Not Waving + Standard Electrica (Sala Siroco, Madrid)
Not Waving (Ita/Uk) & Standard Electrica (Sp)
Sala Siroco, Madrid
Miércoles 15 Marzo, 21 horas
Organiza: Giradiscos
En una fantástica noche donde la música nos volvió a salvar de la mediocridad de entresemana pudimos escuchar al dúo Standard Eléctrica, grupo perteneciente al sello Contubernio rec., que demuestra cómo se amplía la variedad de la plantilla del catálogo madrileño con una banda que tanto le podía haber gustado a un alemán de los 60 como a un amante de otras músicas. Lo primero que hicieron es poner un vinilo en un tocadiscos con las revoluciones alteradas donde alguien cantaba una antigua nana sobre la muerte.
Efectos tobogán con slides interminables mezclados con beats y punteos estratosféricos a lo David Gilmour pero no tan pomposos. Cambios de destino en el viaje e intensidades varias de esta música ¿neokraut ? donde se utilizaba un mezclador inglés fabricado, en su momento, marca de 1969, que se llama Allen & Heath, además de un Korg. Sonidos tecnológicos, samples lejanos, focos verdiazules, guitarras hiperespaciales que retumbaban en el tímpano, canción larga como cualquier viaje mental y sensorial que se precie en la kosmische musik.
Tras un estruendo infernal sacado de la BSO imaginaria de Tetsuo, empezó el italiano afincado en Inglaterra, Alessio Natalizia, con su proyecto en solitario Not Waving, una total aniquilación de la electrónica en un puzzle infinito-sonoro que era o para salir en camilla mareado o bailar como un cyborg epiléptico. Este technoman histriónico que no paró ni un solo momento, ni dejó sin tocar nada de lo que había sobre la mesa, fue realmente una avalancha sonora, donde mucha gente terminó bailando y tapándose los oídos, sobre todo los que estábamos en primera fila, clicks & trips, break glitch & core¿?….ni idea…pero lo que estoy seguro es que Natalizia es un máquina en el amplio espectro de la palabra, y se puede situar en el podium de Venetian Snares y demás familia…Sonidos chorreantes, graves, agudos….con bases bailables que iban subiendo a niveles de salir volando y se desataban con algunos ritmos en un vacío perfecto y absoluto como el cerebro de un buda.
Samples enloquecidos, turbinas a presión, Vicki Bennett se lo hubiera pasado bien tam-bién, las audiovisuales pueden recrear algo de lo que representaba la música: Una chica agujereaba un surtidor verde fluorescente de leche, la recogía con la boca y la volvía a echar al recipiente, mientras se oían voces atropelladas a toda velocidad. Otra de las audiovisuales mostraba a una chica que se le pasaba pintura por la cara pero que no le tocaba la piel porque tenía un vidrio delante, y en otras imágenes podíamos ver a una chica llorando.
La música parecía ir en diagonal como las letras de la camisa de Natalizia, sí, era música torcida, habían ecos de los sonido que los tenías detrás de la orejas…..y en tu nuca. Quien llegue a pensar que ver a un sólo músico haciendo electrónica puede ser aburrido, que vea este tipo de espectáculos, lo único que se oyó repetido en el tiempo que duró el concierto, fue el tema “24” que volvió a sonar más tarde pero de distinta forma…Este señor italiano que parecía Speedy Gonzales, no paraba quieto, terminó quitándose el pulover, tras varios gestos de que estaba acalorado (normal por otra parte).
We Are The Music Makers como rezaba la canción de Aphex Twin con la letra del poeta Arthur O’Shaughnessy “And we are the dreamers of dreams” es lo que pensaba viendo a este compositor de sonidos y ritmos que parecía mostrarnos cómo no repetir un sonido jamás y sin ello dejar de ser bailable, en algún momento de toda esta disimetría cuando no iban a ensamblar los sonidos de ninguna manera, terminaba emparejándolo dios sabe cómo, en las visuales ahora un ratón de cartón piedra como de serie japonesa antigua nos amenazaba con sus paletas. La segunda parte del concierto fue un poco más amable en cuanto a rítmica pero sin bajar las construcciones de juguetería sonora dentro de un circo manicomial-espacial de Not Waving. Por alguna razón salía el nombre de la exmujer de Mick Jagger en pantalla, Gery Hall 1978, todo un misterio…aparte de unos recuadros ácidos que iban cambiando de colorinchi, hechos como por amstrad de cassette, con unas programaciones tipo Moaner de Underworld (pohm-pohm-pohm). Una botella rota marcó el perfecto final de la actuación.
Sebensuí A. Sánchez
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