Go Back To 2005: Wolfmother. Cuando perdimos la inocencia del rock del s.XXI

Wolfmother

Imagina que estás leyendo esto con la mirada puesta en el año 2006, si formaste parte de la generación 88/92 esto te puede golpear muy fuerte… Piensa en cuando empezabas a curiosear por la música más allá de las radio-formulas, cuando ya no te parece anticuada la música o los gustos de tus padres porque notas que la fórmula es la misma desde hace años y estás en un momento de indeterminación.

Así me encontraba en 2006 cuando buscaba avanzar mis influencias a la hora de escuchar música. Ya no era 2004 cuando con 14 años me golpearan de lleno Franz Ferdinand, Kaiser Chiefs y los primeros indicios de lo que sería el BOOM de los Arctic Monkeys. Era para mi la época donde avanzaba desde el Absolution de Muse o como en un disco recopilatorio de singles encontraba, allá por 2003, el Best of You de Foo Fighters, el Clocks de Coldplay, el There there de Radiohead o el This picture de Placebo. ¡Cuánto le debo a ese recopilatorio!.

En esa época tenía un enorme apego a los Queens of the Stone Age, pues sus mejores discos eran los que machacaba en el mp3 que tenía de no más de 200 megas de memoria (chúpate esa ahora que necesitas un tera casi); en esa época donde por Gran Canaria estaba en auge la explosión del reggaeton y todo eran Don Omar, Daddie Yankies y cia. Esa época donde solo se escuchaba entre la gente de mi generación (hablo de la mayoría, no se me enfaden ni vayan de culturetas renegando de su adolescencia) en 2006 apareció un tema, llamado Woman que me hizo Clic en el cerebro, luego apareció otro llamado Love Train que era su cara B y para terminar Joker and the Thief y mi cabeza explotó ante algo que no había oído a ningún grupo moderno.

Fue como si Black Sabbath, AC/DC o mis amados QOTSA se unieran en un power trio australiano de Sidney que pariesen una obra moderna del rock del siglo XXI. Se dice que los Strokes salvaron el rock de morir en 2001 y Jack White a los mandos de The White Stripes nos dejó el riff del siglo, pero esto que traía Wolfmother era otra cosa. Eran los 70 condensados en caras jóvenes y no bandas de culto que vivían de las rentas y que en cada disco nuevo o promesas de retorno creaban hype.

La magia de Andrew fue resumir en un disco toda su infancia y colocarla en el siglo XXI. Lo que pasó con ellos después es solo una de esas historias de una banda que lo revienta todo pero que no logra ser la “nueva banda del momento”. Pero de los restos del naufragio quedará para siempre este disco debut, publicado en 2005, que sonaba fresco, con ganas de meterte a hacer pogos o empezar a investigar que era la psicodelia rock.

No voy a descubrir canciones como las descritas anteriormente, como otras joyas de dicho álbum como Where the angels have been, Apple tree, Colossal, Tales, Vagabon o como reza la canción que habría el disco (Dimension): “Into another Dimension”.

Esto fue lo que significó el disco de Wolfmother para mí si echo la vista casi 10 años atrás. Era el salto que necesitaba para buscar nuevos horizontes en la música que quería escuchar. Doy las gracias por ello.

Sergio Sosa Moriana @sgiostar