sólida, con visuales que podían parecer cristaleras de iglesias, y con una banda llena de músicos, incluyendo sección de vientos en ella. Con su voz profunda y sólo dos discos hizo vibrar al público, con canciones tranquilas y relajadas, lejos del prejuicio que suele imperar en los festivales, en los que parece que todas las canciones y artistas deban buscar el momento festivo.
De vuelta al segundo escenario, nos encontramos a Ezra Furman con un vestido de mujer con estampaciones. El americano es todo lo que un artista debe ser sobre el escenario, un compendio de actitud, suciedad y sutileza, que pasa desde canciones totalmente punks a sonidos 60’s que parecen salidos de los grandes grupos femeninos de la década. La calidad del 25 aniversario del FIB estuvo en sus manos mientras duró sobre el escenario.
Los años no pasan por Franz Ferdinand, ya no tienen el tirón que tenían a principios de siglo y que les llevó a encabezar este mismo festival. Pero no cabe duda que sus canciones perduran en el tiempo y que estas son capaces de alcanzar a nuevas generaciones, Do You Want To, Take Me Out o un final apoteósico con This Fire, se intercalaban perfectamente con canciones de su último álbum “Always Ascending”.
Estaban a punto de aparecer Vetusta Morla, con la que ha sido la polémica de este año al encabezar un festival como Benicàssim, una muy difícil decisión, ya que no hay duda que pueden hacerlo en un festival nacional, gracias al público mayoritario que les sigue en España, pero hacerlo en un festival como el FIB, en el que el público es mitad británico y mitad nacional, resultó en que todo el público británico se fue. La sangría fue incluso mayor conociendo que los de Tres Cantos, están en festivales como el Arenal Sound y Festival de Les Arts con sendos Sold Outs, eliminando el factor sorpresa y la exclusividad que debería tener Benicàssim.
El concierto en sí es el de una banda inmensa, que ya es historia del pop en castellano, una máquina de grandes canciones que lo hacía rememorando su primer disco “Un día en el Mundo” de donde se extraen canciones de sobra conocidas por todos, Copenhague, Valiente, La Marea, Sálvese Quién Pueda o Saharabbey Road. Un grupo de records que no se achantó ante la responsabilidad de encabezar un FIB y que lo hizo con todo el honor y el respeto que le tienen a Benicàssim, recordando Pucho que hace 22 años asistió a su primer FIB.
El honor de cerrar el festival corrió a cargo de la máquina del tiempo de Hot Dub Time Machine, repasando todas las épocas de la música, desde The Beatles al Despacito, tocando todos los palos, Ritchie Valens, Sia, Nirvana, Rage Against The Machine, House Of Pain o Eurythmics, un cierre de altura que sin llegar al nivel visto en años anteriores (Justice, Massive Attack o Crystal Fighters), fue un muy digno cierre al veinticinco aniversario del FIB que concluyó con su ya mítico Vals.
El veinticinco aniversario del FIB, después de toda la expectativa creada ha sido un año de transición, más aún, una vez conocida su compra por parte de The Music Republic, empresa que lleva otros festivales como el Arenal, el festival de les Arts o el Viñarock. No cabe duda que la gestión de sus festivales siempre la han llevado con éxito y que han sabido amoldarse al público joven y a las nuevas tendencias antes que nadie; ahora sólo queda la duda de si podrán contentar al auténtico público de FIB que va año tras año, con un cartel a la altura del Festival. El Festival Internacional de Benicàssim está en un momento en el que debe decidir si competir con los festivales de corte nacional como el ya citado Les Arts o quiere volver a engancharse a jugar en la liga de los festivales que les corresponde, festivales como Primavera Sound, BBK Live o Mad Cool.
Texto: Ramón Bravo
Fotos: FIB
Debe estar conectado para enviar un comentario.