Mount Kimbie (Sala Joy Eslava, Madrid)
Jueves 23 de noviembre, 21:20h
Mount Kimbie son uno de los grupos revelación de la música moderna, que con solo tres álbumes durante 7 años de carrera tienen toda una legión de ángeles fieles, unos jovencísimos músicos que el veterano sello inglés Warp con su buen ojo de siempre ha sabido cazar para ficharles en su catálogo de maravillas electrónicas. La banda formada por dos músicos tuvieron a bien el traerse una banda para el directo (cosa que podrían coger de ejemplo muchas bandas), les acompañaban una vocalista que se encargaba también de sintetizadores y un batería.
El concierto empezó con la instrumental “4 Years And One Day” que sirvió de intro afterpunk cósmica, el flujo de intercambio de sintetizadores fue imparable en la actuación, se siguió con el tema instrumental que es más de un 50% de la la música de MK en temas como “Audition” o la afropopera que podía haber firmado David Byrne en versión siglo XXI llamada “Marilyn”. Hasta el cuarto tema no pudimos disfrutar de la voz de Andrea Balency con la canción “You Look Certain” que le daba ese toque retropop futurista que dan las voces femeninas, véanse Stereolab o Broadcast.
Dominic Maker y Kai Campos no sólo se escudaron en sintes, también usaron bajo y guitarra e hicieron duetos con Balency, fue un concierto de rock orgánico, eléctrico, electrónico…claro exponente de lo que es la música contemporánea. Cuando la gente estaba enfervorizada fue el momento de encender las visuales con imágenes de rosas, mares, ciudades….En temas como “Field” la cosa se convirtió en una rave, al estilo final de concierto de unos M83 en una explosión de baile tocando batería electrónica para acabar las baquetas lanzadas al público al igual que unas naranjas que lanzó uno de sus componentes; en el tema “So Many Times, So Many Ways” se podía oír un bajo muy New Order, el mismo que estaría tocando Peter Hook al día siguiente en Madrid.
El concierto terminó con dos bises en una sala Joy bastante llena (arriba y abajo). “Maybes” con voces diminutas retroceadas y teclados épico-sinfónicos, fue el primer bis, uno de los sintetizadores de Balency tenía un pedal de hierro como los pianos, con lo que era normal que a veces sonase hasta eclesiástico o celestial. Tras la catarsis previa a los bises en la que los asistentes danzaron como guerreros indios y tras haberse comido las naranjas que se repartieron, el concierto se dio felizmente por finalizado.
Texto: Sebensuí A. Sánchez
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