Crónica | Truenorayo Fest 2017

El Truenorayo Fest daba un gran paso al frente en esta edición, dejando su sede tradicional de Sagunto para mudarse a Valencia, donde estrenaba localización en Las Naves. Este año contaban con un cartel de lujo en el que destacaban Joe Crepúsculo, Kokoshka y Joan Miquel Oliver entre otros.

La jornada inicial empezaba con Como Vivir en el Campo (CVEEC), que ofrecieron un concierto muy potente y consistente, en el que aprovecharon para presentar algunas de sus últimas canciones (Corazón y Bolsillo II) y nos obsequiaron con pasajes instrumentales con dejes psicodélicos y ambientales de gran calidad.

El festival bajó de revoluciones con el folk-pop tranquilo y amable de Meridian Response, que dieron paso a las originales y divertidas letras de Lidia Damunt, que ayudó a volver a subir las revoluciones sobre el escenario.

Para cuando les llegó el turno a Kokoshca, ya nos había dado tiempo de refrescarnos el gaznate con cierta alegría y llenar el estómago, el estado ideal para enfrentarnos al torbellino que son sobre el escenario. Temazo tras temazo de pop enérgico y desordenado que hizo a nuestros pies despegar del suelo: Mi consentido, La fuerza, No queda nada, No volveré, RBU… Concierto del festival y toneladas de amor.

Kokoscha | Foto: Carles Terol

Cerraba el primer día de festival Joan Miquel Oliver, el que fue miembro de los desaparecidos Antònia Font puso el broche de oro a una fantástica primera jornada con un concierto poderoso y bailable a partes iguales, en el que fuimos pasando por melodías pop, solos de guitarra (slide incluido) y temas que convertían en imposible el simple hecho de quedarse parado.

El segundo y último día de festival comenzaba con el anuncio de que Les Sueques finalmente no vendrían por problemas de salud de una de sus integrantes. El día prometía y empezaba potente con Rata Negra, grupo surgido tras la desaparición de Juanita y los Feos que ofrece un punk popero muy en la línea de lo que podríamos esperar, quizás dejando un poco más de lado su faceta pop pero sin grandes cambios en su sonido. Puede que por esa continuidad ya no sorprendan tanto como cuando les descubrimos o las letras no nos resulten tan divertidas como las primeras que escuchamos de ellos.

Con Doble Pletina y Papa Topo la polarización estaba servida, ya que son grupos con pocas medias tintas, o te gustan mucho o muy poco. Las caras y actitud pasaban desde la total entrega en las primeras filas a las colas en las barras y conversaciones paralelas en las últimas. Directo pasable, no se puede negar, pero a un servidor le entraron dudas existenciales mientras les veía, qué le vamos a hacer.

Llegaba el turno de Joe Crepúsculo, cabeza de cartel y encargado de clausurar el Truenorayo Fest. En un formato reducido (sólo se trajo a un acompañante para lanzar el directo) trató de levantar con sus canciones un concierto desgraciadamente plagado de fallos técnicos. Jacks que se desenchufaban, cables y pedales que fallaban, y un cierre en el que directamente se cortó la voz con uno de sus temas más famosos: Mi fábrica de baile. Ni siquiera le dejaron salir y terminar el concierto en un bis. Probablemente no fue su culpa (Joe, te queremos), y aunque nos duela decirlo, probablemente algo de responsabilidad tuvieron los fans que subieron sobre el escenario al poco de empezar y lanzaron cerveza sobre medio escenario… sin duda algo de culpa tuvieron los que subieron hacia el final y empezaron a tirar agua al público desde el escenario, cayendo también esta SOBRE el escenario.

Joe Crepúsculo | Foto: Carles Terol

Joe es un artistazo y por momentos consiguió que nos olvidáramos de todo esto, pero se le notaba incómodo, los fallos no paraban, y encima teníamos muy reciente el conciertazo que dio hace unos pocos meses en el FIB, dejándonos una sensación de coitus interruptus bastante grande.

En general, un gran paso adelante para el Truenorayo Fest, la nueva ubicación es todo un logro y el cartel ha estado tan bien elegido como siempre. El viernes fue una barbaridad de día, el sábado algo menos, muy buen sonido, los precios muy ajustados (birras a 1.5€!!!), colas prácticamente inexistentes, baños de obra (de obra!)… valoramos muy muy positivamente la evolución del festival, pero pequeño tirón de orejas por lo del último día, más asistentes, mejor cartel y mejor equipo deben acompañarse de un poco más de seguridad y organización, en el nivel al que empiezan a jugar, lo que paso con Joe Crepúsculo hay que intentarlo evitar.

Texto: Carles Terol