The Libertines – Anthems For The Doomed Youth (2015)

  • 7.5/10
    Nota - 7.5/10
7.5/10

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Más de una década después de publicar su gran disco homónimo, The Libertines han estrenado por fin su flamante y esperado tercer álbum. Como no podía ser de otra manera, el lanzamiento ha estado rodeado por el habitual circo que rodea a la banda londinense: bolos de guerrilla autodestructivos en pubs de mala muerte, baños de masas en el Reading & Leeds y las típicas cancelaciones “por problemas médicos” cinco minutos antes de salir a escena (dicen que Pete Doherty ha estado al borde de la muerte por vigésima vez).

En fin, ciñámonos a las cuestiones musicales. Estas 12 canciones ‘Anthems for the doomed youth’ han sido grabadas en la exótica Tailandia entre rehabilitaciones, terapias de autoayuda y un ambiente como de comuna hippie. La banda ha decidido dar largas a su productor de toda la vida (Mick Jones, el de los Clash) y arriesgar con la discutible contratación de Jake Gosling (One Direction, Ed Sheeran). El resultado es que todo suena demasiado bien. Ya no escuchamos las habituales guitarras desafinadas y coros fuera de tono y lugar. Incluso se han atrevido a meter pianos y arreglos de cuerda, lo cual resulta francamente aburrido en una banda como The Libertines. Afortunadamente, se trata de una buena colección de canciones, aunque un tanto irregular. Por lo tanto, los fans de la banda no quedaran decepcionados, pero echarán de menos ese sonido lo-fi tan característico.

– Barbarians:

Un buen comienzo. Los primeros segundos parece que estás escuchando a Mando Diao, pero nada más llegar al estribillo te das cuenta que estas ante el clásico tema de Barât y Doherty, que no tienen problemas en coquetear con el reggae.

– Gunga din:

Otro riff con ritmo reggae y otro temazo. Ya la conocimos hace unos meses como primer single e inmediatamente se ha convertido en una de las canciones favoritas del personal. El estribillo, perfecto para corear entre amigos con unas copas de más: “You stay strong, you´re a better man than I”.

– Fame and fortune:

Una de las mejores del disco. Extremadamente british, se pueden apreciar matices de los Kinks y hasta de Blur. Doherty canta mejor que nunca eso de “Seeking fame and fortune, we walk the streets of London, looking for the crossroads everywhere”. Todo un homenaje a la capital británica y al estilo de vida libertino.

– Anthem for the doomed youth:

La canción que da título al disco es un medio tiempo bastante brillante, aunque no a la altura de otras composiciones de la banda como ‘Music when the lights go out’. En cuanto a la letra, seguramente sea la mejor que han escrito nunca. Repleta de guiños a la cultura e historia de Gran Bretaña, habla de la tierra prometida, esa Arcady a la que la banda hace referencia constantemente.

– You’re my Waterloo:

Lo peor del disco. La banda ha tenido la estúpida ocurrencia de regrabar esta canción de los primeros tiempos, con un resultado desastroso. Cambiar las guitarras por pianos y arreglos de balada de medio pelo no suele ser una buena idea. Mejor la obviamos y escuchamos la versión original.

– Belly of the beast:

No aporta demasiado e incluso acentúa el bajón de ‘You’re my Waterloo’. La canción se basa en un riff de guitarra muy poco original y ni la letra ni la melodía consiguen superar esa sensación de tema de relleno

– Iceman:

Otro medio tiempo muy propio de la banda, más entretenida que las dos canciones anteriores. Un bonito principio con Bârat y Doherty cantando en comunión, aunque luego el tema se pierde un poco y se hace un poco largo. No pasará a la historia.

– Heart of the matter:

Esta sí. Llegados a este punto por fin nos encontramos un tema que motive de verdad, a la altura de las viejas composiciones de los Libertines. Huele a himno de estadio por todos lados. Disfrútenla.

– Fury of Chomburi:

Lamentablemente el punto álgido del disco no dura demasiado y se diluye con este otro tema prescindible. El típico pastiche de una banda, una mala copia de sí mismos.

– The milkman’s horse:

El tema más melancólico del disco. Recuerda un poco a baladas de Doherty en solitario como ‘Flags of the old regime’ o la genial ‘For lovers’. Tiene fuerza y buena melodía. Notable alto.

– Glasgow coma scale blues:

La más cañera del disco, seguramente inspirada en alguna farra de la banda tras tocar en la gris e industrial ciudad escocesa. Muy divertida, con un riff que recuerda al ‘Vicious’ de Lou Reed y un autoguiño a ‘Boys in the band’ antes del estribillo.

– Dead for love:

Otra balada a base de piano para concluir. Gana a base de escuchas, pero queda esa sensación de decepción. Una banda de guitarras como The Libertines no debería concluir un disco así.

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Miguel Aizpuru @Aizpurusolano

Miguel Aizpuru

Redactor. Periodista, siempre entre la música y la política. A veces las confundo