Crónica: Pájaro (Sala El Sol, Madrid)

Sala El Sol, Madrid

7 de Mayo 2016, 22:30h

Organizador: SON- Estrella Galicia

El pasado sábado asistimos al esperado concierto, sala a rebosar, de los andaluces Pájaro, que presentaban su segundo álbum “He matado al ángel. Nada menos que tres guitarristas enchaquetados con camisas de flores, de lunares y de tigres con rosas, al más puro estilo gángster tarantinesco ametrallando melodías on stage, el far west de los desiertos de Almería con el cineasta Sergio Leone, lógicamente caló hondo en las generaciones venideras con músicos como Leone, Javier Arnal o Pájaro.

Lamentos fantasmales de vaqueros (¡Uooooo!), partes maravillosamente lentas con guitarras cristalinas que hacen destellos en oscuras salas, como imagen visual supongamos Crime & The City Solution en “Der Himmel Über Berlin” y la batería resplandeciente de Pájaro con purpurina plateada. Andrés Herrera que tiene aspecto de nocturna ave, saludaba con su mástil a alguna chica del público que le lanzaba besos y también hacía gestos cariñosos al resto de la sala, soltando afables chascarrillos con su acento sureño. Habían partes que recordaban sin vergüenza a los Bad Seeds, con la única diferencia de que los oscuros hombres de Nick Cave no son amigos de punteos virtuosos.

Hubieron canciones instrumentales y brindis por los que no vinieron que estaban entre pinchos y valdemoros como decía Andrés, el concierto estuvo dedicado a los cabrones que están jodiendo el mundo. Herrera que ha bebido en vasos prohibidos y sabe que de la sangre brota fuego, hizo alarde junto al resto de sus músicos del dominio técnico de su guitarra con punteos rítmicos en el aire y palmas a lo B.B. King y a toda esa época del esplendor del rock and roll.

A escena, de los muchos invitados que llegaron, el primero en entrar fue el teclista Julián Maeso de aspecto morrisoniano tocando un enorme Korg que emulaba un modelo antiguo de madera y otro teclado a su lado , un Farfisa de aspecto sesentero italiano como italianas fueron las canciones románticas tocadas por estos “canallas”como ‘Guarda Che luna’ o ‘Viene Con Mei’ u otros temas del último disco como ‘Sudeck Man’ canción avalada por el coro del desierto y terminando con un tornado de guitarras.

El batería que tenía una hilera de crótalos colgando de la percusión, sonajeros con sonido a concha marina, baquetas de gong, y percusiones atadas a la muñeca, hay que resaltarlo, no siempre nos fijemos en los guitarras…. Los siguientes a escena fueron “Los Saxos del Averno” en el que milita algún miembro de la banda instrumental ‘Forastero’, con ellos empezaron un ritmo de “Semana Santa” pero pagana ya que viró a un rock and roll efervescente como el famosísimo “Misirlou” inmortalizado por Tarantino en su película Pulp Fiction.

Slides metálicos, barbas crecidas como los poco aseados cowboys del spaghetti western, trances rockeros interpelados con ritmos galopantes junto a saxos infernales e himnos al espíritu del desierto.

Habían canciones que se movían con un delicioso ritmo latino con esa extraña fusión de rock y música latina que tan bien sabían hacer gente como Los Fabulosos Cadillacs, sobre el escenario tuvimos una nueva visita, un trompetista con sordina que hizo sonar la sala como si estuviéramos en el Cotton Club; la música de los negros que estaba antes prohibida dijo Andrés, porque yo soy negro, chino y capuchino…Antes de que vengan a meterme en la cárcel ¡Me cago en el Rey!…Esta canción se lo dedico a mi hermano, a mi hermana, a este chico de aquí y a esta muchacha y a Elvis Presley que estaría diciendo ¡Valiente cabrón!…

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Este año no fumó Pájaro sobre el escenario como la última vez, bajo el escándalo de un público políticamente correcto, y dedicó solo al cubata, cayó otro clásico romántico- canalla italiano como ‘Perché’ de su primer disco “Santa Leone”. Casi toda la segunda mitad del concierto estuvieron acompañados ‘Pájaro’ por Los Saxos del Averno…El público, entregado y variado, con gente de todas las edades. El siguiente invitado fue un rockero menudo llamado Chencho con alguna copa de más, decía que todavía andaba de verbena, no se acordaba bien de la letra y le tuvieron que ayudar, pero no por ello bajó tampoco el nivel del concierto, tenía a toda la banda aglomerada detrás de él mientras cantaba.

¡Baby, you are my dream!, canciones para románticos y gentes con tupé, Roy Orbison se hubiera sentido orgulloso de Pájaro, palmadas, teclados trepidantes, el farfisa enloquecido que apenas se oía cubierto por tres guitarras y un bajista que tocaba punteando como un guitarra además, aunque no había contrabajo el dum-dum-dum flotaba en el aire.

Junto a Los Saxos del Averno y Pájaro, eran un total de nueve músicos sobre el escenario, silbidos de Pájaro se colaban por el micro en el desfase final instrumental; una vez se retiraron del escenario, el brazo de Pájaro se veía por el telón animando a la gente y el silbido del público fue ensordecedor, tocaron un bis con el trompetista Ángel Sánchez en el que también le acompañó el coro vaquero fantasmal, disparos con el dedo al aire incluidos.

¡Viva Santa Teresa de Jesús y sus panes con hongos, coño!, la canción fue dedicada a San Juan de La Cruz, ¡No somos religiosos, ni drogadictos, somos místicos!, el último bis fue junto a Los Saxos y a todos los instrumentistas que pasaron por el escenario, un total de ¡once músicos!, en una Sala Sol que daba más calor que nunca con unos grandísimos y simpáticos músicos.

Sebensuí A. Sánchez

Khaös de Mago, poeta palabrista, filósofo imberbe, melómano colector desde que tenía 10 años. Ya daba patadas antes de salir a la luz, le contaba su madre, cuando en casa se ponía el “The Dark Side of The Moon”.