Mourn | “Ahora trabajamos el triple, porque el éxito es algo que igual que viene se va”

Mourn han vuelto con ganas. Impulsadas por un disco, ‘Sorpresa Familia’, que está teniendo muy buena acogida, acaban de culminar dos exitosas giras por EEUU y Europa. Ahora cierran el año con conciertos en Barcelona (23/11), Madrid (29/11) y Donostia (14/12). El cuarteto catalán ha vivido en pocos años tanto lo mejor como lo peor de la música, y ha salido reforzado de todo ello. Al aparato Jazz (cantante y guitarrista), desgrana para Madafackismo Underground las claves de su último trabajo y relata las vivencias y altibajos de los últimos tiempos.

‘Sorpresa Familia’ es ya vuestro tercer disco, son ya 3 largos en 4 años. ¿De dónde sacáis todo ese torbellino de canciones e ideas?

En mi caso, tengo una necesidad creativa, no puedo estar parada. Cuando estoy en casa necesito pintar, dibujar, coser y hacer canciones. Es la sensación de querer hacer algo y acabarlo. Eso mézclalo con que los compañeros son de grupo son la leche. Juntos tenemos mucha facilidad para hacer canciones.

Este último suena más meditado y maduro, pero a la par más agresivo y menos pop.

Sí, y me asustaba un poco. Cuando grabamos el disco yo quedé muy contenta con lo que habíamos hecho, pero después tenía el doble sentimiento de no saber si a la gente le iba a gustar o no. Estaba insegura a la hora de sacarlo porque además hacía mucho que no tocábamos en directo. Pero era un ahora o nunca, una oportunidad. Encima es un disco con mala leche, porque son todo vivencias que hemos tenido que no son muy buenas y las sacamos en plan cabreo. Cuando ya salió me relajé porque a la gente le ha gustado.

Las melodías vocales están presentes pero suenan más crípticas, misteriosas.

Bastante más. En algunas canciones ni siquiera hay una melodía muy marcada, sino que son más habladas o gritadas. También fue como nos salió, las canciones van de muchas cosas que les hubiésemos querido decir a esas personas que nos hicieron daño en su momento y que no hicimos. Entonces, salieron sin muchas florituras, directas en plan “así te lo hubiese dicho”.

A pesar de esa inmediatez en los temas, ¿habéis tenido oportunidad de experimentar con sonidos en el estudio?

Sí, porque además hemos cambiado de productor en este disco, lo hemos hecho con Santi García, y el proceso de grabación fue distinto. Fuimos a Cal Pau, que es una masía con un estudio, en medio de la naturaleza, con caballos… Y estuvimos allí una semana con la rutina de levantarse para grabar, cenar todos juntos, ver películas y a dormir. Y a la hora de grabar yo usé en algunas canciones una Rickenbacker y me moló. El disco no es tan en directo como los demás, fue un proceso rápido de tomas pero añadimos más capas de voces, coros y doblar guitarras.

Así como ‘Sorpresa Familia’ ha sido muy bien recibido, vuestro anterior LP, ‘Ha, ha, he’, pasó desapercibido. ¿Pudo deberse a los problemas con el sello Sones que os obligaron a parar de tocar?

Sí, si hubiésemos girado ese disco hubiese ido mejor. Pero mucha gente también nos dice que les gustó ese disco, que es su favorito. Era un disco raro, con la línea de producción del primero pero más oscuro. Ahí ya empezábamos a tener cosas raras (ríe). Pero el hecho de no poder girarlo nos hizo bastante daño, mucha gente ni se enteró de que había salido el disco y en España prácticamente no se podía escuchar. La gente que nos hizo el daño iba con intención de hacerlo. Aunque al final de todo se aprende y a mí me ha ayudado a darme cuenta de muchas cosas y a valorar mucho más lo que tenemos. Ahora trabajamos el triple y nos esforzamos mucho más, porque el éxito es algo que igual que viene se va, y hay que currárselo.

¿Creéis que ese mal trato por parte de discográficas o promotoras está a la orden del día en la música española?

Sí, pero o se normaliza o no se habla. Yo recuerdo contar problemas que teníamos con esta gente a otros músicos y nos decían que ellos también habían sufrido cosas parecidas pero se conformaban con eso. Y a nosotras nos hervía la sangre. ¡Cómo puede estar esta gente haciendo estas mierdas y que nadie diga nada! Nos escribió también una artista que había estado en la misma discográfica y le habían hecho lo mismo. Intentó denunciarlo pero ninguna otra banda que tenía problemas con la discográfica se atrevió.

Es triste esa sensación de conformismo y resignación.

Parece que para triunfar tienes que pasar por ese tubo, te venden la moto de que para triunfar si les sigues el rollo tendrás muchísimos más fans y venderás muchísimo y podrás tocar en todos los festivales. El problema está en que si tú te niegas a eso, la gente que tiene el poder te hace daño. Te infunden el miedo de que nadie vaya a saber nada de tu grupo. Es lo que nos pasó, pero somos el ejemplo de que se puede salir de eso.

Ya desde los inicios girasteis por EEUU y Europa, ¿cómo habéis llevado física y mentalmente las giras largas a miles de kilómetros?

Yo pensaba que esta última gira de un mes iba a ser un drama. Habíamos tenido giras de 15 días en las que acabábamos hechos trizas. Pero al ir concienciados de que era un mes entero nos lo tomamos con más calma. Dijimos que nada de beber alcohol los primeros días. No puede ser que desde el primer día llegues a la sala, bebas tus birras y ya vayas acumulando las resacas. Y gracias a eso se ha hecho mucho más llevadero. Tienes la rutina implantada y es como ir a trabajar.

Los últimos bolos del año serán de vuelta en la península. Imagino que encaráis con ganas el reencuentro con Barcelona, con regreso puntual de vuestra bajista Leia.

Tenemos muchas ganas, hacía mil que no tocábamos por aquí. Además eso, como es viernes Leia sale de clase pronto y le va bien venir a tocar.

Y despedís el año con un concierto en un festival en Donostia, el She Rocks, con solo grupos de mujeres.  ¿Creéis que son necesarias más iniciativas así?

La verdad es que sí, para sentir que se valora lo que hacemos. A veces te sientes un poco pequeña. Por ejemplo, a mí me gustan los grupos que suenan como una apisonadora, me gustaría ser eso y creo que estamos llegando. Pero muchas veces por las apariencias que tenemos, por ser chicas y ser tan jóvenes pues la gente en un principio espera mucho menos de nosotras, y me jode. Y he tenido encontronazos con hombres que me decían cosas como “para ser tan pequeñita vaya voz que tienes”.

Es necesario desterrar del todo el prejuicio absurdo de que las chicas no pueden hacer rock de guitarras.

Claro. En cambio, cuando me encuentro en un festival en el que en todas las bandas hay chicas, me siento más valorada porque ahí no existe ese prejuicio. Molaría poder sentirse así en todos los festivales, la verdad.

Fotos: Mourn

Miguel Aizpuru

Redactor. Periodista, siempre entre la música y la política. A veces las confundo