Michael Nyman Band (Auditorio Nacional de Música, Madrid)
Domingo 18 de Febrero, 20:00h
Organizado por CNDM. Centro Nacional de Difusión Musical
Rompiendo la dinámica pop rock /electrónica de Madafackismo Underground, nos hemos acercado a músicas más elevadas, y no sólo por el precio de las taquillas, sino por ser músicas más decorosas o respetables para la mayoría, aún así, Michael Nyman, fue un músico rebelde que desde joven investigó y amplió los géneros de la música clásica y convirtiendo así al género clásico en cualquier cosa menos en aburrido. Así que vamos a hablar de uno de los popes de la música neoclásica en Madafackismo, invitando a nuestros lectores a que se acerquen sin prejuicios a la música de este grandísimo compositor.
Imponente el Auditorio Nacional con un órgano de 5700 tubos metálicos que dividía toda la sala sinfónica que parecían sacados de la ópera rock El Fantasma del Paraíso. De las 2.324 localidades que alberga la Sala Sinfónica de el Auditorio Nacional de Música, más de 2.250 entradas estuvieron vendidas y no era para menos pues esa noche tocaba el pianista más conocido de la actualidad, y que no es otro que Michael Nyman, celebrando 40 años de carrera de su Michael Nyman Band, padre del minimalismo pianístico junto a Philip Glass y Wim Mertens, Nyman como musicólogo fue el primero que teorizó sobre el término y Philip Glass quien lo experimentó con la música de mantras en la India allá por la década de los 60.
El concierto empezó con la orquesta saliendo a escena, el trombonista Nigel Barr tropezó pero afortunadamente no se cayó, y tras la orquesta, como es menester apareció su director, Michael Nyman con las gafas sobre la cabeza y con la mano baja como diciendo que no nos rompiéramos en aplausos. El concierto empezó con “Chasing Sheep Is Best Left To Shepherds” y siguió con composiciones como “An Eye For Optical Theory” y otras muchas canciones de la época dorada de Nyman de la década de los 80 junto al inseparable cineasta de arte y ensayo Peter Greenaway.
Una de sus violinistas entusiasmada o poseída por los dioses, rompió una de sus cuerdas desde la primera canción, también era considerable la agitación de la viola Kate Musker, una orquesta de once músicos que como suele decir, estaban dándolo todo en un concierto de hora y media sin interrupción, una de las características de la música de Nyman es lo trepidante de sus commposiciones, extraños y delirantes laberintos de belleza que te llevan de un lado a otro en composiciones con subrepticios cambios inesperados o ritmos repetitivos en apariencia que van ligeramente cambiando creando una especie de tensión con un trasfondo épico y majestuoso, provocando que tímidamente el público que asistía al auditorio enloqueciera tímidamente, aún así se oyó algún grito solitario tras los despliegues descomunales de fuerza que la orquesta de Michael Nyman emanaba en alguno de sus temas, arrancando aplausos enfervorizados.
En canciones de la banda sonora de “The Cook, The Thief, His Wife & Her Lover” como Miserere los instrumentos suplían la voz chillona de la barítono a la perfección, también hubieron ritmos misteriosos como de un thriller mágico donde Nyman tocaba con una mano, la trompa de Paul Gardham en forma de espiral caracoleaba en su mano para vaciar el traje de saliva que anegaba el instrumento.
Nyman con sus chillones calcetines rojos también hizo de director de orquesta sentado a su piano, uno de los músicos que tenía varios instrumentos a sus pies dudaba sobre cuál coger, así que su compañero bromeando le ofreció el suyo. Tras la orquesta abandonar el escenario, el impepinable bis de la canción principal de la banda sonora de “The Piano”, el tema ‘The Heart Asks Pleasure First” salió a escena para contentar a propios, pero no dejando la actuación así, sino que sumó con su orquesta varios bises más, saliendo una última vez solo al escenario dando la mano a uno de los asistentes que le dio un enérgico apretón de manos al maestro, y que terminó como era de esperar con gente levantándose tras las apabullantes interpretaciones de Nyman, una belleza tórrida y vertiginosa que terminaba abruptamente para luego dulcificarnos con la siguiente interpretación en ese balanceo de sensaciones en donde se mueven los sentimientos y la vida misma.
(Atentos a la próxima semana, aunque están todas las entradas agotadas, del contemporáneo suyo Wim Mertens, del que también haremos crónica).
Texto y Fotos: Sebensuí A. Sánchez
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