Adrian Belew Power Trio & Glazz (Sala Changó, Madrid)
Adrian Belew Power Trio (ex- King Crimson) & Glazz
Sábado 15 abril – 20:00 horas – Sala Changó, Madrid
La noche del sábado fue una noche especial para los acólitos del Rey Carmesí, en particular para los de la segunda hornada, la del estilo técnico y progresivo. King Crimson, banda seminal de la historia de la música, dejó un legado y universo propio que empezó en 1969, y con el que fijaron sus 7 primeros álbumes dentro de una imaginación, magia y belleza rara vez alcanzada por músicos humanos. Fruto único de otra época y otras conjunciones, y de una banda que no ensayaban juntos, y que disponían de un poeta propio, Peter Sinfield, del que recomiendo su libro “Under The Sky” de 1974, como uno de los libros más bellos jamás escrito.
Su legado continuó, claro, en Inglaterra, estaban Cathedral, la banda de doom psicodélico, del ex vocalista de Napalm Death, y en España, gente como Difícil Equilibrio a mediados de los 90, o sin ir tan lejos, los que fueron los teloneros de Adrian Belew, los cayetanos Glazz, que mostraron un correcto concierto de técnica y precisión durante una hora haciendo cirugía de sus instrumentos. El bajista antes de despedirse le dio la vuelta al instrumento para enseñarnos el logo de King Crimson.
Como dije, en la noticia previa, me parece increíble que nunca haya tocado antes Adrian Belew en Madrid. Es el típico músico para llevar al Palacio de Deportes, pero buscando, no he encontrado información de otros conciertos en el pasado. Belew que fue el líder de King Crimson en su segunda encarnación, aunque KC no dejó nunca de reencarnarse de un LP a otro; fue músico en el “The Downward Spiral” de Nine Inch Nails. Frank Zappa dijo de él que había reinventado la guitarra; este señor que ha trabajado con algunas de las estrellas más importantes, es el que mete las guitarras en los discos del 78 “Stage” y el “Lodger” de 1979 de Bowie, por ejemplo.
Pues a todo esto era un tipo humilde, simpático y de buen humor, que tenía una guitarra que parecía un rayo plateado, empezó tocando sentado como Robert Fripp en un taburete; por momentos uno se quedaba hechizado con canciones que duraban un minuto y no sabías bien qué había pasado, las voces sonaban mucho a su añorado Bowie, “El artista debe crear algo único, como hizo Bowie”, Belew dixit.
El prodigioso batería Tobias Ralph tocaba de lado, en una hermosa batería que tenía un platillo azul y dorado concéntrico. Los ritmos eran de largos desarrollos, con multitud de cambios, como suele darse en estos casos del prog -rock, también se mezcló con el rock de toda la vida a lo Shadows, con la batería ta-tu-pá, ta-tu-pá… Belew, es conocido por su manejo virtuosista del trémolo, que sonaba como un theremin, mientras también, manipulaba los controles de volumen y tono. Hubieron momentos thrashin’ crimsonianos, con la bajista Julie Slick, tocando en calcetines, pelo de color indefinido, con unas medias cósmicas, y unos tatuajes de piedras angulares estallando, sonó el letárgico tema ‘One Time’ y la divertida ‘Dinosaur’ I’m a dinosaur, somebody is digging my bones.
Viajando atrás en el tiempo fuimos al disco dedicado a la generación beat de 1982 llamado ‘Beat’ con la canción “Heartbeat”, y un año antes, a 1981, con “Frame by Frame” del disco ‘Discipline’, una señora mayor cantaba y lloraba durante toda la canción, y durante buena parte del concierto. Hubo un solo de batería de este señor, llamado Tobias Ralph, que aprendió el manejo del instrumento a los 4 años, y casi que la faltaba tocarla con la mente. Belew, bromeaba mirando el reloj que no llevaba para ver cuándo terminaba. La bajista tocaba el bajo como si fuera una raqueta. Belew tras el notorio solo de batera en una de las canciones pasó algún objeto por los trastes que no me dio tiempo de reconocer y que hacía un sonido como si alguien corriera sobre la guitarra, efectos y trucos del amigo.
Belew estuvo jugando con el batería a ver si le atrapaba con la guitarra, a sus 67 años ahí estaba, dando botes sobre el escenario de la Sala Changó, y con más ánimo y sentido del humor que un joven. Entre sus trucos de magia con la guitarra hizo como sonidos lejanos que se iban acercando, o gaviotas que nos sobrevolaban, o sonidos que se derretían haciendo él como si se le cayera la baba, luego comentó sobre la guitarra que ‘ I think i broked it’, esa guitarra que era una caja de sorpresas y a veces sonaba como un dibujo animado cayendo por una escalera de caracol. Belew se hacía el loco a veces simulando que no sabía de dónde venían los sonidos, como si él no los produjera.
Tras un merecido descanso de 15 minutos, ya que el señor Belew sudó la gota gorda, volvió con algún tema de King Crimson como ‘Walking On Air’ de lp “Thrak” del 95, The secrets of the night come alive. In your eyes. You don’t have to hurry. Sonaban sonidos marítimos con el slide de Belew, la guitarra con la que movía el mástil, como si de una embarcación se tratara, una guitarra que hasta se reía, literalmente…También fue sorprendente los ritmos de bajo que parecían de hardcore americano, volviendo fuera de lo común la canción, un sonido que pegaba y al mismo tiempo parecía no pegar. Sonaron otros clásicos como ‘Elephant Talk’, si mal no recuerdo, y la celebrada ‘Thela Hun Ginjeet’, la gente terminó dando palmas por cuenta propia, Belew que tocaba la guitarra hasta con la toalla, y Julie Slick con una parte final en que el bajo sonaba atronador cual diplodocus andante, Belew actuó con algunos sonidos pregrabados, y sostenía notas con un dedo, dejaba no sólo las bases rítmicas sobre las que puntear sino que también quedaban más sonidos anómalos, provenientes de algún espacio eléctrico irreconocible de su instrumento.
Esperemos que esta sea la primera pero no la última vez que el músico norteamericano nos venga a dejar perplejos como representante egregio de La Corte del Rey Carmesí.
Sebensuí A. Sánchez
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