IV – El viaje de los 70 al presente de Black Mountain

Black Mountain - IV
  • 7/10
    Nota - 7/10
7/10

Resumen

Los setenta no están tan lejos como pensamos, más si cabe con propuestas como “IV”, nuevo trabajo de los canadienses Black Mountain después de “In the future” y “Wilderness Heart, en los ya lejanos 2008 y 2010. Seis años sin tener noticias de la banda de Vancouver hasta que este mes hemos podido escuchar un nuevo álbum. ¿Qué nos podemos esperar?

La banda encabezada por Amber Webber y Stephen McBean consigue hacer sonar moderno todas sus influencias de los 70: Black Sabbath, Pink Floyd, Led Zeppelin, algo de Bowie. Añaden a la mezcla un enorme trabajo coral constante durante todo el disco y mucha ambientación. Una receta simple y directa que no busca engañar a nadie: esto ya lo has escuchado, ahora te toca valorar si es una digna sucesión o un intento de sonar como tu ídolos.

Descartaría esa primera opción con tres razones de peso: el inicio atronador que supone la combinación entre los 8 minutos de Mothers of the sun, ambientales y crudos cargando una tormenta que estalla con Florian Saucer Attack, un puñetazo directo a la línea de flotación de tu cerebro que te da ganas de saltar y a meterte en un pogo durante 3 minutos – es la canción más corta del disco – y Space to Bakersfield, que nos trae a 2016 la canción más Pink Floyd posible.

Tras el trío estelar del disco nos encontramos con Deflector y Constellations,  que mantienen un alto nivel global aunque se echa en falta algo que rompa, tal y como lo hacían sus clásicos Tyrants o Wucan. La oscura (Over and Over) The chain es el nexo con una de sus canciones más emblemáticas, Bright Lights, en su parte más oscura. Crucify Me; es una nueva muestra de pop psicodelico actual que conecta a su vez con el anterior trabajo, en su versión más lenta y calmada.

You Can Dream y Cemetery Breeding no desmerecen tampoco esta oportunidad de jugar con cuantas más influencias. La primera es una combinación de psicodelia aliñada, relámpagos a modo de guitarra afilada, mientras la segunda es la conexión de este “IV” con su anterior álbum con esa calma, en versión más acústica y dulce en su escucha.

Conclusión: Un gran viaje de influencias de los setenta en una probeta que mezcla psicodelia, hard rock y pop melódico. Aunque pierde en una primera escucha por falta de hits, gana como disco según va tomando reproducciones, alcanzando un nivel muy digno.