Swans (981 Heritage, Madrid)

Swans + Baby Dee en Teatro Barceló, Madrid | 981Heritage
Organizado por SON Estrella Galicia
Miércoles, 11 de Octubre, 19:00 horas hasta 1:00 horas

 

En la XIII edición del 981 Heritage dedicado a otras músicas pudimos ver esta vez a dos bandas completamente diferentes entre sí. El primero en actuar fue la artista de transgénero Baby Dee con aspecto de Hettie La Loca o Delirio de Sandman, que nos mostró una música de magia marchita de feria ambulante, de hecho actuaba en la misma feria en la que Tod Browning se inspiró para rodar la película Freaks. Voz andrógina de cuentacuentos ebrio como en su interperetación “The Earlie King”, que tocó acompañad@ de un músico a la guitarra que decía que era su sobrino, mientras ella cantaba con un acordeón. Referencias continuas a Jesús, las mismas que llamarían la atención de David Tibet de Current 93 para editar sus primeros discos mediante previa presentación de un amigo en común, Antony, de Antony & The Johnsons.

Baby Dee | Foto: Ana E. Sánchez / Madafackismo Underground

Creepy Songs, como ella misma las definía, y Familiar Songs (una de las canciones estaba dedicada a la abuela de su sobrino), y alguna otra canción dedicada irónicamente a América, Baby Dee nos mostró su histriónico repertorio durante 35 minutos. Un concierto breve, pero necesario que fuera así, para lo que nos venía después, el concierto de los  antiguamente neoyorquinos Swans que duró 3 horas. Apoteósicos, magnánimos y apocalípticos, como siempre, la música de Swans se ha vuelto más doom rock metal con los años, etiqueta con la que intento alargar la aún más abstracta de rock experimental. Evolución coherente, en uno de los grupos más honestos que ha dado la historia de la música. “When You Get Pain You Deserve It”, decía alguna de sus antiguas letras, en “Money Is Flesh”, la búsqueda incansable y dolorosa de Michael Gira para encontrar la pureza del ser humano, más allá de su ego prefabricado, de su vanidad, de prejuicios, de irrespetuosidad a la vida de los demás, de vidas encorsetadas en una sociedad materialista y absurda y otros tantos de ítems introspectivos y metafísicos de hoy y siempre, que tienen como fin el alcanzar algún tipo de iluminación, y que no hubieran dejado que la música de Swans tuviese otra evolución diferente.

Al entrar estaban dando tapones para los oídos, y lo que parecía en el escenario que aún no habían colocado los altavoces, no era así, los ocho altavoces estaban colocados uno al lado del otro frente al público para una confrontación sonora como pocas, con la enorme batería casi escondida detrás, debido al apabullante estruendo casi no se echaba en falta al otro batería de la última encarnación de Swans, Thor Harris, y sus percusiones metálicas y de madera, este mismo año, por cierto, Harris anunció su candidatura a gobernador de Texas.

Swans | Foto: Ana E. Sánchez / Madafackismo Underground

Tras una intro que semejaba una nana del más allá con los teclados del suizo Paul Wallfisch manteniendo la tensión, los dos bajistas tocando a la vez y Gira tocando de espaldas, acercándose y alejándose al ritmo de la intensidad de la música, en lo que era una tormenta de electricidad sonora. Habían momentos de auténtico duelo entre el bajista Christopher Pravdica (ex componente de Flux Information Sciences) y Michael Gira en una galopante respuesta de instrumentos. Al batería Phil Puleo (ex- Cop Shoot Cop) se le podía ver con dos baquetas tocando con una sola mano, Michael Gira como un hechicero vestido de negro haciendo movimientos como si manipulara la energía de la música, a la vez que el ruido le respondía, más su extraño ojo pipa como Thom Yorke de Radiohead daban una sensación de asombro en su conjunto, así como cuando hacía su catapulta de bendición eléctrica arrojándonos el sonido. Otro gesto chamánico que hacía Gira era el poner los brazos como un ave, y moverse como un pájaro o el de agitar las manos en el aire como invocando algo/alguien. Uno de los temas que tocaron fue el “Screen Shot” que abre el disco “To Be Kind” con su enumeración caótica de palabras y su despertar de conciencias con fuerza ultrasónica: Love! Now! Breathe! Now! Here! Now! .

De su último disco también tocaron temas como “The Knot”, un tema de más de 3 cuartos de hora cuyos 20 primeros minutos son instrumentales, Gira que se acercaba al micro haciendo letanías vocales, le faltó poco para tragarse el micro como solía hacer en los 80. Cristoph Hahn, con su rostro de linóleo resquebrajado a lo Samuel Beckett, tocaba una steel lap guitar, guitarra típica del country, la música hawaiana, el folk americano, y también usada por los ciegos al ser una guitarra cómoda que se toca sobre una mesa. Cristoph con sus dedos llenos de púas se le veía mover las manos con rapidez cuando ya no podía más de puntear de lo que dolían los dedos, rasgueando a toda velocidad y tocando un pedal que al pisarlo todo el sonido de la guitarra estallaba por los aires, por si fuera poco, tenía a Gira dándole continuas órdenes, con lo que se giró a mi chica en el concierto y le hizo un gesto como que Gira estaba loco.

El batería Phil Puleo tocaba con baquetas de gong en algunas partes de los temas y a veces tocaba de pie frente a Gira en un torneo de intercambio sonoro en el que un músico se acercaba cuando el otro se alejaba y viceversa. Puleo también tocaba un timbal gigante que prácticamente vapuleaba, los instrumentos de los músicos estaban algo ajados, nada de instrumentos nuevos y relucientes. Prácticamente todos los ritmos se basaban en riffs que funcionaban a modo de mantra. Tanto Hahn como el bajista, y único miembro originario de Swans, Norman Westberg, eran mascadores de chicle profesionales, 3 horas con el mismo chicle como buenos Elvis infernales, otra marca de la casa de sus actuaciones. Gira, alternaba cantos cada vez más rápidos que acababa con voces guturales o marcaba el ritmo de la actuación con patadas al aire para terminar con un salto pero no para acabar la actuación como AC/DC sino para seguir el tema.

Swans | Foto: Ana E. Sánchez / Madafackismo Underground

Del “Deliquescence” también sonaron más temas como “The Man Who Refused To Be Unhappy” o “Cloud Of Unknowing”, título tomado de un libro anónimo de misticismo cristiano de la Edad Media. Gira dirigía a los músicos como la orquesta del ruido que eran, hizo un breve baile espástico, y movimientos circulares con las manos que con la música  gracias a sus manos daba ahora la sensación de que hacía una órbita. El último tema del concierto y que le da nombre al penúltimo disco fue “The Glowing Man”, uno de sus temas más movidos de esta última etapa que cerraban con esta gira para cambiar luego de formación, canción esta que va respondiendo a las frases de Gira con oleadas de electricidad, y que a medida que avanza la canción se pasa por su sombrero la letra y emite palabras sin sentido a lo que la marea eléctrica le responde igual. Puleo en esta ocasión tocaba varillas metálicas acentuando aún más la confusión de tan estrepitosa canción, con unos ruidos eléctricos zumbantes que perforaban el tímpano, Gira abrazando el sonido yendo y viniendo,  de vez en cuando se le veía sonreír riéndose de sí mismo por sus movimientos ante sus compañeros. La actuación iba terminando y Gira nos declaró “mucho amor” en español.

Decir que los conciertos de Swans son siempre diferentes, para esta gira, se hizo una pieza de 50 minutos que muta continuamente en directo, además de otro tema inédito para el tour y fragmentos distintos a las canciones editadas en los discos, tras los 180 minutos que duró el concierto decidieron despedirse por todo lo alto, presentando Gira uno por uno a los músicos. Muy gracioso cuando presentaron a Hahn e hizo que se peinaba para atrás en plan chuleta, hicieron unas reverencias los 6 músicos de despedida, y nos dejaron, ¿cómo decirlo?, colmados quizá sería la expresión, en uno de los conciertos con más fuerza e intensidad que se pueden ver, al finalizar se podían escuchar las palabras de asombro del público después de haber terminado el concierto.

Sebensuí A. Sánchez

Sebensuí A. Sánchez

Khaös de Mago, poeta palabrista, filósofo imberbe, melómano colector desde que tenía 10 años. Ya daba patadas antes de salir a la luz, le contaba su madre, cuando en casa se ponía el “The Dark Side of The Moon”.