Anna Calvi (Sala Changó, Madrid)

Hay artistas cuya puesta en escena es humilde y sobria, sin adornos o estridencias extramusicales innecesarias. Su show se limita en lo estrictamente musical y el componente de actitud – en nuestros tiempos algo olvidado ya – encima de un escenario está muy patente. No hay muñecos ni disfraces ni globos o fuegos artificiales, solamente hay canciones.

La primera vez que vi en directo a Anna Calvi fue teloneando a Morrissey en el O2 Arena de Londres, en noviembre de 2014. Hacía pocos meses que la había descubierto a través de su hit “Desire”, y desde el primer momento encontré ciertas similitudes en su propuesta artística con artistas femeninas cuya música siempre me había fascinado, como PJ Harvey. Es obvio que dicha comparación no le hace ningún bien a nadie. Pero después de haber presenciado su última puesta en escena en la madrileña Sala Changó, al menos dicha apreciación no debería generar ninguna repulsa por parte de ningún acérrimo fan de mi querida Polly. Oposita fuertemente a convertirse en una dignísima sucesora.

En su concierto de Madrid presentó un setlist repleto de cortes de su último trabajo, titulado Hunter, como la canción que da título al disco y que tiene una magia espectacular escucharla a escasos metros de la artista. Nadie le puede negar a Calvi un talento y voz muy personal. Y justamente con este tema hemos percibido como en comparación a la primera vez que la hemos visto en directo, ella es una artista mucho más madura encima del escenario. Otras canciones de su tercer largo que hemos podido escuchar aquella noche fueron la eléctrica “Indies Of Paradise”, la enigmática “As A Man”, “Don’t Beat The Girl Out Of My Boy” y sus falsetes entrelazados con un acompañamiento instrumental espectacular, con torrente de voz incluido, posiblemente el tema en donde la cantante mejor exhibió sus enormes aptitudes vocales, la oscura “Alpha”, así como otros cortes más discretos: “Chain”, “Wish” y “Swimming Pool”.

Pero en un concierto que se alargó hasta algo más de la hora y cuarto de duración, hubo tiempo para escuchar también algunos de los clásicos ya de su discografía, como la citada “Desire”, que sigue siendo – pese a quién le pese – su tema fetiche en el directo. La ambigüa “I´ll Be Your Man” también fue uno de los mejores momentos del show, especialmente cuando la propia Anna decidió retar uno por uno a sus fans situados en las primeras filas.

De su disco homónimo, pudimos disfrutar también de la hipnótica “Rider to the Sea”, que abrió el concierto y nos fue cautivando a medida que su infinita intro instrumental iba mutando en un tema clásico más propio del blues que de un concierto de rock alternativo contemporáneo. Ocho minutos donde, por momentos, parecía que Anna Calvi era una artista de otra época, mucho más remota de lo que muchos a priori podríamos imaginar antes de asistir a su presentación en vivo. “No More Words”. No es Woodstock, ni las primeras ediciones de Glastonbury. Llamadlo influencias, llamadlo referentes. Impresionante.

Cuando ya llevábamos algo más de una hora de concierto, llegó el momento de realizar los bises. Las piezas elegidas para ello, “Suzanne & I” y una cover de “Ghost Rider”, de Suicide. La primera, donde la fusión de voz y guitarra llega a las cotas más altas de toda su discografía. Sin duda, se trata de uno de los temas más brillantes de Anna Calvi. Para cerrar, una cover, que incluyó en el EP Strange Weather, donde el ritmo tan repetitivo daba pie a mover el esqueleto como si de un aquelarre de viejóvenes ruockers se tratase. Seguro que algún fiel talifán del MadCool movió el cuerpo por primera vez en la actuación. Larga vida a la cazadora, larga vida a Anna Calvi. Seguramente muy pronto nos volvamos a encontrar.

Texto: Brais Iglesias Castro

Fotos: Victoria Espinoza

Brais Iglesias Castro

Director de Madafackismo Underground. Agitador online al ritmo de Tame Impala, Spacemen 3 y Pink Floyd. Ferviente defensor de las divas pop. Dua Lipa o barbarie. No me gusta la turra folkie.